El mes de junio de cuando mi hermana cumpliría 15 años, el abuelo le dijo, si apruebas, te vas a París el año que viene a estudiar y el día de tu cumpleaños vamos todos al baile contigo, después de ir a misa a l’Église de la Madeleine. Mi hermana, con 14 años, tenía otro propósito haciendo que no continuáramos los estudios en Francia, al trasladarnos con nuestros padres a Biarritz. Nuestras vidas y la de nuestros padres quedaron condicionadas por su decisión.
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