Texto íntegro traducido al español
El 23 de junio del pasado año, el pueblo de Reino Unido votó a favor de la salida de la Unión Europea. Como ya he dicho, esa decisión no supuso un rechazo a los valores que compartimos como europeos. Y tampoco fue un intento de perjudicar a la Unión Europea o a cualquiera de los países que siguen perteneciendo a ella. Por el contrario, Reino Unido quiere que la Unión Europea tenga éxito y prospere. El referéndum fue más bien un voto para restaurar, desde nuestro punto de vista, nuestra autodeterminación nacional. Nos vamos de la Unión Europea, pero no de Europa; y queremos seguir siendo unos socios y aliados comprometidos con nuestros amigos de todo el continente.
A principios de este mes, el Parlamento de Reino Unido confirmó el resultado del referéndum votando con mayorías claras y convincentes en ambas Cámaras a favor del Proyecto de Ley de (Notificación de la Salida) de la Unión Europea. El proyecto de ley fue aprobado por el Parlamento el 13 de marzo, recibió el consentimiento real de Su Majestad la Reina y se convirtió en Ley Parlamentaria el 16 de marzo.
Hoy, por lo tanto, le escribo para dar efecto a la decisión democrática del pueblo de Reino Unido. Por la presente notifico al Consejo Europeo, de conformidad con el Artículo 50(2) del Tratado de la Unión Europea, la intención de Reino Unido de salir de la Unión Europea. Asimismo, de conformidad con el mismo Artículo 50(2) tal y como se aplica en el Artículo 106a del Tratado que Establece la Comunidad Europea de la Energía Atómica, comunico al Consejo Europeo la intención de Reino Unido de salir de la Comunidad Europea de la Energía Atómica. Por consiguiente, debería considerarse que las referencias que se hagan en esta carta a la Unión Europea incluyen una referencia a la Comunidad Europea de la Energía Atómica.
Esta carta establece el enfoque dado por el Gobierno de Su Majestad a los debates que mantendremos sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea y sobre la asociación profunda y especial que esperamos disfrutar –como su amigo y vecino más cercano– con la Unión Europea una vez que salgamos de ella. Creemos que estos objetivos redundan en el interés no solo de Reino Unido sino también de la Unión Europea y del mundo en general.
Lo mejor para Reino Unido y para la Unión Europea es que utilicemos el posterior proceso para alcanzar estos objetivos de manera equitativa y ordenada, y con el menor trastorno posible para ambas partes. Queremos asegurarnos de que Europa siga siendo fuerte y próspera, y de que sea capaz de proyectar sus valores, liderar al mundo y defenderse de las amenazas a la seguridad. Queremos que Reino Unido, mediante una nueva asociación profunda y especial alianza con una Unión Europea fuerte, desempeñe plenamente el papel que le corresponde para alcanzar estos objetivos. En consecuencia, nos parece necesario acordar los términos de nuestra futura asociación al mismo tiempo que los de nuestra salida de la Unión Europea.
El Gobierno quiere abordar estos debates con ambición, dando a los ciudadanos y a las empresas de Reino Unido y de la Unión Europea –y de hecho, de terceros países de todo el mundo– la mayor certidumbre posible, y lo antes posible.
Me gustaría proponer algunos principios que tal vez ayuden a modelar nuestros futuros debates, pero antes de hacerlo, debería ponerlos al día acerca del proceso que emprenderemos en el plano nacional, en Reino Unido.
El proceso en Reino Unido
Como ya he anunciado, el Gobierno presentará una legislación que revocará la Ley del Parlamento —la Ley de las Comunidades Europeas 1972—, que hace efectivas las leyes de la UE en nuestro país. En la práctica, dicha legislación convertirá el conjunto de las leyes europeas actuales (el “acervo comunitario”) en leyes de Reino Unido, cuando ello resulte práctico y adecuado. Esto significa que habrá seguridad para los ciudadanos de Reino Unido y cualquier persona de la Unión Europea que haga negocios en Reino Unido. El Gobierno llevará a cabo consultas sobre el modo de elaborar y aplicar esta legislación, y mañana publicaremos unLibro blanco. Tenemos asimismo la intención de presentar varios documentos legislativos más que abordan asuntos concretos relacionados con nuestra salida de la UE, también con vistas a garantizar la continuidad y la certidumbre, especialmente para las empresas. Por supuesto, seguiremos cumpliendo con nuestras responsabilidades como Estado miembro mientras sigamos perteneciendo a la Unión Europea, y la legislación que proponemos no entrará en vigor hasta que salgamos de ella.
