viernes, 15 de noviembre de 2019

Con amor.

Desde que en 1968 visité Oaxaca, pensé que si pudiera elegir el lugar de mi muerte, lo haría en Oaxaca y por la mañana, amaneciendo. Al atardecer lo haría en el Albaicín.

El momento lo haría el 4 de junio al cumplir 75 años.

No puedo morir cuando desee y ser yo quien controle mi muerte. No he controlado mi nacimiento y quien me naciera. No controlaré mi muerte ni el momento ni el lugar.

Moriré por enfermedad y no por terminar el sub-ciclo aparente para vosotros.

Tengo una enfermedad degenerativa que impide continuar mi unidad. Tengo un cáncer en una fase que hace imposible que pueda morirme a los 75 años y que me obliga a anticiparme.

No he conseguido miraros a todos a los ojos estrechando mi mano derecha con la vuestra izquierda.

He conseguido prolongar la vida de mis amados padres a través de mis amadas hijas, Alejandra y Laura, tenidas con la ayuda deseada de Francisca, eligiendo momento y lugar para concebirlas y gestarlas, estimando el momento y el lugar de su nacer.

He conseguido dejar escrita mi concepción del universo y del instrumento necesario para acceder al mismo sin las hipótesis restrictivas de 1933. Los reguladores, internos y externos, los comencé a describir y diseñar en 1964 y finalizado en 1984, siendo donados a una Fundación, sin f con fines de ayuda a quienes no han tenido maestros como los que he tenido yo, y no con fines de lucro.

No he tenido otros hijos biológicos que no sean Alejandra y Laura. Tampoco he tenido hijos no biológicos.

Mis derechos de propiedad todos son de mis dos hijas, Alejandra Díaz-Ordóñez Martín y Laura Díaz-Ordóñez Martín, tanto los derechos intelectuales, de muebles e inmuebles, así como de capitales y de responsabilidad en fundaciones y empresas.

No les dejo restricciones de ningún tipo sobre los derechos referidos.

A todo el universo le deseo aquello que entiendo como no racional, eterna vida aparente para el humano y que no les intencione regular.

Despedirme no es racional.

Si os puede servir, diré que nunca he pretendido hacer daño a nada, pues arar la tierra para sembrar siempre me produjo dolor.

Por si os sirve, os diré que culturalmente he sido campesino de Lughonia, tierra a la que pertenece Asturias, Lugo, León, Palencia y Cantabria, así como hasta el margen sur del río Duero.

Y soy cristiano trinitario, apostólico y romano. Por ello, es mi deseo que se me trate como tal cuando ya no pueda expresarme.


La propiedad y uso deeste y todos mis blogs, lo son de mis dos hijas.

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