lunes, 8 de febrero de 2021

USA ataca a España en Puerto Rico

 

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Cañón Ordóñez

Litografía. Autor: Cusachs. Capitán de Artillería 

El primer disparo de la guerra en Puerto Rico

Con un cañón similar se da inicio a la Guerra Hispano-americana en la madrugada del 12 de mayo de 1898, Este cañón de retrocarga calibre 150mm tipo Ordoñez de rotación de los medianos del siglo XIX reemplazó los cañones antiguos del siglo XVII que cargaban por la boca. El cañón Ordóñez podía alcanzar hasta 9,500 metros con un proyectil pesando 50 kg.


El 10 de mayo de 1898 a las 12:10 pm, el capitán Ángel Rivero Méndez dispara sobre el Yale que está a 9,000 yardas de distancia con un cañón Ordóñez. El disparo cae corto rebotando y cayendo finalmente al mar.

El bombardeo a San Juan

A las 5:l5 de la madrugada del 12 de mayo de1898, el acorazado Iowa, de la flota norteamericana operando en aguas de Puerto Rico, que mandaba el almirante W. T. Sampson, comandante de las Fuerzas navales del Atlántico del Norte, abrió las hostilidades, disparando el primer cañonazo contra el Fuerte del Morro, dando así principio a un bombardeo exploratorio de las baterías de las defensas del puerto y para cerciorarse de la presencia de la escuadra del almirante Cervera en la bahía de San Juan, que duró exactamente 2 horas 19 minutos. La flota atacante consistía de 2 acorazados, el Iowa y el Indiana, un crucero acorazado, el New York, buque insignia de Sampson, dos monitores, el Terror y el Amphitrite, y dos cruceros, el Detroit y el Montgomery. Todos armados con 164 cañones.

De las baterías de tierra sólo se pudieron utilizar 28 piezas, de calibre inferior a los de la mayoría de las piezas del enemigo. Sólo 8 minutos tardó la Plaza en contestar el fuego enemigo, disparando una batería situada sobre el macho del fuerte San Cristóbal al mando del capitán Angel Rivero, que luego algo se generalizó por el frente murado que mira al mar, mientras la flota enemiga seguía disparando principalmente hacia la bahía, por encima de la ciudad, ejecutando tres circuitos de oeste a este, a la largo de nuestra línea de fuego. Las bajas del enemigo sólo fueron 9, dos muertos y 7 heridos. Bajas españolas y puertorriqueñas: la Plaza sufrió 36 bajas, 2 muertos y 34 heridos; la población civil 20, cuatro muertos y 16 heridos, haciendo un total de 56 bajas. Los daños materiales a la ciudad fueron insignificantes; dos balazos de ametralladora penetraron en el Asilo de Beneficencia; un lienzo del muro norte del cuartel de Ballajá, del segundo y tercer piso fueron destruidos; un agujero en la parte alta de la fachada de la iglesia de San José; un proyectil perforó un grueso muro del San Cristóbal y otros destrozaron unos cuantos metros de mampostería. El Castillo del Morro sufrió, comparativamente, los mayores desperfectos; aunque no afectaron su utilidad; un proyectil se alojó en la bóveda de la batería baja. Los daños al caserío también fueron de poca importancia, puesto que el fuego enemigo no se dirigía a él.

 

 

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