Que la información que tengamos la transformemos para que nos sea prospectiva -con contenido de aquello que nos acontecerá- hará posible que actuemos para disponer de nuestro futuro; nos acercará a semidioses.
Prometeo puso en nuestras manos esta capacidad a la que nombró "fuego". Por dotarnos de esta capacidad de análisis prospectivo de la información y liberarnos de estar determinado nuestro futuro, Zeus castigó a Prometeo.
Los hombres descuidados perdieron el fuego. Cuando se dieron cuenta de haber perdido tal regalo de Prometeo inició un trabajo incesante en su búsqueda. A tantos intentos de recuperar el fuego, los hombres le nombraron ensayos/errores, proceder, o método científico.
Abandonando a Dios y utilizando sus recursos, el sacerdote del templo de Zeus los expulsaron del mismo. El pimer hombre que recogió del suelo el fuego perdido era conocido por Galileo Galilei siendo expulsado del templo de Zeus por el sumo sacerdote del mismo con nombre de Urbano VIII en el siglo XVII. No será hasta el siglo XX que el sumo sacerdote Juan Pablo I que, en nombre de Zeus, perdonó a Galileo de haber cometido el pecado de buscar ciego el fuego, con lo que Zeus dota de conocimiento prospectivo, y no solo actual, a los hombres.
Abandonando a Dios y utilizando sus recursos, el sacerdote del templo de Zeus los expulsaron del mismo. El pimer hombre que recogió del suelo el fuego perdido era conocido por Galileo Galilei siendo expulsado del templo de Zeus por el sumo sacerdote del mismo con nombre de Urbano VIII en el siglo XVII. No será hasta el siglo XX que el sumo sacerdote Juan Pablo I que, en nombre de Zeus, perdonó a Galileo de haber cometido el pecado de buscar ciego el fuego, con lo que Zeus dota de conocimiento prospectivo, y no solo actual, a los hombres.
Sin embargo, en España se dictan leyes por los hombres sin fuego falderos de los sacerdotes menores de Zeus para privar del fuego a los hombres que vagan por los caminos en busca del fuego que un día Prometeo en contra de la voluntad de su padre nos lo entregó.
Los hombre con el fuego en las manos tratan de sustituir el frío de la religión en sus manos por el calor del fuego.
Busquemos con ardor en el corazón, ardor que los hombres decimos filosofía, y abandonemos el camino no prospectivo, condenado, determinado por un dios no padre, el frío de nuestro corazón que la religión nos impone.
De la Filosofía y la Religión en la LEY ORGÁNICA DE LA EDUCACIÓN (LOMCE)
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