domingo, 30 de septiembre de 2018

Ana Carrasco, primera campeona del mundo de motociclismo

Ana Carrasco, primera campeona del mundo de motociclismo

La piloto murciana, 13º en el circuito de Magny Cours, es la primera mujer que gana un título de la FIM en competición con casi 40 pilotos

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Ana Carrasco, campeona del mundo de SSP300, en Magny Cours. EUROPA PRESS
Ana Carrasco (Cehegín, Murcia; 21 años) oculta su sonrisa bajo el casco, y también los lagrimones, cuando una nube de fotógrafos se arremolina a su alrededor y le confirma que es campeona del mundo. La primera campeona del mundo de motociclismo. Mujer en un mundo de hombres. Siempre quiso ser piloto. Estudia Derecho en la Universidad Católica de Murcia, sigue viviendo con sus padres, en el pueblo, y reparte su tiempo entre las leyes y las motos. Hace años que corre en circuitos de todo el mundo. Y que compite. Siempre contra chicos. Porque en velocidad, a diferencia de lo que pasa con el trial, el enduro, el motocross o los rallies, no hay categoría femenina.
Hace tiempo que la murciana empezó a escribir páginas de la historia del motociclismo —con su debú en Moto3 en 2013 fue la mujer más joven (16 años) en competir en una prueba del campeonato del mundo y la primera española en puntuar. El año pasado se convirtió en la primera mujer que ganaba una carrera mundialista. Este curso ya fue la primera chica que lidera un Mundial de la Federación Internacional de Motociclismo (FIM). Y ayer cerró un capítulo magnífico al ganar el campeonato del mundo de SSP300, una de las categorías del Mundial de Superbike.
Fue una carrera dificilísima para ella, que dedicó su triunfo a su amigo y ex compañero Luis Salom, fallecido en 2016 en Montmeló. Carrasco sufrió para clasificarse 25ª el sábado en un fin de semana cargado de nervios y de presión, pese a que llegaba a esa última cita del calendario, en Francia, con diez puntos de ventaja en la clasificación. Fue una carrera compleja, en un circuito muy técnico como Magny Cours, en la que ganó posiciones en las últimas vueltas, pese al tráfico, para terminar 13ª y salvar el liderato por los pelos. Y de rebote. Porque su rival por el título, Scott Deroue (Kawasaki), abandonó por problemas mecánicos y Mika Pérez (Kawasaki), que también tenía opciones, acabó segundo al ser superado en la última vuelta por Daniel Valle (Yamaha).

UN TÍTULO DEDICADO A LUIS SALOM

Carrasco, en su celebración, después de un llanto liberador, enfundada en una camiseta que decía Ride like a girl(pilota como una chica) se acordó de Luis Salom, fallecido en 2016 en el circuito de Montmeló y excompañero suyo en el Mundial de Moto3. “El día que lo perdimos me prometí a mí misma que le dedicaría mi primer título. Éramos muy amigos. Gracias a Kawasaki, que me ha ayudado mucho a llegar aquí, a mi familia, que me ha ayudado tanto, y a mis amigos”, dijo la campeona nada más bajarse de la moto.
Supo sufrir Carrasco, que llegó a esa última carrera debilitada. Por la carga emocional y por los cambios aplicados a la categoría para igualar la competición, que dominó Kawasaki desde la primera carrera. Limitada la potencia de su moto, tuvo, además, que añadir 14 kilos de lastre a mitad de temporada para cumplir con una nueva norma, la del peso mínimo. La moto pesa 140 kilos, pero el conjunto con el piloto debe alcanzar los 215kg, de modo que la española es la tercera con más peso extra. Una dificultad añadida para una corredora que tenía en el cuerpo a cuerpo su punto débil. Por eso se ha pasado las últimas semanas entrenándose con motos pequeñas en circuitos pequeños y también en pistas de tierra haciendo dirt track, para curtirse en los adelantamientos, para imponerse a rivales con más cuerpo, como hizo ayer para remontar 12 puestos.
En una categoría con 40 pilotos y siete ganadores distintos en ocho carreras, ella es la única que ha logrado dos victorias este curso. Su finura al manillar, la experiencia en competición y la consciencia de cómo y por qué gana atrajeron a David Salom, director de su equipo, y a Kawasaki. Y, por primera vez en su vida, tuvo las mejores armas para pelear por el título. “La gente nunca ha confiado en que una chica pueda ganar. Ese es el problema”, decía ella hace unos meses. “Si en Moto3 le hubieran dado una moto en condiciones para luchar podría haberlo hecho perfectamente”, dice Salom, que siente que no existen diferencias entre pilotos, chico o chica: “Ella es una piloto más”.
Una de pocas, pues les cuesta tanto llegar como seguir en la elite. Carrasco y María Herrera, también española, cuarta ayer en Francia, son las únicas dos mujeres que compiten en todas las categorías internacionales de velocidad. En 2018 son 2.671 los pilotos federados por la FIM en todas las disciplinas; de esas licencias, 2.559 corresponden a chicos, solo 112 a mujeres. “No hay copas de promoción para chicas, no hay ayudas; si no confían en ellas, ¿cómo van a aprender?”, reclama María Herrera. Ella, como Carrasco, corre para ganar. Pero también para romper barreras. La velocidad es todavía una cosa de hombres.

