La banalización del delito hace al juez mezquino cuando acomoda la condena a la misma, y perder vergüenza alargando la pena.
La pena es el instrumento educativo de la condena, razón de esta. La condena solo es castigo ante dios y negación de la razón haciendo que el delito se perpetúe.
Si delito es arrobar para que se mire el torso que uno tiene en la iglesia donde quienes en ella se reúnen para dar su cuerpo en perdón por quienes han maltratado el de su hijo, quienes así dice, bendicen la flagelación del cuerpo como condena por anunciar dos delitos: ser hijo de dios y redentor de la condena de los hombres que su padre les impuso por un delito desobediencia.
Con unos nueve años yo fui expulsado de la iglesia, o lugar de reunión para orar por desarrobar mis brazos. Desde entonces que no acudí para orar y si lo hice en la iglesia de la razón.
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