ASTRONOMÍA, CIENCIA
Barry Barish, Premio Nobel de Física: “Cuando descubrimos las ondas gravitacionales sentí pánico”
Por Diego Barcala | Pedro García Campos | 29-07-2018
Barry Barish
Físico experimental y Premio Nobel de Física 2017
La obra de Kazuo Ishiguro traza un arco temporal que va desde una Edad Media imaginada en El gigante enterrado hasta un futuro no revelado en la distópica Nunca me abandones. En las novelas del escritor británico de origen japonés hay una constante reflexión sobre la memoria y el tiempo. De algún modo, aunque desde una perspectiva bien distinta, el tema del tiempo no le es ni mucho menos ajeno al científico Barry Barish, quien comparte con Ishiguro, además de esta obsesión, el premio Nobel que ambos recibieron en el año 2017. La unión de Barish con el Tiempo -así, en mayúsculas, como un absoluto- es tan fuerte, que la profesora Olga Botner, miembro de la Real Academia de las Ciencias Suecas, cuando presentó al físico norteamericano y a sus compañeros Rainer Weiss y Kip Thorne en el discurso previo a la recepción del galardón dijo lo siguiente: “Hace unos 1.300 millones de años, en un momento en que surgió la primera vida multicelular en la Tierra, dos agujeros negros con masas cercanas a 30 veces las de nuestro Sol entraron en sus etapas finales.
Girando a la mitad de la velocidad de la luz, chocaron y se fusionaron, un evento que envió ondas gravitacionales a toda velocidad por el espacio y el tiempo, llevando información sobre lo que acababa de suceder”. Así pues, a Barish, Weiss y Thorne les dieron el premio por contarnos un viaje en el tiempo verdadero. Aunque en realidad, fueron dos viajes. El primero, el de esos 1.300 millones de años a los que hacía referencia Botner. El segundo, de solo un siglo, el del tiempo transcurrido desde que Albert Einstein predijera la existencia de las ondas gravitacionales hasta que los tres físicos fueron capaces de demostrarlo.
Confirmar que Einstein estaba en lo cierto ha consumido dos décadas de trabajo de más de 1.000 científicos y técnicos procedentes de 18 países diferentes. Barish trabaja en el LIGO (Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómeno de Láser) en Washington y fue allí donde descubrieron que el genio alemán había acertado de nuevo en su Teoría de la Relatividad General: “El primer registro de una onda gravitacional, cuenta Barish, tuvo lugar a las 04.50h de la madrugada. Yo no experimenté un momento de eureka. Fue algo muy personal. Mi reacción fue más bien de pánico. Me planteé dos preguntas: la primera fue cómo nos están engañando y la segunda cómo nos estamos engañando a nosotros mismos”.
Uno no se encuentra una mañana cualquiera, antes de llegar al trabajo, con una contracción del espacio-tiempo como las provocadas por las ondas gravitacionales. De ahí, que resulte complicado saber qué beneficios nos deparan trabajos como los realizados por Barish y su equipo.
Sin embargo, los avances tecnológicos desarrollados para implementar sus investigaciones y las consecuencias de sus descubrimientos son inmensas, porque como afirmó en su discurso la profesora Botner: “esta sorprendente observación representa el comienzo de una nueva era, la apertura de nuevas perspectivas para la astronomía y la creación de nuevas posibilidades para estudiar la gravedad cerca de los agujeros negros, donde es más fuerte”.
Edición: Diego Barcala | Pedro García Campos | Cristina del Moral
Texto: José L. Álvarez Cedena
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