domingo, 17 de diciembre de 2017

¡Largo aliento tiene este olifante!

EL CONDE Rolando tiene la boca ensangrentada. Se le ha roto la sien. Toca
su olifante dolorosamente, con angustia. Carlos lo oye, y como él todos los
franceses. Y dice el rey:
—¡Largo aliento tiene este olifante!
—¡Es que un valiente se emplea en ello! —responde el duque Naimón—.
Estoy seguro de que ha trenzado batalla. El mismo que lo traicionó intenta ahora
que faltéis a vuestro deber. Tomad las armas, clamad vuestro grito de guerra y
corred en auxilio de vuestra buena mesnada. Harto lo oís: es Rolando que pierde
esperanzas.

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