Iba a cumplir cinco años, 4 de junio, cuando mis padres llevaban meses leyendo en voz alta ante mi. sentados ellos mientras yo me debía mantener de pié, erguido, con los brazos péndulos, pies separados y dando un paso.
Primero leía mi madre y luego mi padre. De pié y con la voz en alto.
Luego cada uno interpretaba lo leído y discutían entre ellos lo leído. Terminaban anotando en la pizarra un resumen crítico.
Tras ellos venía yo. Mi padre anotaba un resumen, luego mi madre y, por fin yo. me preguntaban y yo respondía.
Un día crucé los prados con altura la de mi cabeza para ver a mis vecinos nadar. Al llegar a casa anotaba en la pizarra lo que había visto y uno de mis padres me discutía y yo corregía.
Un día me encontré esta copla en papel azul desleída por el rocío. La leí una vez y no se me olvidó.
Al llegar a casa la leí y la interpretamos los tres.
Mis padres me educaron en la lectura y la audición crítica. Y, para no ser desmemoriado, utiliza el invento sabido como escritura y comunicación. Gracias por vuestra educación.
artín tenía un violín,
pero nunca lo tocaba,
pues amaba a Raquel
y ella sola miraba.
Raquel era mujer cruel,
que del pobre se burlaba,
yo solo te he de amar,
cuando sepas tocar.
A solas con su violín,
practicaba y practicaba,
pobrecito Martín,
casi nada avanzaba,
pero todo buen afán,
tiene siempre recompensa
y un buen día Martín,
dominó a su violín.
Martín tocaba el violín
y a la gente la encantaba
y hasta un ángel bajo,
a escuchar su tonada,
fue entonces cuando Raquel,
comprendió cuanto lo amaba
y le dijo a Martín,
tuyo es mi corazón.
Pero Martín respondió,
de mi amor no queda nada,
solo quiero al violín
y a mi música amada
y por eso murió la Raquel,
al sentirse despreciada,
es que el verdadero amor,
mata la burla.
Raquel…, Raquel…
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