Tomado de "Amantes de la Historia"
EL REY GODO RECESVINTO
Siempre se ha dicho que “a rey muerto, rey puesto”. O sea, que cuando uno muere, enseguida le sucede otro.
En el caso de nuestro personaje de hoy, no fue del todo así, porque ya estuvo gobernando junto a su padre, desde unos años antes de que se produjera la muerte de éste.
Ni que decir tiene que su padre fue Chindasvinto y nuestro personaje de hoy fue su hijo mayor, Recesvinto.
Habréis visto que no me he referido a él como el heredero al trono, pues esto iba en contra de las leyes de los godos. Sin embargo, él heredó el trono por expreso deseo de su padre. Tampoco hará falta decir que, tras las purgas que organizó Chindasvinto, nadie se atrevió a discutir esa orden.
No tenemos muchos datos acerca de la vida de Recesvinto. Ni siquiera sabemos dónde ni cuándo nació.
Se sabe que desde el 649 d. de C., gobernó su reino junto con su padre. Este gobierno colegiado duró hasta el 653, año de la muerte de su padre. Desde el 30 de septiembre de ese año, ya gobernó en solitario.
Al poco tiempo de ser proclamado como nuevo rey, ya tuvo que soportar una rebelión. Esta vez se trataba de un noble llamado Froya, el cual había conseguido contar con la ayuda de los vascones, aparte de los muchos visigodos, que vivían exiliados en la Galia.
Parece ser que los rebeldes llegaron a invadir toda la zona norte de España, llegando, incluso hasta Zaragoza.
Un obispo de esta ciudad, llamado Samuel Tajón, narra, en una carta a Quirico, obispo de Barcelona, que estos invasores provocaron muchas matanzas, en las ciudades por donde
iban pasando. Incluso, se dedicaron a destrozar las iglesias, que había en esos lugares y a matar a los clérigos que había en ellas.
Seguro que el anuncio de que estos rebeldes se dirigían hacia Zaragoza, hizo saltar más de una alarma en la capital, Toledo.
Se sabe que los godos no eran muy numerosos. Se cree que en aquella época serían unos 150.000, frente a una población hispano-romana de unos 8.000.000.
Así que no podían tener muchas guarniciones militares. Supongo que, por eso mismo, decidieron colocar tres grandes guarniciones en lugares muy estratégicos. Estas estaban enclavadas en Mérida, Toledo y Zaragoza y supongo que cada una tendría responsabilidad sobre su zona más cercana.
Por eso digo que una pequeña revuelta nunca se hubiera atrevido a atacar Zaragoza y, si se atrevían a hacerlo es porque ya había subido de nivel y tenían las suficientes tropas para hacerlo. Normalmente, durante la Edad Media, se solía atacar una fortaleza si considerabas que tenías el triple de soldados de los que había dentro de ella. De lo contrario, podrías salir huyendo con el rabo entre las patas.
Así que al monarca no le quedó otra que dirigir hacia allí a su ejército, el cual consiguió derrotar al rebelde Froya, hacerle prisionero y condenarle a muerte.
Parece ser que este tipo era un noble, que se había opuesto al nombramiento de Recesvinto, como rey, sin que fuera elegido por los nobles y los obispos, como era costumbre hacerlo entre los godos.
Como no encontró la suficiente gente para oponerse a Recesvinto, huyó al sur de Francia, donde vivían muchos exiliados por Chindasvinto. Logró convencer a éstos y, como ya he dicho antes, a los vascones, y penetraron en Hispania, arrasando el Valle del Ebro.
Parece ser que las mejores fuerzas que tenían los sublevados eran las de los vascones. Por lo visto, estos, que se solían dedicar a las emboscadas, al ver un importante ejército visigodo, regresaron a su tierra y dejaron solos a los que habían regresado del exilio. Así que fueron derrotados por las fuerzas de Recesvinto.
Según se ve, Recesvinto, nunca fue partidario de tener una política de mano dura con los nobles. Así que fue generoso con los vencidos, aunque mandó ejecutar a Froya.
