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El hombre que pudo 'matar' al rey: "Me detuvieron porque me 'cargué' a toda la plantilla del Real Madrid"
La historia del francotirador que tuvo en la mira al rey, a Letizia, a Zapatero... Logró demostrar cómo fallaba en España la seguridad en torno a los personajes públicos. Quería hacer un documental-denuncia. Absuelto por Marlaska, vive de fabricar maquetas. Llegó a recibir ofertas para luchar como mercenario en Siria
La última vez que Santiago tuvo en la mirilla de su rifle al rey Felipe VI fue el 23 de junio de 2014, el día de su coronación. Estaba desesperado. Ya había matado también a todos los ex presidentes del Gobierno (Rajoy, Zapatero, Aznar y González) y no entendía por qué aún no lo habían detenido. Dos años antes apuntó con un fusil de precisión en la frente del emérito Juan Carlos I y ningún policía se percató. Tampoco el día de las Fallas en el que disparó en la cabeza a Rita Barberá desde un balcón. Ni cuando iba a Valdebebas, a la ciudad deportiva del Real Madrid, para cargarse con un fusil a los futbolistas desde la ventanilla de una furgoneta amarilla con los cristales tintados. Incluso a uno de los hombres más poderosos del país, a Florentino Pérez, le tuvo a tiro varias veces cuando el presidente del club blanco salía de Valdebebas conduciendo su Audi.
Por ello, aquel 23 de junio, Santiago decidió atentar a lo grande y jugarse la vida en un día con miles de policías en las calles y francotiradores en las azoteas. ¿Sería capaz de asesinar al jefe del Estado el día de su coronación? Alquiló la habitación 412 del hotel Villa Real y desde la ventana apuntó a la cabeza del rey y... era la cuarta vez que lo mataba. Y la última.
Cinco años después Santiago Sánchez Ramírez (50 años, publicista y fabricante de juguetes) llega puntual a su cita con Crónica y se sienta en el único sitio con sombra en la terraza de un bar de Vallecas. «En verdad me detuvieron porque me cargué a toda la plantilla del Real Madrid, incluyendo a Florentino», bromea nada más empezar la entrevista.
Se refresca con un trago de cerveza. Y coge carrerilla: «Todo lo que hice fue para grabar un documental que iba a denunciar los fallos de seguridad del Estado español. Pero la Policía se montó otra película. Me detuvieron en 2014 y hasta dos años después no salió la noticia. Y es muy raro que detengan a un francotirador que ha apuntado al rey y que no se filtrara a la prensa. Se silenció mi detención porque no querían que la gente viera como el tonto del pueblo, con cuatro perras, tira abajo un Estado que se deja millones de euros en seguridad».
Santiago nunca escondía lo que hacía. Pero nadie lo escuchaba. Era invisible para los periodistas a los que enviaba fotografías de sus hazañas. Y un loco para los policías a los que contaba lo que estaba haciendo. Entonces un amigo le aconsejó que debería poner la mirilla de su rifle en un objetivo más internacional. Y pensó que en el lugar donde residía, en la capital de España, no había nada más internacional que el Real Madrid.
Lo primero que hizo fue contratar a un grupo de 10 actores y meterse en un partido en el estadio Santiago Bernabéu con chalecos bombas (simulados) que él mismo había fabricado. Pasaron todos los controles. Y lo grabaron todo con microcámaras incrustadas en gafas. Después, a tres meses para la final de Champions de Lisboa, Santiago y su grupo de actores empezaron a ir a diario con una furgoneta amarilla con los cristales tintados a la salida de la ciudad deportiva de Valdebebas, donde se entrena el equipo merengue.
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