Tan Kok Yam
Jefe
del Programa Nación Inteligente de Singapur
Los
resultados del último informe PISA (realizado cada tres años por la
OCDE a través de las administraciones educativas de los distintos
países) situaron a Singapur en el primer puesto mundial. Todas las
miradas se volvieron hacia la pequeña ciudad-estado asiática
preguntándose cuál era la clave para que los niños de la isla
resultaran los más avanzados en matemáticas, comprensión lectora y
competencia científica. A pesar de que hay especialistas que niegan
la validez de la prueba -o, al menos, su elevación a la categoría
de verdad absoluta- los resultados del informe volvieron a llenar
páginas de periódicos y minutos de televisión con análisis,
reflexiones, opiniones variopintas y artículos de opinión
utilizados como armas arrojadizas contra los responsables -sean
quienes sean- de que los niños españoles no sean capaces de emular
a sus coetáneos de Singapur. Parece que una de las claves, no la
única, para este desarrollo es la aplicación de las nuevas
tecnologías en las aulas. Los colegios públicos de la isla fomentan
el uso de ordenadores, enseñan programación, utilizan videojuegos y
son familiares los robots, los drones o las impresoras 3D. Es una de
las patas de un proyecto mucho más amplio que, en palabras de Tan
Kok Yam, responsable gubernamental del programa Smart Nation, quiere
convertir Singapur en “un lugar donde las ideas se hagan realidad
en el menor tiempo posible”.
Smart
Nation es una de las iniciativas estrella de Lee Hsien Loong, primer
ministro del país, quien la presentó en noviembre de 2014
definiendo sus tres áreas principales: la atención a los mayores
(una prioridad en un país en el que la población está
envejeciendo), la movilidad urbana y la seguridad de los datos. Todo
con el talento como eje vertebrador: “tenemos que atraer, afirmó
Hsien Loong en una conferencia de emprendedores, a los mejores y más
dinámicos para desarrollar proyectos ambicioso, y para comenzar
establecer aquí sus empresas. Queremos estudiantes más brillantes,
enamorados de la ingeniería y las tecnologías, que aspiren a
convertirse
en ingenieros y científicos informáticos, y no sólo en banqueros,
abogados o médicos”. En la práctica, más allá de un discurso
político que busca la seducción a través de la grandilocuencia,
Smart Nation está teniendo una serie de implicaciones prácticas en
la vida de los habitantes de Singapur que muy bien podríamos ver
replicadas en otras grandes ciudades a medio plazo.
En
la actualidad la isla ya está probando sistemas de transporte sin
conductor, aplicaciones de seguimiento sanitario, casas conectadas,
programas educativos de robótica o transporte público urbano
inteligente, todo dentro de un ecosistema que facilita tanto la
implantación de nuevas empresas como una gestión segura de datos
compartidos para aumentar el análisis y aprendizaje de estas
experiencias. Y mientras el mundo mira hacia este pequeño país
asiático, Tan Kok Yam insiste en la idea de Singapur como bando de
pruebas del futuro: “Queremos convertirnos en un lugar fértil
donde una idea pueda hacerse realidad. Donde se pueda probar, se
pueda implementar y donde podamos estudiar cómo modificar las leyes
y las políticas para lograr que la tecnología beneficie realmente a
la sociedad, a las empresas y a las personas”.
Edición:
Noelia Núñez | David Giraldo
Texto: José L. Álvarez Cedena
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