En el 653, durante el VIII Concilio de Toledo, permitió que los nobles recuperaran su peso dentro del reino.
Es posible que otorgara esta medida como agradecimiento para todos los nobles que le habían ayudado a vencer esta revuelta y para que no hubiera otras en el futuro.
No hay que olvidar que este Concilio comenzó, en la iglesia de los Santos Apóstoles de Toledo, al día siguiente de haber derrotado a las huestes de Froya.
Curiosamente, los mismos obispos, se resistieron a aceptar la petición del monarca para que se perdonara a los que se habían rebelado contra el rey, pues en anteriores concilios, habían jurado no hacerlo. No obstante, al final acataron el deseo del soberano.
En la segunda jornada del concilio, los obispos se atrevieron a condenar los abusos de los reyes contra el pueblo y los nobles y exigieron la devolución de los bienes que el monarca anterior les había incautado.
Acusaron a los anteriores monarcas de haber saqueado a la gente, no para crear un patrimonio de la corona, sino para enriquecerse a nivel personal.
Es más, pidieron que Recesvinto sólo pudiera poseer los bienes que ya eran de su padre, cuando todavía no había llegado a ser rey. Así que le pidieron que devolviera todos esos bienes y los repartiera entre los nobles de palacio. Curiosamente, no entre la gente del pueblo.
No se sabe por qué, pero lo cierto es que el monarca aceptó algunas de las decisiones de este concilio, pero a su manera.
A saber, todas las propiedades confiscadas por los anteriores reyes, desde Suintila, pasarían a ser propiedad de la Corona, o sea, del que fuera rey en ese momento.
Sin embargo, lo que obtuvo su padre, Chindasvinto, se lo repartieron él y sus hermanos libremente.
Eso sí, se dejaba aprobado para que todos los siguientes sucesores en el trono visigodo diferenciaran lo que era patrimonio suyo de lo que era de la Corona.
Parece ser que los obispos se empeñaron en que constara en acta, como así se hizo, tanto la proposición hecha por ellos, como la aprobada a petición del rey, para que la gente pudiera ver que no se parecían mucho.
Al final del acta, el rey hizo constar que se consideraría anatema y quedaría excomulgado todo aquel que llegara al trono mediante una revuelta o un complot. En ello estuvieron de acuerdo todas las partes.
Con esto, creo que ya estaréis observando que siempre ha habido cierto paralelismo en la Historia. Cuando he escrito sobre los reyes medievales de España también aparecían sus luchas contra los nobles y aquí, unos siglos más atrás, vemos que pasaba lo mismo.
Por si no lo sabéis, durante el juramento que tenían que realizar los reyes de Aragón, antes de ser proclamados como tales, los nobles le decían lo siguiente: “Nos, que cada uno de nosotros somos igual que Vos y todos juntos más que Vos, te hacemos Rey, si cumples nuestros fueros y los haces cumplir, si no, no”. Por si le quedaba alguna duda al respecto.
En el mismo concilio, se le hizo saber a Recesvinto que la proclamación de su sucesor tendría lugar en Toledo o donde falleciera él, sin embargo, siguiendo las normas de los visigodos, se haría mediante elección por los obispos y los nobles.
Aparte de ello, también elevaron a la categoría de delito el hablar con desprecio o los insultos al monarca. Incluso, tampoco se podría hablar mal de los anteriores reyes so pena de quedarse sin la mitad de los bienes o de ser azotado en público.
Evidentemente, para tener contentos a los clérigos, no se le olvidó darles una satisfacción. Supongo que para que regresaran contentos a sus respectivas sedes.
Esta vez, el rey, en su calidad de defensor de la fe, les pidió que trataran sin piedad a los judíos. Literalmente, decían los clérigos que se trataba de “el más piadoso ruego del más sagrado rey”.
Es más, se permitió amenazar a todo el que ayudara tanto a los judíos, para que pudieran seguir practicando su religión, como a los que se hubieran convertido al Cristianismo, para que se les impidiera volver a practicar la religión judía.
