Qué dijo exactamente Unamuno al Rey para que le condenaran a 16 años de cárcel
Los agravios a la Corona aparecían en tres columnas que el pensador publicó en un periódico
MADRID
El enfrentamiento que Miguel de Unamuno (1864-1936) y el general Millán Astray (1879-1954) protagonizaron en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936 se ha convertido en una de las tramas principales de Mientras dure la guerra, película que acaba de estrenar Alejandro Amenábar. Lo que allí aconteció ha trascendido como una representación teatral en la que Unamuno replicó al militar con un discurso que ha pasado a la posteridad. Sin embargo, con su sonada intervención en Salamanca no fue la primera que Unamuno crispó a los mandatarios de aquella España.
"Unamuno era diletante políticamente y de gran valía intelectual. Tenía la capacidad de dejar maltrechos a sus adversarios políticos", explica Mirta Núñez, profesora titular de la Universidad Complutense de Madrid
Hace 100 años, Unamuno fue condenado a 16 años de cárcel y a pagar una multa de 1.000 pesetas (unos 30.000 euros de ahora al cambio) por injurias al rey Alfonso XIII y a su madre, la reina María Cristina. Los agravios a la Corona aparecían en tres columnas que Unamuno escribió en el diario dirigido por Tomás Perís Mora El mercantil valenciano (voz del republicanismo moderado). Se titulaban así: El archiduque de España, Irresponsabilidades y La soledad del rey. Por las injurias de esta última columna fue absuelto. No fueron tan benevolentes con las palabras que le dedicó en las dos primeras. Entre otras cosas, escribió: "Que hombres no fracasados sean quienes gobiernen".
En El archiduque de España, Unamuno escribió: "El problema político de España en lo que al régimen hace no es tanto de monarquía cuanto de monarca"; "La cuestión aquí y ahora es si el archiduque de España, el Habsburgo por línea materna y por educación, es capaz de hacerse republicano y reducirse al modesto pero abnegado papel que le correspondería en una España que se prepara a hacerse del todo dueña de sí”; "¡Pero, señor, si es [el rey], según la Constitución, irresponsable!".
En Irresponsabilidades atacaba con estas palabras: "Hay en toda monarquía constitucional el rey, el rey irresponsable, por encima de la división de militares y paisanos, división, por lo demás, absurda [...] y hay lo de que el rey sea el jefe supremo de los Ejércitos de mar y tierra. ¿Pero lo es como rey? Entonces lo será irresponsablemente".
Y en La soledad de rey continuaba: "O se acaba este régimen [la monarquía] o se acaba España. Es preciso que el rey busque nuevos servidores: que hombres no fracasados sean quienes gobiernen"; "De su propia soledad es el rey mismo quien tiene la mayor culpa"; "Si el rey ha de encontrar servidores de España, de la nación, no ha de buscar que le busquen a él, al rey, que debe ser otro servidor de España y nada más"; "El rey debe dejar de buscar que le busquen, y debe dejarse de confundir el patriotismo con la lealtad a su persona. Lealtad que suele consistir en engañarle, en mentirle y en no llevarle la contraria cuando por patriotismo se le debe contrariar y fuertemente"; "¿Qué el rey está solo? ¡Más sola está España! Y de que España esté tan sola acoso es a él, al que le cabe más culpa".
"Unamuno era diletante políticamente y de gran valía intelectual. Tenía la capacidad de dejar maltrechos a sus adversarios políticos", explica a ICON Mirta Núñez, profesora titular de la Universidad Complutense de Madrid. La historiadora recuerda que la tendencia combatiente del vasco terminó causando que la dictadura de Primo de Rivera le desterrara a Fuerteventura en 1924 y le destituyera de su cargo como vicerrector y decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Salamanca. Unamuno quedó en ese momento suspendido de empleo y sueldo.
En la condena por injurias y calumnias contra el Rey, Unamuno fue indultado y no tuvo que cumplir ninguno de los 16 años de cárcel a los que fue condenado. Historiadores e investigadores afirman que en el momento en que publicó las polémicas columnas él sabía que de ser acusado obtendría el indulto. "Unamuno conocía la ley y la personalidad del Rey. Sabía que su condena podía ampararse en un decreto que le evitaría la cárcel y que al Rey le convenía indultarle, pues de esta forma pasaba al imaginario popular como un hombre piadoso y benevolente", apunta Julio Picatoste, juez y uno de los mayores expertos en este episodio.
"Sin duda, lo que más sacó de quicio al Rey fue que Unamuno se metiera con su madre, la reina María Cristina", asegura a ICON Julio Picatoste. Y explica que otro de los agravios que dolió especialmente al monarca fue que el filósofo se refiriera a él como "archiduque". "Suponía una bajada de categoría con muy mala uva. Lo que Unamuno venía a decir con este apelativo es que Alfonso más que como rey de España se comportaba como archiduque de Austria, país natal de su madre. Y lo decía porque en sus decisiones políticas, sobre todo en las que relacionadas con la Primera Guerra Mundial, parecía mirar más por Austria que por España", señala el exmagistrado.
El de Unamuno no es ni un caso aislado ni un caso anticuado. En la actualidad, el delito de injurias al Rey está contemplado dentro del apartado Delitos contra la Corona del Código Penal, concretamente en los artículos 490 y 491. Las penas, si las calumnias e injurias son "graves", van de seis meses a dos años de cárcel; si no lo son, se saldan con una multa de 6 a 12 meses.
"Hoy la pena por injurias a la Corona es muy inferior, está muy atenuada. La que sufrió Unamuno, ocho años de cárcel por cada columna en la que aparecían calumnias, era una barbaridad", reconoce Picatoste.
Por su parte, Mirta Núñez afirma: "La tradición jurídica española condena las vejaciones al jefe de estado. Algo que en otros países está más atenuado". Una muestra de esta tendencia es la condena de Valtònyc. En 2018, el rapero mallorquín fue condenado a tres años y medio de cárcel por injurias a la Corona por versos como estos: “Sofia en una moneda pero fusilada”; "El Rey tiene una cita en la plaza del pueblo, una soga al cuello y que le caiga el peso de la ley”; "El Rey Borbón y sus movidas no sé si era cazando elefantes o iba de putas, son cosas que no se pueden explicar, como para hacer de diana utilizaba a su hermano, ahora sus hermanastros son los árabes y les pide dineritos para comprar armas, le hacen hacer la cama y fregar los platos y de mientras doña Sofía en un yate follando y eso duele claro que si".
Tal y como reflejaba un artículo publicado en EL PAÍS en febrero de 2018, la sentencia del Supremo recoge que las letras del rapero “no son irrelevantes, no realizan una crítica política al jefe del Estado o a la forma monárquica exponiendo las ventajas del sistema republicano”. Valtònyc se fugó de España a Bélgica para no ser encarcelado y desde allí está apelando la sentencia.
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