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La nieta de un represaliado por el Conde de Vallellano escribe al Ayuntamiento
Cristina Calandre Hoenigsfeld agradece al equipo de gobierno que vaya a cambiarle el nombre a la calle y recuerda que una delación de Fernando Suárez de Tangil acabó con la carrera de su abuelo, uno de los mejores cardiólogos de España
Cristina Calandre Hoenigsfeld es la nieta del doctor Luis Calandre Ibáñez, uno de los cardiólogos más importantes de la historia de España y que fue discípulo de Santiago Ramón y Cajal, ha enviado una carta a la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, para agradecerle que se vayan a iniciar los trámites para retirar el nombre de la avenida Conde de Vallellano. Esta mujer mantiene una lucha nacional para la retirada de los honores, al considerar que el Conde de Vallellano Fernando Suárez de Tangil, que en la Guerra Civil dirigía la Cruz Roja española por orden directa del dictador Francisco Franco, fue el culpable de que su abuelo fuese represaliado y sometido a dos consejos de guerra.
“El doctor Calandre tuvo como consecuencias de la delación del Conde de Vallellano ante los tribunales franquistas padecer cárcel, multa y depuración”, escribe la hija de este médico que fue doctor en la Residencia de Estudiantes y cuyos estudios sobre la arritmia marcaron un antes y un después en la medicina española. Sufrió lo que se conoció como el “exilio interior”, ya que además de cárcel se le retiró el permiso para ejercer la medicina.
La nieta de este médico ha expuesto que el Conde de Vallellano, “cuando fue presidente de la Cruz Roja franquista, delató a mi abuelo, enviando a los diversos tribunales una carta personal que había escrito al comienzo de la Guerra al presidente de la Cruz Roja Aurelio Romero, en agosto de 1936, manteniéndose leal al gobierno legítimo de la II.
Tras estas cartas, el Colegio de Médicos de Madrid le sancionó el 19 de diciembre de 1940 con la privación del ejercicio profesional durante cinco años en las ciudades de más de 50.000 habitantes. Resultó absuelto en Consejo de Guerra celebrado en marzo de 1940, pero en un segundo Consejo celebrado en octubre de 1942 fue condenado a 12 años de reclusión que le fueron rebajados a 6 años en noviembre siguiente. Autor de decenas de artículos en revistas científicas y de varios libros sobre los fundamentos de la electrocardiografía. Falleció en Madrid el 1 de octubre de 1961.
El Conde de Vallellano fue vicepresidente del partido monárquico durante la II República y suplió a Calvo Sotelo tras su asesinato. Tras el estallido de la Guerra Civil, el 18 de julio de 1936, huyó a Portugal “tras salvar la vida milagrosamente”, según detalla en su obituario de 1964 el diario ABC. Entonces, comenzó a colaborar con el general Mola, uno de los golpistas, hasta que fue nombrado presidente de la Cruz Roja. Después, fue nombrado también ministro de Obras Públicas por Franco y hasta alcalde de Madrid. Murió siendo procurador en las Cortes franquistas.
La nieta de un represaliado por el Conde de Vallellano escribe al Ayuntamiento
Cristina Calandre Hoenigsfeld agradece al equipo de gobierno que vaya a cambiarle el nombre a la calle y recuerda que una delación de Fernando Suárez de Tangil acabó con la carrera de su abuelo, uno de los mejores cardiólogos de España
Cristina Calandre Hoenigsfeld es la nieta del doctor Luis Calandre Ibáñez, uno de los cardiólogos más importantes de la historia de España y que fue discípulo de Santiago Ramón y Cajal, ha enviado una carta a la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, para agradecerle que se vayan a iniciar los trámites para retirar el nombre de la avenida Conde de Vallellano. Esta mujer mantiene una lucha nacional para la retirada de los honores, al considerar que el Conde de Vallellano Fernando Suárez de Tangil, que en la Guerra Civil dirigía la Cruz Roja española por orden directa del dictador Francisco Franco, fue el culpable de que su abuelo fuese represaliado y sometido a dos consejos de guerra.
