Esta imagen, de una célula humana, ha sido elegida por la revista Nature como una de las más importantes del 2017. Crédito: Daniel Mathys, David Martinez-Martin, Martin Oeggerli, Uni Basel, ETH Zurich.
En total hay unos 37 billones de ellas en nuestro cuerpo y aunque todas tienen el mismo nombre, el apellido es diferente. Todas son células, pero las hay óseas, musculares, madre, células grasa, nerviosas y células rojas…entre muchas otras. Y de algún modo, todas ellas se unen para formar un organismo tan complejo como el cuerpo humano, el de una jirafa o un delfín.
Pero conseguir esto es un verdadero desafío: necesitan los planos de nuestra arquitectura corporal para que todo encaje: un corazón del tamaño adecuado, cinco dedos, el largo de cada hueso etc. ¿Cómo hacen esto las células? ¿Cómo regulan su masa y su tamaño para evitar que se produzcan trastornos como hipertrofias o cáncer?
Para intentar responder a estas preguntas el biofísico español David Martínez Martín, de la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich, en Suiza, ha desarrollado un sistema para medir y seguir, por primera vez, los cambios de masa en células vivas, de forma muy precisa y en tiempo real, según publica en Nature.
Pero conseguir esto es un verdadero desafío: necesitan los planos de nuestra arquitectura corporal para que todo encaje: un corazón del tamaño adecuado, cinco dedos, el largo de cada hueso etc. ¿Cómo hacen esto las células? ¿Cómo regulan su masa y su tamaño para evitar que se produzcan trastornos como hipertrofias o cáncer?
Para intentar responder a estas preguntas el biofísico español David Martínez Martín, de la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich, en Suiza, ha desarrollado un sistema para medir y seguir, por primera vez, los cambios de masa en células vivas, de forma muy precisa y en tiempo real, según publica en Nature.
“Hemos establecido que el peso de las células vivas fluctúa continuamente entre un uno y un cuatro por ciento, ya que regulan su peso total – explica Marínez Martin en un comunicado – . La masa de una célula es un muy buen indicador de su fisiología”.
Esta “báscula”, explican en SINC, incluye un diminuto brazo de silicio, recubierto de colágeno o de la glicoproteína fibronectina, que levanta una sola célula desde un cultivo celular y la hace oscilar a escala atómica. Luego, mediante láseres, se toma la medición antes y después de poner la célula. La diferencia permite calcular su peso, que suele oscilar entre 2 y 3 nanogramos.
El avance es una herramienta imprescindible para que los expertos puedan estudiar las variaciones de peso durante la división y el ciclo celular, valorar la influencia de diversas sustancias en la masa de las células y ver qué ocurre cuando se infectan con virus, algo que en ocasiones bloquea el crecimiento celular. Este nuevo conocimiento permitirá el desarrollo de nuevos antivirales.
Esta “báscula”, explican en SINC, incluye un diminuto brazo de silicio, recubierto de colágeno o de la glicoproteína fibronectina, que levanta una sola célula desde un cultivo celular y la hace oscilar a escala atómica. Luego, mediante láseres, se toma la medición antes y después de poner la célula. La diferencia permite calcular su peso, que suele oscilar entre 2 y 3 nanogramos.
El avance es una herramienta imprescindible para que los expertos puedan estudiar las variaciones de peso durante la división y el ciclo celular, valorar la influencia de diversas sustancias en la masa de las células y ver qué ocurre cuando se infectan con virus, algo que en ocasiones bloquea el crecimiento celular. Este nuevo conocimiento permitirá el desarrollo de nuevos antivirales.
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