Probablemente el fuego en la noche de hoy tenga su origen en crear un cerco de fuego por parte de la mujer en torno a la célula que comparte con su macho, o marido, en exclusiva, para evitar que las serpientes penetren en ella a compartir su lecho, o colchón, atraídas por el calor desprendido de su amorosa relación.
Después fueron los machos que abandonaban la célula y la quemaban como un residuo de lo que un día hubiera sido, abandonada por la mujer en busca del calor del macho joven que tumbado rogaba a la luna mujer ansiada.
Téngase en cuenta que todos los individuos biológicos construyen su colchón, estroma, o fascia donde liberar el calor ahora no útil como descanso antes de reiniciar un nuevo ciclo, o año; quemar el ciclo pasado, ya viejo, sin olvidar para reiniciar el ciclo en torno al gran dios creador, sol, o Lugh.
El calor no útil en el ciclo vital que hoy termina, es eliminado sin forma, o maldad alguna.
Yo, personalmente, llevo penando desde hará dos años el día de San Pedro, de una respueta excesiva del estroma, o fascias, al arrancamiento de raíces cervicales, dorsales, lumbares y sacras izquierdas, provocadas por una maniobra intempestiva de otro con la ayuda de un automóvil no controlado por falta de habilidad, o pericia en el uso del ABS, por no conocer la naturaleza y fin de esta herramienta ya conocida en Lugonia, al menos 100 años antes del que sería C según menciona el geógrafo Ptolomeo en su geográfica hablando de los aguerridos cántabros.
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