La cosa llegó hasta tal punto que en el 654 se les hizo firmar a los judíos conversos de Toledo un documento por el que se comprometían a no tener relaciones de ningún tipo con los judíos que siguieran practicando su religión.
Tampoco practicarían su costumbre de la circuncisión, ni celebrarían la fiesta del sábado, comerían carne de cerdo, etc. En caso de que alguno faltara a su palabra, sería condenado a la hoguera o a la lapidación. En caso de que el rey consintiera en perdonarle la vida, se le confiscarían todos sus bienes.
Esta norma era tan dura que los propios obispos dejaron constancia que, aunque la aprobaban, se trataba de una decisión personal del rey.
No obstante, en un concilio posterior, los obispos decidieron que los judíos bautizados pasaran las fiestas cristianas en casa de sus obispos a fin de que estos pudieran comprobar que cumplían con los preceptos del Cristianismo.
Parece ser que las relaciones entre el rey y los obispos de su reino ya fueron siempre frías, pero nunca hubo tanta tensión como en los reinados anteriores.
La verdad es que casi todos los reyes godos tomaron medidas contra los judíos. Hoy en día, podría parecer extraño, sin embargo, en una época en que la Religión se confundía con el Derecho, no lo era. Así, si una minoría quería tener su propia religión, pues eso equivalía a tener sus propias leyes y eso no gustaba nada a los que mandaban. Estaba muy claro que deseaban que se fueran, pero no lo consiguieron.
Precisamente, por eso mismo, se produjo en el 587 la Conversión del rey Recaredo y, posteriormente, de todos los visigodos. Los cuales eran cristianos arrianos y se convirtieron al Catolicismo. Se buscaba una sola religión y una sola Ley.
Lo más positivo de su reinado fue que, también en el 654, se promulgó el famoso Liber Iudiciorum, redactado entre su padre y él . Posteriormente, llamado Fuero Juzgo, que estuvo vigente hasta Alfonso X el sabio. Parece ser que también le asesoró en la redacción de esta obra San Braulio, obispo de Zaragoza, al que siempre le unió una gran amistad. Incluso, dicen que fue el que había aconsejado que Recesvinto reinara junto a su padre, para una más fácil transición del poder a la muerte de Chindasvinto.
Este texto tuvo una enorme importancia, pues, a partir de él, tanto los godos
como los hispanos-romanos serían iguales, tendrían las mismas leyes e, incluso, se permitirían los matrimonios entre los miembros de ambas comunidades. Cosa prohibida hasta esa fecha.
Por medio de este código, se suprime el Derecho Romano en su reino, así como los jueces y la administración que, habitualmente, utilizaban el mencionado Derecho.
Algunos autores creen que esto fue debido a que había un estado de tensión entre los habitantes godos y romanos del reino. De hecho, aunque, en un principio, cuando comenzó el reino visigodo en Hispania, la mayoría de los funcionarios eran de origen hispano-romano, ya no era así, según se aprecia en el origen de los nombres de los mismos.
De hecho, en el 636, durante el V Concilio, se aprobó una norma por la que sólo podrían ser reyes los ciudadanos con origen godo. Así que algunos autores piensan que algún hispano-romano lo habría intentado y de esta manera habrían puesto freno a las ambiciones de ese colectivo.
De todas formas, parece que Recesvinto logró su objetivo, que no podía ser otro que la pacificación de su reino. Prueba de ello es que su reinado duró nada menos que 23 años, el más largo de un rey visigodo.
También hay que decir que, para llevarse bien con la Iglesia, se dedicó a promulgar muchas normas en contra de los judíos. Todavía mucho más duras que las promulgadas por sus antecesores.
Aparte de ello, también se sabe que hizo algunas fundaciones de templos, como la iglesia de San Juan de Baños, y donaciones de objetos a la Iglesia, como la famosa Corona de Recesvinto.
Murió en el 672, en una casa de campo que tenía en Gérticos, una localidad vallisoletana, cercana a la capital, que ahora se llama Wamba.
Precisamente, a su muerte, su sucesor, Wamba, fue elegido y proclamado rey en esa misma localidad, tal y como se había aprobado en diversos concilios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario