jueves, 23 de agosto de 2018

La vida de un mal nacido

Al terminar la tarde del día de San Mateo recibo una pareja de jóvenes. Me refieren que ella está teniendo poca fuerza en las piernas a lo largo de la tarde. No tiene antecedentes salvo un catarro que cogió el día de Covadonga.

Efectivamente, con un nivel lumbar alto. Un lcr me confirma un Guillain Barré. La ingreso en UVI. El nivel neurológico progresa. Hablo con el novio y le digo de la gravedad y que debería llamar a sus padres.

[ellos no me conocían pero yo les conocía a ellos y a sus familias] A las 3 de la madrugada le tengo que poner en ventilación asistida y un segundo bolo de glucocorticoide. 

Llamo al muchacho y le digo que enviaré la policía a su casa y me identifico. Llamo a casa de los padres que pronto se presentan.

A las 9 de la mañana tiene un aborto. 
Se lo digo al muchacho que me dice que él no era su padre.

Llamo a los padres que se presentan solos y se lo comunico.

El muchacho desapareció de Asturias.

A las 3 semanas la trasladó a planta con la prohibición a los padres y enfermería de hablarle del aborto.

La muchacha no supo del aborto. En Policlínicas me refiere que él la dejó.

El día de Reyes ella, su hermana y padres comieron conmigo.

La muchacha se recuperó totalmente, siendo dada de alta el Martes de Campo.

El muchacho, tras ir yo diariamente al bar al que acudía, terminó de legionario.

La muchacha se casó unos años más tarde acudiendo yo a su boda.

El muchacho se mató en un vehículo militar.

La muchacha conformó una familia maravillosa. 

Hace años que ya no la veo. Si a sus padres,  unos abuelos muy contentos.

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