HISTORIA

    'La Guerra Civil española'

    Ruedo Ibérico manipuló 'La Guerra Civil española' de Hugh Thomas en beneficio de la II República


    Hugh Thomas, durante una entrevista en 2007. BEGOÑA RIVAS

    El editor José Martínez cambió algunos datos en la traducción al castellano


    La Guerra Civil española, del recién fallecido Hugh Thomas, no era como los españoles la leyeron. Pequeños flecos manipulados en la traducción por José Martínez, el editor de Ruedo Ibérico, enfatizaron algunos hechos y atenuaron otros con el fin de exponer un relato más propicio para los defensores de la II República.
    Ésa es la conclusión de un artículo escrito por Guillermo Sanz Gallego, profesor de la Universidad de Gante, y publicado por la revista Arbor, editada por el Centro Superior de Investigaciones Científicas. La traducción como manipulación historiográfica en el exilio es el título y, también, el mejor resumen de la tesis y del método de Sanz Gallego. El autor comparó el texto de Thomas en inglés con su traducción al español y encontró un puñado de imprecisiones muy significativas y siempre orientadas en una misma dirección.
    El punto de partida de su artículo es la historia de Ruedo Ibérico. "Ruedo Ibérico fue una editorial que fundaron en París cinco exiliados políticos cuyo perfil ideológico era muy similar. Todos ellos antifranquistas. Cuatro de los cinco habían sido encarcelados antes del exilio y tres se convirtieron en prófugos del régimen franquista", explica Sanz Gallego.
    "El objetivo principal", continúa, "era publicar obras censuradas por el régimen y proporcionar una salida en el exilio a la autocensura de algunos autores que no se atrevían a publicar en España". Fue perseguida por el franquismo e incluso fue objeto de un atentado terrorista en su sede de París poco antes de la muerte de Franco. La autoría se atruibuyó a ATE (Antiterrorismo contra ETA) aunque José Martínez acusó directamente al Gobierno español en un artículo que publicó en Cuadernos de Ruedo Ibérico.
    Además, el sello construía un relato alternativo al discurso del franquismo sobre la Guerra y la II República. Para ese propósito, el estudio de Hugh Thomas, con su apariencia de objetividad y desapego (de cada hecho incierto se exponen y se juzgan razonablemente las versiones opuestas), era una herramienta muy valiosa. Bastaba con peinar un poco con los dedos el texto para reforzar la visión de la Historia que defendía Ruedo Ibérico.
    Ejemplos: cuando relata el asesinato del capitán Condés, de la Guardia Republicana, Hugh Thomas explica en el texto original que Castillo estuvo implicado en el asesinato del primo de José Antonio,
    el Marqués de Heredia. Ese dato desaparece en la traducción a español. Cuando trata las checas en Madrid, el historiador habla de "varios miles de represaliados". La traducción sólo habla de mil. Cuando calcula el número de falangistas que participaron en el Golpe de Estado del 18 de julio, Thomas da la cifra de 4.000 personas. La traducción dice que fueron 40.000.
    Y estas imprecisiones, ¿responden a un plan preconcebido? ¿No pueden ser cosa de un traductor demasiado implicado al que se le fue la mano? "Podemos pensar con buena fe y restarle importancia a los cambios. Podemos decir que la traducción no era de buena calidad. Sin embargo, en este caso es preciso tener en cuenta qué tipo de texto se está traduciendo. Se trata de una de las primeras referencias historiográficas del conflicto, cuyo autor es un historiador británico, a priori, imparcial. El contexto histórico de la publicación también es determinante, junto con la ideología de los editores de la editorial en el exilio. Hay que tener en cuenta la selección del texto que hace la editorial, la omisión paratextual de la intervención del editor de Ruedo ibérico (en la versión española se omite el papel de revisor de José Martínez en el original) y los cambios de la traducción".
    ¿Y Thomas? ¿Se dio cuenta de lo que habían hecho con su estudio? "Thomas era el autor del original, no de la traducción. José Martínez no fue sólo editor de la traducción, también revisó la segunda edición en inglés, según el prólogo de la segunda edición inglesa, en el que Thomas le da las gracias a Martínez por revisar su obra", explica Sanz. En su opinión, las marrullerías de su editor "no deben restar mérito al Thomas investigador, pionero en la narración de la Guerra Civil en una época caracterizada por la censura, la opacidad, la manipulación franquista, la falta de recursos o de acceso a archivos. También es necesario reconocer la labor y la valentía de Ruedo ibérico durante la dictadura franquista. Sin embargo, es preciso conocer la realidad y no mirar hacia otro lado si queremos acercarnos al estudio del conflicto".