El dia 4 acudí a rendir homenaje al hombre, nombrado Rey, que unió a los asturianos como sociedad.
Una persona muy querida por mi, y de mi edad, se acercó a mi, me dio un beso y puso en mi mano una bolsita azul con una medalla de plata policromada, con el anverso del Gran Alfonso y en cuyo reverso están grabadas 1966 y 2016.
En 1966 nos conjuramos dar vida a nuestro Señor Rey.
En 2016 no pudo ser por segundo año al haberme cercenado el cuello.
La anterior ocasión me la llevó al Hospital General de Asturias. El dorso reza 1966 - 2010.
Desde 1966 no pudo ser por un intento que no consiguieron, como así lo hicieron con mi abuelo, madre y padre. Conseguirán matarme pero no dejarme sin los medios para conseguir el propósito que en 1965 inicié.
Depositaré esta medalla en las manos de mis hijas, únicas leales y fieles que me han sido y son. Ellas tienen la llave que desde 1962, llevo. por habérmela dado con el si de mi gran padre, siempre leal y fiel a la familia.
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