sábado, 1 de septiembre de 2018

Calentamiento global: el cambio más profundo

Calentamiento global: el cambio más profundo

TRIBUNA



Actualmente, un elevado porcentaje de la sociedad ha aceptado la evidencia del calentamiento global del Planeta Tierra debido al aumento de la actividad humana. Estos cambios también están alterando el comportamiento o la distribución de muchas especies en diferentes hábitats. El océano es uno de los principales componentes implicados en la regulación del clima de nuestro planeta y, como consecuencia, está siendo uno de los ecosistemas más afectados. Animales tan populares como los delfines también pueden verse afectados por el calentamiento global, aunque originariamente no se les hubiera prestado la debida atención.
Cada vez hay una mayor consciencia sobre los efectos del calentamiento global en el ecosistema más grande de nuestro planeta: el océano. Rápidamente pensamos en el deshielo de los polos o en el blanqueamiento de los corales. Sin embargo, recibimos muy poca información, por ejemplo, del posible impacto del calentamiento global sobre animales como los delfines o las ballenas (cetáceos).
Estos mamíferos marinos se alimentan de presas que buscan durante sus viajes de buceo mientras aguantan la respiración. Son especiales con respecto a sus parientes terrestres porque tienen un sistema respiratorio y cardiovascular que les permite optimizar este comportamiento. Realizar los largos y profundos buceos que pueden alcanzar algunas de estas especies supone un gasto de energía que será recompensado con la captura del alimento. Pero el alimento de los mamíferos marinos también está siendo afectado por el calentamiento global.
Durante los últimos años se han evidenciado patrones anómalos en la distribución de algunas especies, las cuales se han desplazado a latitudes más elevadas buscando aguas más frías debido al aumento de la temperatura en su área habitual, y es esperable que muchas otras especies busquen soluciones similares.
Pero cabe recalcar que el océano cuenta con una cuarta dimensión: la profundidad. Las aguas profundas son más frías, por lo que una alternativa refrescante podría ser una migración en profundidad. Si el alimento de los mamíferos marinos se desplazase a áreas más profundas, éstos tendrán que realizar buceos más prolongados para poder encontrar su alimento y, quizás, estarían invirtiendo más energía que la que puedan recuperar al alimentarse.
Lo cierto es que todavía desconocemos el nivel de impacto que podría tener esta situación en los mamíferos marinos. Por ello, investigaciones sobre el funcionamiento del sistema respiratorio de diferentes especies de mamíferos marinos como las que se están llevando a cabo en la Fundación Oceanogràfic de la Comunitat Valenciana, ayudarán a comprender los límites del buceo de estos animales. Estas investigaciones engloban estudios sobre capacidad respiratoria y requerimientos energéticos de especies como el delfín mular, la beluga o la morsa, gracias a la participación voluntaria de los animales. El objetivo es recoger datos que permitirán realizar modelos matemáticos en un futuro que nos ayuden a entender las necesidades de estas especies y sus límites y, de esta forma, conocer el nivel de impacto y mejorar su conservación.
En el Mar Mediterráneo encontramos ocho especies de cetáceos según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), entre ellas, el segundo animal más grande del planeta: el rorcual común. Si estas especies no pudieran enfrentarse a un cambio en sus recursos alimenticios, se podrían ver forzadas a desplazarse a nuevas áreas y podríamos perderlas. Por ello, debemos hacer el esfuerzo de cuidar el mayor ecosistema de nuestro planeta, proteger la riqueza biológica, y velar por nuestra oportunidad de convivencia, incluyendo cada vez más acciones sostenibles en nuestro día a día. Como los mamíferos marinos, debemos viajar en profundidad para comprender todas las conexiones que nos unen y prever todos los escenarios posibles del calentamiento global sobre nuestro océano.
Alicia Borque es investigadora predoctoral de la Fundación Oceanogràfic y Universitat de València.

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