Es mi deseo el ser amortajado con una sábana de las usadas en mi casa Mazuren. Enterrado, sin cofre alguno, sobre la tierra de Lugo de Llanera.
Es mi deseo no tener inscripción ni distintivo alguno sobre mi enterramiento, que no tumba.
Es mi deseo no tener asistencia civil ni religiosa alguna.
Es mi deseo no tener anunciamiento alguno de mi muerte, enterramiento ni actuación en tiempos posteriores que recuerden mi pertenencia al mundo. Descansar linealmente en el inframundo, latente al humano con el que cohabité demasiado tiempo en pena de ser recibido en el barco sin quilla de la siempre atenta Parca que me lleve al lugar mezquino por no presente del Inframundo donde no hay olas que me reviertan al mundo de los humanos al que nunca tuve ocasión de decidir ir.
Es mi deseo el ser acogido por Dios Trino como hijo pródigo sin portar nada mas que el vestido con el cual dejé La Casa del Padre.
Es mi deseo la oración con el Padre y no el Eco de Coro alguno. El silencio ha sido el vestido que me cubrió mientras compartí el mundo de los hombres.
Protesto que no he tenido al llegar, habitar y ser expulsado del mundo, tesoro alguno o, si se desea, nunca me apropié de tesoro alguno, por lo que ni mortaja deseo me cubra para no procurar envidia de micro ni macro bìo, así como de caos alguno.
Protesto tener y haber tenido, en préstamo, la porción que de la palabra me ha relacionado con el caos; compañero único que he tenido y tengo.
Protesto mi condición homosexual y haber tenido por compañero leal y único a Caos.
Protesto mi condición heterosexual y haber tenido por compañera no leal a la mujer con la que concebí, engendré y eduqué, mis custro únicas hijas, Alejandra y Laura, así como a Laura y Alejandra. Ninguna de las dos ha sido nombrada como elegida ni tampoco lo ha sido como expulsada. Las dos comparten el Paraíso al cual pertenecemos y en el que yaceremos. En ningún caso hemos hecho espera de un hijo pródigo, por lo que hemos estado en tiempo de cuaresma alguno.
Protesto que siempre hemos estado los séis con la señal de la cruz en la frente marcada por las cenizas de aquellos nuestros padres.
Si alguien puede y quiere injuriar a nuestra familia, sepa que no es nuestra intención provocar corrupción ni vida alguna a quien viva de la capa con la que un día San Martín cubrió nuestra fria piel. Sepa que somos familia de espada corta a la algunos han dado en llamar palabra, por lo que gustosos somos de avanzar en nuestro peregrinar al encuentro con Dios Trino con un paso más que ellos y sin regatear esfuerzo alguno al sentirnos cercanos a la diestra del Padre de todos, sin distinción alguna y, que por ello, le decimos Misericordioso.
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