“El doctor Calandre tuvo como consecuencias de la delación del Conde de Vallellano ante los tribunales franquistas padecer cárcel, multa y depuración”, escribe la hija de este médico que fue doctor en la Residencia de Estudiantes y cuyos estudios sobre la arritmia marcaron un antes y un después en la medicina española. Sufrió lo que se conoció como el “exilio interior”, ya que además de cárcel se le retiró el permiso para ejercer la medicina.
La nieta de este médico ha expuesto que el Conde de Vallellano, “cuando fue presidente de la Cruz Roja franquista, delató a mi abuelo, enviando a los diversos tribunales una carta personal que había escrito al comienzo de la Guerra al presidente de la Cruz Roja Aurelio Romero, en agosto de 1936, manteniéndose leal al gobierno legítimo de la II República, y que guardaron en los archivos de la Cruz Roja”.
Tras estas cartas, el Colegio de Médicos de Madrid le sancionó el 19 de diciembre de 1940 con la privación del ejercicio profesional durante cinco años en las ciudades de más de 50.000 habitantes. Resultó absuelto en Consejo de Guerra celebrado en marzo de 1940, pero en un segundo Consejo celebrado en octubre de 1942 fue condenado a 12 años de reclusión que le fueron rebajados a 6 años en noviembre siguiente. Autor de decenas de artículos en revistas científicas y de varios libros sobre los fundamentos de la electrocardiografía. Falleció en Madrid el 1 de octubre de 1961.
El Conde de Vallellano fue vicepresidente del partido monárquico durante la II República y suplió a Calvo Sotelo tras su asesinato. Tras el estallido de la Guerra Civil, el 18 de julio de 1936, huyó a Portugal “tras salvar la vida milagrosamente”, según detalla en su obituario de 1964 el diario ABC. Entonces, comenzó a colaborar con el general Mola, uno de los golpistas, hasta que fue nombrado presidente de la Cruz Roja. Después, fue nombrado también ministro de Obras Públicas por Franco y hasta alcalde de Madrid. Murió siendo procurador en las Cortes franquistas.
Sra. Ambrosio, no se que más necesita para convencerse. Dr. Luís Calandre, un bonito nombre para una Avenida.
Realmente no entiendo nada. Yo nací en Vallellano (nunca la he nombrado como "Avenida del Conde de Vallellano" y no tenía ni idea de que dicha avenida fuera nombrada en honor a este señor, ni quién era este señor. De hecho, hace pocos años me enteré que el monumento al lado del juzgado es un monumento a la victoria. En resumen, parece que todos los esfuerzos por eliminar símbolos franquistas sólo han conseguido que toda la población se entere de que son símbolos franquistas. Un sinsentido cuando estaban ya felizmente olvidados de nuestras memorias. Pues pongan a Vallellano el nombre de "Vallellano" simplemente, y quiten los años del monumento por "Faz y concordia" , sin tanto aspaviento. Es mucho más sensato. Y de paso, Si el abuelo de la Sra. Calandre no tiene una calle, pues también. O se nombra al monumento con su nombre.
El problema no es que se quiera quitar esos nombres o monumentos, que a mi juicio tiene toda su lógica por ser homenajes de una dictadura, el problema es que para aplicar la ley hay personas que no quieren y se resisten, y de ellos vienen los aspavientos, por lo tanto las cosas no están tan olvidadas.
Es increíble que 80 años después siga habiendo gente con dudas. La ley está para cumplirla y no entiendo tanta reticencia, Vallellano fué un golpista contra el Gobierno legítimo. Bonito nombre, Avenida Dr. Luis Calandre.
Eso cuándo fue? Ayer? Hace 10 años? No, hace más de 80 años. Un duelo un poquito largo, superadlo, ha llovido ya mucho.Que cambien también el nombre de Roma, un romano mató a Jesucristo hace unos años
Según la historia a jesucristo lo mataron los Judíos porque predicaba unas ideas diferentes a ellos: los romanos, y por su propio interes, se lavaron las manos y dejaron hacer. Quien realmente fue el culpable de esta muerte fueron los intereses de unos, y la intolerancia de los otros, Fariseos. Algo similar está pasando ahora, después de 80 años de aquella guerra entre hermanos, cada bando hizo y deshizo, mató y torturó a sus propios hermanos, queremos abrir aquellas heridas, y al más puro estilo fariseo, quitarnos nuestras culpas y ponerselas al otro.
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