jueves, 26 de septiembre de 2019

Explicaciónn de la Reeggla de San Benito por Hildegarda de Binngen

Revista Cistercivm 204 (1996) EXPLICACIÓN DE LA REGLA DE SAN BENITO POR HILDEGARDA DE BINGEN 
Traducción del latín: Hugh Feiss, osb. Publicado en "Peregrina Translations Series, n° 15 (Patrología Latina), 1990, de Peregrina Publishing Co. Ontario (Canadá). Traducción española: Carmela Merino Salvado, ocso. Francisco R. de Pascual, ocso. 

La Explicación de la Regla de San Benito figura en esta página web de Hildegardiana por autorización expresa de la Revista Cistercium cuya traducción española, íntegra y comentada, agradece a su Director, R. P. Francisco R. de Pascual, OCSO, que la facilitó amablemente. www.hildegardiana.es Febrero de 2013 CIRCUNSTANCIAS QUE MOTIVARON LA EXPLICACIÓN DE HILDEGARDA SOBRE LA REGLA DE SAN BENITO. 

Existen aspectos que no están claros sobre este breve trabajo, pues aun cuando Hildegarda fue miembro de un convento benedictino toda su vida adulta, y de abadesa más de cuarenta años, raramente menciona a San Benito en sus obras. Quizás sea debido simplemente a su norma de evitar las citas de autoridad humana. En cualquier caso convendrá tener siempre en cuenta este trabajo en cuanto se refiere al pensamiento de Hildegarda sobre la práctica de la vida monástica, pues éste es el eje de la obra, ya que Hildegarda no entra aquí en aspectos teológicos de la enseñanza benedictina. En cuanto a la fecha de composición, puede dar una ligera pista el prefacio al Líber Vitae Meritorum, donde dice que ha pasado algún tiempo trabajando en diversas actividades, dirigiéndose a personas grandes y pequeñas, unas veces aconsejando, otras dando respuesta a sus preguntas, bien fuera por carta, bien con otros escritos. Si pues, su Explicación de la Regla de San Benito estaba entre estas exposiciones, quiere decir que se escribió al finalizar 1150 o antes de 1160. En cuanto a saber a quien iba dirigido y quién se lo pidió, estamos ante el más total desconocimiento. La carta que pide el comentario procede de la “congregatio Hunniensis", la cual ha sido interpretada por algunos estudiosos como perteneciente al convento de monjas cluniacenses de Huy, junto a Lieja; Heningense en la diócesis de Worms; y Ravengiersburg (Hunsrück) en la diócesis de Trier. Las peticionarias parecen ser mujeres ("perjuri" en el párrafo 3), seguidoras de la Regla de San Agustín ("B. Pater Augustinus... religionem nostram", en el párrafo 4). La falta de claridad acerca de la observancia hace muy improbable que fuera una casa tan venerable como Ravengiersburg, sobre todo porque estaba rodeada de casas que seguían precisamente los usos cuidadosamente establecidos en Springiersbach. Más bien habría que inclinarse a pensar que se tratara de alguna casa apartada e independiente, que eclécticamente hubiera tomado sus usos de fuentes diversas, entre otras las benedictinas, y al ser por ello acusadas por las monjas benedictinas de laxa observancia, quisieron aquellas monjas valerse del prestigio y la autoridad benedictina de Hildegarda cuando trataron de afirmar sus prácticas monásticas y reformar sus antiguos usos. Sea como fuere, no sabemos tampoco cuál fue el motivo de la respuesta de Hildegarda, tan concreta, cuando no era eso lo que se le pedía específicamente. Quizás llegara la carta por manos de un mensajero que hizo, al mismo tiempo que la entregó, algunas preguntas más concretas. En cualquier caso, la duda sobre la identidad de "Hunniensis" no parece afectar a la interpretación del texto como tal. En opinión de Pitra, el estilo de Hildegarda en la Explicación de la Regla de San Benito es más sencillo y más directo que en cualquier otra de sus obras; y sólo al comienzo y al fin insinúa algo acerca de sus experiencias proféticas y visionarias. 

TEXTO Y TRADUCCIONES La carta de la "congregatio Hunniensis coenobii" y la respuesta de Hildegarda es decir, la Regulae S. Benedicti Explanatio, están incluidas en sus obras, publicadas en el volumen 197 de de la Patrología Latina de Migne, cols. 1053-1066. Migne tomó el texto del volumen 23 de la Máxima Bibliotheca Veterum Patrum (Lyon, 1677), la cual, a su vez, reproduce el texto de J. Blanckwalt, ed. Epistolarum Líber (Colonia, 1566). Ninguna de estas ediciones es plenamente satisfactoria. El presente texto es una traducción de Migne (M), pero con correcciones del Riesenkodex, Wiesbadem, Hessische Landesbibliothek MS 2 (W) y Pitra (P), Analecta Sacra 8:495. En cuanto a los pasajes difíciles, me he atenido a tres traducciones modernas: la holandesa de M. Pot; una traducción al alemán con comentario de Maria Assumpta Honmann, "Die Regula Sancti Benedicti (RB) im Kommentar der heiligen Hildegard von Bingen", en Artz und Christ 27 (1981) 32-45; y una traducción preparada por Pamela Jouris como parte de una tesis de licenciatura en la Bishop's University, Lennoxville, Québec, 1990. Las divisiones y subtítulos son míos, si bien he tenido en cuenta las sugerencias de Honmann, como indica ella en la página 35 de su traducción. Mi comentario sigue la numeración de párrafos de la traducción. En cuanto al comentario, el prefijo PE se refiere a los párrafos de la carta peticionaria, mientras que Ex se refiere a la respuesta dada por Hildegarda en su Explanatio, y a mi comentario sobre ella. (Para facilitar la lectura en la web, se añaden los comentarios del traductor al final de cada punto en vez de remitir a una nota al final de todo el texto) 

