En 1983, después de 4 días seguidos de guardia solo, y los dos últimos sin dormir y el último con cuatro quirófanos seguidos, 2 de madrugada y 2 dos de mañana, salí del hospital con el buscapersonas. Tomé la decisión de irme lejos, Gijón, para no hablar con nadie. Llovía con poca intensidad y con poca luz.
Caminando por una calle que no sé como se le dice pero que sé que está por detrás de la librería Cornión, observé que se vendía un dispositivo lector de CD de Sony, el primero que veía. Entré, lo compré y también compré lo que deseaba escuchar conmigo mismo: la mer de Debussy. Del mar quise salir; para eso me había ido a Gijón, no al mar sino a la mar.
En una cafetería me permitieron escucharla. Ya de noche me fuí a Valdedios hasta el día siguiente.
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