martes, 23 de enero de 2018

El desamor es un fracaso.

Pregúntale a un adulto https://elpais.com/elpais/2018/01/23/opinion/1516730489_626894.html




Pregúntale a un adulto

Bien pensado, y como todos los fracasos, el desamor exige más igualdad, más generosidad y más solidaridad



Pregúntale a un adulto
© GETTYIMAGES

Menos para los que tenemos la palabra “amor” en Google Alerts, han pasado inadvertidos para el público los nuevos apuntes científicos sobre el flechazo. Según la antropóloga evolucionista Anna Machin, no hay amor a primera vista sino deseo, la mayor parte de las veces inconsciente. El amor aparece más tarde y es producto de una reflexión consciente y no de mariposas txumarialfarianas en el estómago.
El diario The Guardian tenía una sección maravillosa titulada Pregúntale a un adulto en la que niños de hasta 10 años formulaban cualquier duda y esta era resuelta por un experto. Por ejemplo, un niño preguntaba: “Dónde está Internet”, y respondía el director de ingeniería de Google; otro de cinco años quería saber si Hitler era un “bebé desagradable”, y respondía Sir Ian Kershaw, historiador y autor de una biografía de Hitler. Es decir, si un niño quería saber algo sobre el universo te podía poner delante a Stephen Hawking, y las cuestiones sobre chimpancés eran susceptibles de ser atendidas por Jane Goodall.
Recuerdo perfectamente la sección porque todas las preguntas podía haberlas mandado yo. Una de ellas era por qué los humanos se besan, y a eso contestaba Anna Machin con una explicación tan científica que la recordé hace unos días, cuando mi hijo de cinco años tuvo por primera vez consciencia adulta del beso: hasta ahora nos saludábamos y despedíamos con un pico, pero el otro día se marcó una cobra al grito de: “Papi, qué haces”, en medio de la calle que casi me pongo a dar explicaciones con la cara sudada.
Por seguir con lo empírico, Andrés Calamaro empieza así su canción Paloma: “Mi vida, fuimos a volar con un solo paracaídas”. Es un gran verso. Si el amor existe y dura tres años, probablemente sea porque ese es el tiempo que tarda una pareja en descubrir que ha subido tanto que ya solo puede salvarse uno. Ninguna persona enamorada en pleno ascenso se preocupa de la bajada: no lo hacen los drogadictos ni los pasajeros de un avión, más pendientes de no estrellarse en el viaje de ida que en lo que ocurrirá en el de vuelta.
Siempre he creído, y no he podido preguntar porque The Guardian ha eliminado la sección de Pregúntale a un adulto, que es tan importante enamorarse juntos como dejar de quererse al mismo tiempo y descender a la vez, repartirse el paracaídas por tramos: en general hay más amor fuera del amor que dentro. Bien pensado, y como todos los fracasos, el desamor exige más igualdad, más generosidad y más solidaridad: virtudes con las que, cuando acabe el divorcio, se puede fundar algo parecido a Francia.


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