Desde el principio y en el transcurso de los debates, negociaremos como un único Reino Unido, teniendo debidamente en cuenta los intereses específicos de cada nación y región del Estado, a medida que lo hagamos. Por lo que respecta a la devolución de poderes a Reino Unido, llevaremos a cabo consultas exhaustivas sobre los poderes que deben residir en Westminster y los que deben transferirse a Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Pero el Gobierno espera que el resultado de este proceso sea un aumento significativo de la capacidad de toma de decisiones de todas las administraciones a las que se transfieran poderes.
Negociaciones entre Reino Unido y la Unión Europea
Reino Unido quiere pactar con la Unión Europea una asociación profunda y especial que abarque la cooperación en materia económica y de seguridad. Para ello, creemos necesario acordar l condiciones de nuestra futura alianza al mismo tiempo que las de nuestra salida de la UE.
Si, a pesar de ello, salimos de la Unión Europea sin un acuerdo, nuestra postura inicial es que tendríamos que comerciar según las condiciones de la Organización Mundial del Comercio. En cuanto a la seguridad, la incapacidad para alcanzar un acuerdo supondría un debilitamiento de nuestra cooperación en la lucha contra el crimen y el terrorismo. En tales circunstancias, tanto Reino Unido como la Unión Europea tendrían, claro está, que afrontar los cambios, pero no es el resultado al que ambas partes deberían aspirar. En consecuencia, debemos esforzarnos por evitar ese desenlace.
Por estos motivos, queremos ser capaces de pactar una asociación profunda y especial, que aborde la cooperación en materia económica y de seguridad, pero también porque queremos asegurarnos de que Europa sigue siendo fuerte y próspera, y capaz de liderar el mundo difundiendo sus valores y defendiéndose de las amenazas a su seguridad. Y queremos que Reino Unido desempeñe plenamente su papel para hacer realidad esa aspiración para nuestro continente.
Principios propuestos para nuestros debates
Anticipándome a los debates que pronto iniciaremos, me gustaría proponer algunos principios que podríamos acordar, a fin de garantizar que el proceso sea tan fluido y fructífero como sea posible.
i. Deberíamos relacionarnos de un modo constructivo y respetuoso, con un espíritu sincero de cooperación
Desde que me convertí en primera ministra de Reino Unido, le he escuchado con atención a usted, a mis homólogos, los jefes de Gobierno, y a los presidentes de la Comisión y el Parlamento europeos. Esa es la razón por la que Reino Unido no aspira a formar parte del mercado único: entendemos y respetamos su postura de que las cuatro libertades del mercado único son indivisibles y no pueden "escogerse a voluntad". También entendemos que habrá consecuencias para Reino Unido tras su salida de la UE: sabemos que perderemos influencia sobre las normas que afectan a la economía europea. También sabemos que, cuando comercien con la UE, las empresas de Reino Unido tendrán que adaptarse a normas pactadas por instituciones de las que ya no formaremos parte, de la misma manera en que lo hacen en otros mercados extranjeros.
ii. Nuestros ciudadanos deben ser siempre lo primero
Existe una complejidad evidente en los debates que estamos a punto de emprender, pero debemos recordar que, en el centro de nuestras conversaciones, se encuentran los intereses de todos nuestros ciudadanos. Por ejemplo, hay muchos ciudadanos del resto de la UE que viven en Reino Unido y ciudadanos de Reino Unido que viven en otros países de la Unión Europea, y debemos tratar de llegar pronto a un acuerdo sobre sus derechos.
iii. Debemos esforzarnos por conseguir un acuerdo general
Queremos pactar una asociación profunda y especial entre Reino Unido y la UE, que abarque la cooperación en materia económica y de seguridad. Tendremos que debatir la manera de establecer un acuerdo justo sobre los derechos y obligaciones de Reino Unido como Estado miembro saliente, que sea acorde a la letra y el espíritu de la continua colaboración de Reino Unido con la UE. Pero creemos necesario acordar las condiciones de nuestra futura asociación al mismo tiempo que las de nuestra salida de la UE.
iv. Debemos trabajar juntos para minimizar los trastornos y generar tanta certidumbre como sea posible
Los inversores, las empresas y los ciudadanos tanto de Reino Unido como de los 27 Estados miembros restantes —y los de terceros países de todo el mundo— quieren tener la posibilidad de hacer planes. Para evitar cualquier posible situación límite mientras pasamos de nuestra actual relación a nuestra futura asociación, a las personas y las empresas de Reino Unido y la UE les sería útil disponer de plazos de ejecución, para adaptarse de manera sencilla y ordenada a las nuevas disposiciones. Si nos ponemos de acuerdo en esto desde el principio del proceso, ayudaremos a todas las partes a minimizar trastornos innecesarios.
