¡Grado a ti, Señor, Padre que estás en alto!
—¡Grado a ti, Señor, Padre que estás en alto!
¡Esto me an buelto mios enemigos malos!
— Allí piensan de aguijar, allí sueltan las riendas.
A la exida de Bivar ovieron la corneja diestra
e entrando a Burgos oviéronla siniestra.
Meció mio Cid los ombros e engrameó la tiesta:
—¡Albricia, Álbar Fáñez, ca echados somos de tierra!
— Mio Cid Ruy Díaz por Burgos entró,
en su conpaña sessaenta pendones.
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