“ME GUSTARÍA QUE TUVIÉRAMOS UN MUNDIAL PROPIO”

Ana Carrasco, ayer en Magny Cours.
Ana Carrasco, ayer en Magny Cours. EL PAÍS
En una pista mítica como Magny Cours, temida porque la meteorología, a veces, complica la vida a los pilotos en carreras lluviosas, Ana Carrasco se convirtió este domingo soleado en la primera mujer de la historia en ganar un campeonato mundial de motociclismo individual. Antes que ella, el año 2016, Kirsi Kainulainen ganó el Mundial de sidecar como copiloto. Como ellas, hay más mujeres que intentan hacer historia en el motor (y otros deportes) por satisfacción personal, pero también por convicción. Mujeres como la alemana Lucy Glockner que, el año pasado, peleó por el campeonato del mundo de resistencia en Le Castellet: terminó segunda después de 24 horas de intensa competición.
Ellas aparecen en los registros de la FIM y lo hacen con una connotación especial, porque no solo fueron las mejores en su categoría, sino que, además, se impusieron en un mundo que dirigen y dominan los hombres. Competir contra ellos las fortalece –“hay más competitividad, aprendes mucho”, decía Carrasco hace unos años–, pero también esconde que esa situación atípica no necesariamente las beneficia, ya que solo las mejores llegan a la elite. Carrasco no se siente en inferioridad de condiciones per se. “Me entreno muchas horas para tener la fuerza que necesito; en el motociclismo, además de fuerza, se necesitan otras cosas”, señala; “Me tengo que esforzar, claro; quizá me cuesta un poco más que a ellos parar la moto en las frenadas, aguantarla en aceleración, pero resisto 19 vueltas o 23, las que sean, y voy rápido en cada circuito”, apunta María Herrera, otra de las pocas mujeres que compite en carreras internacionales de velocidad.
Pero, en cambio, sienten que no tienen las mismas oportunidades que otras deportistas. “A mí, me gustaría que tuviéramos un Mundial propio y poder vivir de esto, como Kiara Fontanesi (seis veces campeona del mundo de motocross), que cuando compite con chicos está a cuatro segundos; yo me quedo a unas décimas”, reclama Herrera, a quien ni siquiera le pagan por competir. “Eso ya sería como ver a Dios”.

