En el pequeño valle burgalés de Tabladillo, en la comarca de la Sierra de la Demanda, se encuentra emplazado uno de los monasterios con más historia de la Península Ibérica, se trata del Monasterio de Santo Domingo de Silos, centro religioso y espiritual desde hace siglos y del cual surgió al abrigo de sus piedras el pueblo del mismo nombre. La población de Silos forma junto con las poblaciones de Lerma y Covarrubias el conocido como "El Triangulo del Arlanza", completándolo si cabe con las ruinas del monasterio del mismo nombre, el cual se encuentra a pocos kilómetros de Covarrubias.

Monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos

Historia del monasterio

El nacimiento del monasterio se remonta a principios del siglo VII, época en la cual monjes visigóticos empezaron a practicar la vida monacal eremítica junto con la comunitaria en el primitivo templo de Silos, hasta que a finales del siglo X, tras muchas vicisitudes quedó en ruinas. Con la llegada del abad Santo Domingo en el año 1041 comenzó la rehabilitación del monasterio, convirtiéndose en un personaje clave en la historia de este recinto religioso, pues durante 33 años lo restauró además de reunir a una numerosa comunidad.

Los abades de finales del siglo XI junto con los de la segunda mitad del siglo XII y principios del siglo XIII emprendieron grandes construcciones en los edificios claustrales, además de agrandar el monasterio con la recepción y la hospedería. Gracias a estas ampliaciones, el monasterio benedictino contó con una escuela monástica en la que se impartía ciencia y letras, convirtiéndose en uno de los centros espirituales y culturales más importantes de la Península.

En los siglos XIV y XV el monasterio pasa por una época menos floreciente, pues disminuyen las vocaciones monásticas y decrecen las peregrinaciones al cuerpo de Santo Domingo. Es a partir del siglo XVI cuando vuelve a recuperar parte de su antiguo esplendor, gracias a personalidades como el arzobispo Antonio Perez y los eruditos Liciniano Sáez y Domingo de Ibarreta, que junto al abad Baltasar Diaz realizaron reformas constructivas en el monasterio, añadiéndole elementos neo clásicos propios del siglo XVIII.

Claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos

Tras la desamortización de Mendizabal en el año 1835 la comunidad de Silos se disgrego, siendo abandonado el monasterio hasta el año 1880. En estos 45 años de abandono se perdió el valioso patrimonio de su iglesia, museo, archivo y biblioteca, quedando solo una pequeña parte distribuida hoy en día en el Museo Provincial de Burgos, el Museo Británico y la Biblioteca Nacional de París, entre otros lugares.

Fue en el citado año de 1880 cuando una colonia de monjes provenientes de la abadía de Ligugé en Vienne (Francia) hizo renacer la vida monástica de Silos, lográndose reunir parte del archivo disperso, contando actualmente con documentos, libros y manuscritos que abarcan desde el siglo X al siglo XIX, formándose una biblioteca que hoy cuenta con unos 70.000 volúmenes.

Como muestra de renovación en el año 1965 se habilito la antigua hospedería como Museo Medieval, instalándose en ella piezas de orfebrería junto con esculturas, ademas de recuperarse la antigua farmacia del siglo XVIII con su laboratorio y biblioteca.

Claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos

El Claustro de Santo Domingo de Silos

Es uno de los mas extraordinarios y a la vez enigmáticos dentro del arte románico, pues los datos que se tienen de su origen son escasos. Aun así, se estima que el inicio de su construcción se remonta a finales del siglo XI, siendo concluido posiblemente a comienzos del siglo XIII.

La particularidad de este claustro radica en sus dos pisos, pues es un caso excepcional dentro del románico, y como suele pasar con este estilo no se sabe los nombres de los escultores de esta magna obra. Lo que si se sabe es que fueron unos artistas geniales, pues el trabajo realizado tanto en la piedra de los capiteles como en la de los bajorrelieves muestra una exquisitez de formas realmente extraordinarias.

Claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos
Claustro con los bajorrelieves de La Anunciación y El Árbol de Jessé
El arte románico representa lo intelectual y lo simbólico, y es el claustro de Santo Domingo de Silos uno de los lugares donde mejor podemos comprobarlo, muestra de ello son sus ocho bajorrelieves, seis de los cuales están realizados por las manos del mismo maestro, siendo los temas representados La AscensiónPentecostesLa Sepultura y La ResurreciónEl DescendimientoLos Discípulos de Emaús, y La Duda de Santo Tomás. Los otros dos bajorrelieves fueron realizados por maestros diferentes, y tratan los temas de La Anunciación y El Árbol de Jessé.

Bajorrelieves del claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos
Bajorrelieves Los Discípulos de Emaús y La Ascensión
Los 64 capiteles del claustro bajo destacan por su calidad y simbolismo, y en ellos podemos ver representados multitud de elementos entre los que se encuentran sirenas, centauros, dragones, aves fabulosas y motivos vegetales. La autoría de los capiteles esta realizada por diferentes maestros, estando dividida tradicionalmente por los capiteles del primer maestro y los capiteles de los últimos maestros.

Capiteles del primer maestro

El modelado de estos capiteles es cuidadoso y reflejan una gran expresividad, mostrándose en ellos una gran cantidad de animales, muchos de ellos mitológicos, aunque también hay algunos de tan extrañas formas que hoy en día se hacen imposible su identificación. También en algunos de estos capiteles vemos la representación de los seres humanos, integrados una parte de ellos en un mundo de maravillas exótico. La idea de estos capiteles fueron recogidas por el escultor en la obra "De Imagine Mundi", escrita por un extraño personaje del siglo XII llamado Honorio de Autun, y en cuya obra muestra una notable fantasía mezclada con conocimientos del mundo antiguo. Honorio de Autun fue un hombre de gran sabiduría, pues a parte de sacerdote fue geógrafo, teólogo, filosofo, bibliógrafo y cósmologo, llegando a escribir 22 obras de diversos temas.

Claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos

Entre todos estos capiteles se encuentra uno de gran originalidad, pues está formado por una compleja red en forma de cestería, siendo horadado por una profundidad que favorece los efectos de luz y sombra.

Claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos

Capiteles de los últimos maestros

En estos capiteles, como en los del primer maestro, se encuentran representados animales y humanos junto con elementos naturales, aunque en un estilo románico más avanzado. Algunos de estos capiteles están decorados con escenas recogidas en los escritos apócrifos, dándole si cabe más misterio a este extraordinario claustro.

Sin duda, uno de los capiteles nos llama enseguida la atención, se trata del cuádruple capitel dedicado al ciclo de la Semana Santa, pues sus cuatros columnas se retuercen en un efecto barroco poco frecuente en el románico, demostrándose que el autor de esta obra tuvo que ser un artista excepcional.

Claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos

La Sala Capitular

Ubicada en la sala este del claustro se encuentra la Sala Capitular, lugar de reunión de los monjes y que actualmente solo queda el acceso a la misma, pues su interior fue totalmente modificado cuando se demolió el templo. Su portada está formada por cinco arcos de medio punto, y su obra corresponde al primer maestro del claustro.

Sala Capitular del Monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos

La Puerta de las Vírgenes

De la iglesia románica se conserva la Puerta de las Vírgenes, la cual comunica el interior de la iglesia con el claustro. No se sabe con exactitud la fecha de su construcción, pero se estima que su origen se remonta al año 1120. El arco de su portada es de herradura, sin duda herencia del estilo mozárabe, y los capiteles de las columnas fueron realizadas por un escultor diferente a los del claustro, siendo su estilo más representativo del románico pleno.

Puerta de las Vírgenes, Monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos

De Santo Domingo de Silos no podemos dejar de mencionar una de sus más extraordinarias señas de identidad, nos referimos al canto gregoriano, cantado en este lugar por los monjes benedictinos desde hace siglos, y que actualmente se puede escuchar todas las mañanas en la misa de las 9.00 y los domingos y festivos en la misa de las 12.00. El canto gregoriano evoca el recogimiento interior, pues constituye una oración cantada donde el rezo y la contemplación mística se envuelve de sobriedad, sencillez y verdad.

Fuente de los datos: Libro del Monasterio de Santo Domingo de Silos. Obra de Mariano Palacios, J. Yarza Luaces y Rafael Torres






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