Hace tiempo perseguí asir un rayo de luz azul. No lo he conseguido. En el camino me pregunté porqué su velocidad era constante y no podía conseguirlo.
Cuando se observó el taquión tuve la esperanza de retroceder en el tiempo para reconducir mi camino.
Aún persigo subir a lomos del taquión que me lleve ante tí para subirte a la grupa y hacer el camino juntos que un día debiera haberlo hecho.
Entre la Montesona y La Miranda está la aserrada residencia de mi dios de la luz, Lugh y del cual recibo mi nombre, Lughio, el hijo de Lugh.
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