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EL ARTE DEL KINTSUGI O LA BELLEZA DE LAS CICATRICES

Me lo envía Laura

El arte del Kintsugi o la belleza de las cicatrices - Cultura Inquieta - http://culturainquieta.com/es/arte/escultura/item/7840-el-arte-del-kintsugi-o-la-belleza-de-las-cicatrices.html



EL ARTE DEL KINTSUGI O LA BELLEZA DE LAS CICATRICES


La práctica japonesa de reparar fracturas de la cerámica con resina de oro nos habla directamente a todos: a veces los defectos son las más grandes virtudes.
Kintsugi Cultura Inquieta3


 No hay una belleza realmente excelsa que no tenga una anomalía en sus proporciones.
–Francis Bacon


Entre la afanosa muchedumbre de metáforas que relacionamos con la vida, la de la cicatriz es una que nos atañe a todos. El mundo se encarga de agrietarnos, de llenarnos de fisuras, y es allí donde reside para nosotros un crisol de posibilidades; la cicatriz se convierte en una ocasión para enfrentarnos al mundo. Mas nadie ha planteado esta metáfora con tanta belleza, con tanta claridad, como los japoneses en el arte kintsugi (o kintsukuroi).
El kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Así, al poner de manifiesto su transformación, las cicatrices hiembellecen el objeto.

Kintsugi Cultura-Inquieta

El poeta Rumi decía que “la herida es el lugar por donde entra la luz”.
En esta filosofía hay algo casi diametralmente opuesto a la manera occidental de ver la fractura, tanto anímica como material. En lugar de que un objeto roto deje de servir y lo desechemos, su función se transforma en otra: en un mensaje activo. El objeto roto pasa de ser una cosa a ser un gesto gráfico que nos incita a emular su poderosa transformación, y, metafóricamente, la herida pasa de ser un trazo de oscuridad a ser una ventana de luz.
El kintsugi es silencioso y manifiesto. Solo el trazar un incidente doloroso con polvo de oro es aceptarlo como una alhaja, como una raya luminosa en la piel del tigre.

Kintsugi Cultura Inquieta2


Hay una grieta en todo, así es como entra la luz
― Leonard Cohen



via faena

sábado, 29 de septiembre de 2018

Los secretos del crómlech toledano

Los secretos del crómlech toledano

En unos meses comenzarán las excavaciones para datar la estructura megalítica descubierta en el municipio de Totanés. Un proyecto del equipo de arqueólogos Cota 667, en el que colaborarán varias universidades


ToledoActualizado:
Los trabajos para datar lo que parece ser el único crómlech de la meseta, el más grande de España y el segundo de la Península Ibérica, comenzarán en unos meses en la finca «La Dehesilla», en el municipio toledano de Totanés, donde fue localizado por el equipo de arqueólogos de Cota 667. Expertos e investigadores de tres universidades y del Consejo de Investigaciones Científicas, colaborarán con el estudio de arqueología y gestión de patrimonio cultural Cota 667, y entre todos podrán confirmar si la estructura megalítica compuesta por 50 piedras con una disposición en óvalo, casi circular, fue construida entre el 3.500 y el 2.500 antes de Cristo.
Una vez documentado el conjunto es preciso excavar «con cautela»y dividir el crómlech en cuatro cuadrículas. «Toda la tierra tiene que ser cribada y flotada para extraer pólenes, semillas y microfauna, lo que permite reconstruir el paisaje en aquel momento», explica Ángela Crespo Fraguas, integrante de Cota 667 junto a Miguel Ángel Díaz Moreno, Sergio Isabel Ludeña, María Quejigo García y Eduardo Corrochano Labrador.
Con esos estudios palinológicos y carpológicos se aproximarán a la fecha, pero si además aparecieran restos materiales como cerámicas (que actúan como fósiles directores), la datación sería más precisa. Y de esta manera, apoyándose en la física, la botánica, la química, la astronomía y otras disciplinas científicas, arrancarán todos los secretos a esta estructura megalítica.
El Consejo de Investigaciones Científicas estudiará los tipos de granito, la Universidad de Alcalá se encargará de la topografía, la Complutense y la de Castilla-La Mancha aportan especialistas en Prehistoria, la Consejería de Cultura resolverá los permisos e intervenciones arqueológicas y a la Diputación de Toledo se ha entregado el apoyo logístico.