v. En especial, debemos prestar atención a la singular relación de Reino Unido con la República de Irlanda y a la importancia del proceso de paz de Irlanda del Norte
La República de Irlanda es el único Estado miembro de la UE cuyo territorio linda con el de Reino Unido. Queremos evitar que vuelva a crearse una frontera difícil de penetrar entre ambos países, ser capaces de mantener la Zona de Viaje Común entre nosotros y estar seguros de que la salida de Reino Unido de la UE no perjudica a la República de Irlanda. También tenemos la importante responsabilidad de asegurarnos de que no se toma ninguna medida que ponga en peligro el proceso de paz de Irlanda del Norte, y seguir cumpliendo el Acuerdo de Belfast.
vi. Debemos iniciar conversaciones técnicas sobre ámbitos políticos concretos lo antes posible, pero debemos dar prioridad a las dificultades principales
Pactar un enfoque de alto nivel para los problemas derivados de nuestra salida será, por supuesto, una de las primeras prioridades. Pero también proponemos un Acuerdo de Libre Comercio audaz y ambicioso entre Reino Unido y la Unión Europea. Este debería tener mayor alcance y ser más ambicioso que cualquier acuerdo similar anterior, de manera que abarque sectores cruciales para nuestras economías interconectadas, como los servicios financieros y las industrias en red. Ello exigirá conversaciones técnicas detalladas, pero dado que Reino Unido es actualmente un Estado miembro de la UE, ambas partes tienen marcos reglamentarios y normas ya coincidentes. Por tanto, debemos dar prioridad al modo de controlar la evolución de nuestros marcos reglamentarios, a fin de preservar un entorno comercial justo y abierto, y al modo de solucionar las controversias. En cuanto al alcance de nuestra asociación —tanto en materia económica como de seguridad—, mis funcionarios presentarán propuestas detalladas para una cooperación profunda, amplia y dinámica.
vii. Debemos seguir trabajando juntos para promover y defender los valores europeos que tenemos en común
Tal vez ahora más que nunca, el mundo necesita los valores democráticos y liberales de Europa. Queremos desempeñar nuestro papel para garantizar que Europa sigue siendo fuerte y próspera, y capaz de liderar el mundo difundiendo sus valores y defendiéndose de las amenazas a su seguridad.
La labor que tenemos por delante
Como he dicho, el Gobierno de Reino Unido quiere pactar una asociación profunda y especial con la UE, que comprenda la cooperación en materia económica y de seguridad. En una época en la que el crecimiento del comercio mundial se ralentiza y existen indicios de que los instintos proteccionistas se intensifican en muchos lugares del mundo, Europa tiene la responsabilidad de defender el libre comercio, por el bien de todos nuestros ciudadanos. Asimismo, la seguridad de Europa es más frágil hoy que en ningún otro momento desde el final de la Guerra Fría. El debilitar nuestra cooperación en pos de la prosperidad y la protección de nuestros ciudadanos sería un error muy costoso. Los objetivos de Reino Unido en relación con nuestra futura asociación siguen siendo los expuestos en mi discurso en Lancaster House el 17 de enero y en el posterior Libro Blanco, publicado el 2 de febrero.
Somos conscientes de que será complicado alcanzar un acuerdo tan amplio en los dos años que el Tratado establece para negociar nuestra salida. Pero creemos necesario acordar las condiciones de nuestra futura asociación al mismo tiempo que las de nuestra salida de la UE. Partimos de una situación única para estos debates: proximidad reglamentaria, confianza en las instituciones de la otra parte y un espíritu de cooperación que se remonta a décadas atrás. Por estas razones, y porque la futura asociación entre Reino Unido y la UE es tan importante para ambas partes, estoy convencida de que se puede llegar a un acuerdo en el plazo establecido por el Tratado.
La labor que tenemos por delante es trascendental, pero no debe superarnos. Al fin y al cabo, las instituciones y los dirigentes de la Unión Europea han conseguido unir a un continente destrozado por la guerra y convertirlo en una unión de naciones pacíficas, y contribuir a la transición de las dictaduras a la democracia. Sé que, juntos, podremos llegar a un acuerdo sobre los derechos y obligaciones de Reino Unido como Estado miembro saliente, al tiempo que establecemos una asociación profunda y especial que contribuya a la prosperidad, la seguridad y el poder mundial de nuestro continente.
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