PETICIÓN DE LA COMUNIDAD DEL CONVENTO DE HUNNIENSIS A HILDEGARDA 1. A Hildegarda, templo del Espíritu Santo y reverenciada Esposa de Cristo, amada de Dios, y a las hermanas de la tan querida señora de San Rupert en Bingen. Toda la comunidad del convento de Ravengiersburg, con humildad y perseverancia en las obras buenas, [ruega] que sea exaltada con eterna gloria. 

COMENTARIO DEL TRADUCTOR A ESTE PUNTO 1. Escribe toda la comunidad. Después, en el párrafo 4 de su petición (PE4) se quejan de los caprichos de sus prelados. Quizá se refieran a una colegiata de canónigos, sujetos al obispo diocesano, que no es miembro de la comunidad. Hildegarda es un templo del Espíritu Santo y una esposa del Cristo bienamado de Dios, dos títulos que pueden ser aplicados a cualquier cristiano, pero que parecen especialmente apropiados a una visionaria (templo del Espíritu) y a una abadesa (señora) que es conocida por su santidad (esposa de Cristo, amada de Dios). Ella es reverenciada, y por eso le dirigen a ella la petición 2. Como si también nosotras participásemos de los efluvios del narciso paradisíaco, nos deleitamos en tus revelaciones, de manera que nos vemos obligadas a decir con el Apóstol: "Gracias sean dadas a Dios, que siempre nos hace triunfar en Cristo, y valiéndose de nosotros esparce por todas partes la fragancia de su conocimiento" (2 Co 2,14). Cuando contemplamos el pleno entramado del cuerpo de la Iglesia, en el cual "Todo lo hace el mismo y único Espíritu, que reparte a cada uno sus dones como él quiere" (1 Cor 2, 11), nos alegramos de la abundancia de los dones de santidad en ti derramados, y tan visiblemente manifiestos. Por eso, en estos tiempos posteriores a los apostólicos, te contemplamos como un espejo de amor divino y en momentos de necesidad acudimos a ti como refugio seguro en ciudad inexpugnable, suplicándote nos ayudes con tu oración y tus consejos. 

COMENTARIO DEL TRADUCTOR 2. Se repiten los atributos de santidad y comprensión espiritual: se alegran de su santidad y han gozado ya de las revelaciones de su mente. Queda claro, por lo demás, que Hildegarda es ya una personalidad consolidada y bien conocida por ellas 3. Aunque somos diferentes de ti en todos los aspectos, tú honras y bendices nuestra orden; conocemos todas tus obras, y sabemos el bien que hiciste a los hijos de la Iglesia que se apresuran en el camino de los grandes deseos. Por eso ahora nos arrojamos a los pies de tu santidad, y todas juntas te pedimos, por tu santo amor, que nos dejes un memorial acerca de cómo interpretar la Regla de nuestro santo padre Benito. 

COMENTARIO DEL TRADUCTOR 3. La primera frase de este párrafo es enigmático. "Orden" podría referirse a un estilo de vida regido por una Regla (por ejemplo, Cluniacenses, Victorinos) o incluso a una comunidad. La orden de las demandantes es honrada por Hildegarda, "aunque somos diferentes de vosotras en todos los aspectos". Aquí se refieren a la "Regla de nuestro bendito padre Benito"; en PE4 mencionan a "nuestro bendito padre Agustín". El significado más probable es que se consideran a sí mismas seguidoras de San Agustín, cuya Orden ha honrado Hildegarda; pero también tienen gran aprecio por San Benito y por eso se refieren a él como a su padre. La carta de las demandantes dice "omnes in commune" (todas juntas); la RB tiene expresiones parecidas: "omnes pariter" (20, 5; 49, 3)' y "pariter" (juntos: 53, 4; 72, 12). Piden un "memorial" {memoriale vestrum); recordando y olvidando son conceptos claves en los escritos de Hildegarda. 4. Has de saber que se nos llama mentirosas, perjuras, y violadoras de dicha Regla, diciendo también de nosotras que despreciamos los decretos sinodales. Pero la realidad es otra, pues suele suceder que si en la mente de alguno de nuestros prelados, debido a su terquedad, anidan pensamientos de desprecio sobre los estatutos canónicos de la Regla, ellos mismos son quienes dicen, según el propio testimonio de la Regla, que todo lo que piensan o deciden es santo, y lo que no les agrada, lo consideran ilícito (RB 1,9) De aquí se desprende que no deseemos ser como niños caprichosos, que se dejan llevar de cualquier viento de doctrina (Efe 4, 14). La presunción de los hombres pesa gravemente sobre nosotras. Nuestro bendito padre Agustín tuvo que soportar tales presunciones, y habló de ello de idéntica manera. Él deseaba que nuestras comunidades religiosas se vieran libres de ellos, por la gracia de Dios, excepto, como es obvio, en algunas celebraciones sacramentales, pues aun cuando no sea contra la fe, están oprimiéndonos con cargas serviles, hasta el extremo de poder afirmar que la situación de los judíos era más soportable, porque aunque ellos no conocieron el tiempo de la ve

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