Proyecto altruista

El proyecto, que ha nacido de forma altruista, cuenta con la colaboración del profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, Juan Pereira Sieso, y del colectivo de investigadores Ciencia a la Carta, que apuesta por la divulgación científica.
¿Pero cuándo y cómo fue el descubrimiento? En febrero de 2016, un grupo de arqueólogos de Cota 667 llegó a Totanés, por encargo de la Diputación de Toledo, para estudiar el verraco de origen vetón ubicado en la plaza Mayor. El alcalde, Ildefonso Gutiérrez, aprovechó la ocasión para mostrarles las piedras que había visto desde niño en esa finca arrendada por su padre, propiedad ahora de Teresa Sanguín, y que siempre le habían intrigado. Al ver su disposición, uno de los arqueólogos habló de un posible crómlech, un monumento megalítico formado por decenas de menhires.
«Si se confirma, el crómlech puede atraer turismo, crear empleo y darnos vida, es un atractivo para el fin de semana, a Totanés le va a beneficiar», afirma la concejal de Cultura, Elena Gutiérrez
La más conocida de este tipo de construcciones megalíticas es Stonehenge, en el sur de Inglaterra. En la Península Ibérica, hasta ahora, se conocen algunos en Pirineos, uno en Guipúzcoa y el más llamativo y monumental ubicado en Los Almendros, muy cerca de Évora (Portugal).
Como todo trabajo arqueológico, el equipo de Cota 667 mostró cautela en principio y comenzaron a estudiar el fenómeno del megalitismo en la meseta. Todo apuntaba a un crómlech, pero de las estructuras megalíticas (menhires y dólmenes) son las menos estudiadas. Pidieron permiso a Patrimonio y realizaron la fotogrametría para obtener el modelo tridimensional, el estudio fotográfico y el acondicionamiento de la superficie. Todo lo que es el trabajo de campo.

Difusión científica

Paralelamente para el equipo es importante «hacer una arqueología desde abajo», contar el trabajo desde el inicio a la población y a quien esté interesado para que lo sientan como suyo. Y divulgarlo. Con esta tarea participa en el proyecto el ingeniero de Telecomunicaciones y experto en divulgación astronómica, Antonio Pérez Verde, que ha confirmado que el posible crómlech de Totanés se debe a la mano del hombre, basándose en la alineación astronómica que se observa a la caída del sol el día del equinoccio de otoño, el pasdo 23 de septiembre cuando el colectivo Ciencia a la Carta organizó en el lugar «La noche del equinoccio». Según Pérez Verde, esta construcción pudo servir de calendario no solo de cosechas, sino también de festejos.
Toda esta difusión científica traerá como consecuencia la asistencia a congresos y jornadas de los arqueólogos de Cota 667.
Son 50 piedras, algunas desplazadas por la corriente de un arroyo
Son 50 piedras, algunas desplazadas por la corriente de un arroyo - Cota 667
Pero sin duda traerá riqueza para este pequeño pueblo de 380 habitantes. Es lo que piensa la concejal de Cultura, Elena Gutiérrez, pues el hallazgo puede paliar la pérdida de demografía y evitar la desaparición del pueblo, cuyos vecinos se dedican a la agricultura. «Si se confirma, el crómlech puede atraer turismo, crear empleo y darnos vida, es un atractivo para el fin de semana, a Totanés le va a beneficiar», sentencia la edil.
El pasado 7 de abril se inauguró un museo paleontológico y arqueológico. En sus vitrinas se exponen arados romanos y fósiles de un yacimiento cercano al pueblo. El Ayuntamiento tiene firmado un convenio con la Universidad Complutense y los alumnos de Paleontología hacen prácticas en el museo. «Hay proyectos en el colegio y los niños están involucrados e ilusionados. Nuestra colaboración va a ser máxima», concluye la concejal.
La historiadora local, Marichu Medina, también está entusiasmada con el hallazgo:«sabía que Totanés era de la época visigoda a través de un poema de San Eugenio, pero no podía imaginar la existencia de un posible crómlech; esperamos impacientes las excavaciones».