Para mi sobrino Augusto.
Cuando se realiza una contracción muscular paravertebro/abdominal como consecuencia de la aplicación de una Carga, la consecuencia es la distracción de los cuerpos vertebrales que constituyen la unidad vertebral. El límite de esta distracción lo pone la Resistencia del anillo del disco vertebral. Superado este límite se produce un espacio de vacío "rugoso", o de "extensión variable", en forma de red semireticular entre el anillo fibroso y el núcleo discal, que se traduce en cavidades de presión negativa no homogénea.
Cuando cesa la carga, el anillo, por su elasticidad, regresa hacia la posición inicial sobrepasándola. Esta regresión,más allá de la posición inicial se traduce en vibración respecto a esta posición inicial, o de reposo que puede ser oída. Cada rugosidad, o espacio vacío tiene una vibración diferente, por lo que puede ser oída como un conjunto harmónico. Cada vibración puede ser vista como un conjunto harmónico de colores o, si se desea, de niveles de grises.
Cuando la Carga a la que se somete el disco es la basal, o del tono basal, se oye el sonido harmónico del disco. Cuando el disco se somete a una Carga sobreañadida a la basal, se oye el tronar de la columna vertebral, o estructura organizativa, o de coordinación témpor/espacial del Individuo y el redoblar de los "instrumentos de viento" cuando éste se comunica con el Medio; con color más intenso cuanto más se expande hacia el receptor de su latido y menos intenso cuanto se aleja del mismo.
El desgarrador quejido que se deja oír cuando se aleja del receptor tras la impuesta separación del anillo que se acerca al oidor y la retracción del núcleo que se aleja del oidor, haciendo un silencio aterrador entre los dos que el individuo manifiesta como un intenso dolor de desamor. El anillo levanta su brazo al auxilio del roquero, mientras que el núcleo apaga su voz con la última ola que mece su cuerpo para perderse en el oscuro y profundo vientre de la mar océano de su ya lejano mundo y ya su cercano universo. La palabra se deja escuchar como un lamento que se aleja y, apenas puede repetir Eco con sus mermadas fuerzas.
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