Cuando tienes ante tí una persona es porque tiene que hacerte una pregunta; escúchala.
Durante el encuentro no le hables de tí y tus proezas, ya que por él está ante tí; para hablarte de si y sus pobrezas.
Si no consigues este fin, más vale que te antepongas el cartel de "no recibo".
Un ejemplo: si vas a venderle algo a alguien le tienes que hablar de ese algo y no de ti y tus proezas sino del producto y sus proezas.
En particular, ese que viene a ti siempre tiene razón.
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