jueves, 4 de enero de 2018

Convento de La Vega

(¡Cómo iba a saber de aquella ventana que se ve después de la chimenea de la fábrica del Gas!)

Esta noche, Alejandra me envía una fotografía del "antiguo convento de La Vega"

Me trae a la memoria o, me hace recordar cuando tuve saber de él.

Un jueves, después de comer con el abuelo en "Casa Modesta", no nos fuimos al Café Astoria como era habitual. Hoy vamos a ir a ver un convento; aquel donde una mujer hizo construir un convento donde refugiarse para purgar el pecado que había cometido por tener una hija con otro hombre con el que no estaba casada.

Le contesté, Gontrodo y Alfonso VII, que tuvieron a Urraca, a la que su padre le concedió el Reino de Asturias.

Eso es, ya veo que lo recuerdas bien. ¿No se te olvida nada?

Nada.

Entonces, recordarás porqué Gontrodo tenía la propiedad de esas tierras de La Vega.

Sí, LaVega era donde estaba la huerta del rey Alfonso II.

Recuerdo que en esa vega vivía un matrimonio llegado de Quirós que servía la leche al palacio del rey Alfonso II. Todos los días traían la leche hasta el lugar donde los servidores de palacio la recogían, por ello que ese lugar se le conoce como el "llugar de la lleite". Hoy es la plaza, o lugar donde se vende la leche de todos los campesinos del entorno de Oviedo. Desde, no se sabe bien pero que ya en.este siglo la cubrieron para que, en días de lluvia, pudieran la venta. Por su forma le dicen "plaza del paraguas"

Muy bien. ¿Recuerdas quien te contó todo esto?.

Si, tú.

Entonces, ¿recuerdas porqué la calle que une La Vega con la plaza de la leche se le dice "de Bernardo drl Carpio?

Si. El conde que administraba el palacio, Sancho Díaz o, San Díaz, conde de Saldaña, se enamoró de la Infanta Jimena, hermana del rey Alfonso II.

El rey les prohibió seguir con su amor.

Ellos desobedecieron y, en silencio, siguieron con su amor y, tras casarse un día de noche para que nadie supiera de ello, tuvieron un hijo, sin que nadie lo supiera.  Se lo dieron a criar a la lechera de confianza del palacio. Esta le crió con la leche de sus vacas, en acuerdo de su esposo. Doña Jimena les dijo que le pusieran por nombre Bernaldo y dijeran que era hijo suyo, que nunca dijeran de quien era hijo, ya que si se sabía, el rey o, sus parientes lo matarían.

Un año escaso estuvieron viendo a Bernaldo casi a diario, cuando entraba a palacio llevando  la leche.

Llegó un momento que la infanta aconsejó a la lechera que tardara más tiempo porque su hermano Ramiro y, del rey, desconfiaba del interés que tenía de dejar a Don Sancho como su sucesor.
Así es como la lechera y su familia regresan a Quirós de donde eran naturales. Para ocultar su noble origen, trocaron el nombre del niño, de Bernaldo a Bernardo.

Y, de ahí que el niño se hace un joven fuerte y valeroso que será llevado a El Carpio, en Salamanca, de donde su padre era conde. Ese es el momento que el joven cambia de ser de Quirós a ser del Carpio. Cuando llega a Quirós es Bernaldo de Quirós. Luego es Bernardo del Carpio.

¿A ti se te olvida algo? Me preguntó.

No, ¿para qué se me tiene que olvidar?
No, para nada.

O, ¿ porqué se me tiene que olvidar?
Ah, no sé.

Así es como llegamos a La Fábrica de Armas.

Aquí es donde Gontrodo construyó su monasterio. Ahora queda la capilla. Las monjas las pasaron hace cien años a Las Pelayas de hoy.

¿Donde te arreglan los pantalones?

Pero, ¿cómo sabes eso?

Me lo dijo Esterina, la hija de Benjamín y mi madrina. El lunes de la semana pasada, de la que me llevó al colegio, pasamos por allí para dejar tus pantalones. Me dirá como los arreglan.

La capilla me pareció pequeña, oscura y con olor a humedad.

Al salir me dijo: de lo que pasó nos podía hablar mi tío Salvador. Aquí había una construcción que yo conocí de niño y que  ahora no está; un hermoso claustro.

Me llevó hasta la plaza de Santo Domingo. Me dio un billete azulado de 25 pesetas y nos despedimos.

Ese billete, plegado, lo añadí al sobre que me dió en febrero de 1962 cuando me dijo que probablemente ya no me vería más, y otras cosas. Aquel sobre lo abrí para ver la cantidad de dinero que tenía y, sin saberlo, una nota muy clarificante sobre una cuestión de la que me había hablado.

Porque los segundones no toleran que los primogénitos sean los nombrados, o elegidos por Dios.


Nota.- continuar en SM Urraca, del trabajo de doña Azucena Álvarez sobre doña Gontrodo Petri.






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