Cuando supr de Sofía ha sido en el verano de 1963 de la mano de María en un claro del bosque cercano a La Ería de Silvota, cuatro años después destruído por el Tercer Plan de Desarrollo de López Rodó, mientras yo ya había emigrado a Madrid.
Allí pude frecuentar su amistad y enamorarme de manera muy cercana. Desde entonces nos seguimos viendo sobre un colchón siempre cambiante y deseado por ambos, lo que nos fue enriqueciendo mutuamente, como con frecuencia nos fuimos reconociendo y, con ello, llevar acrecentando nuestro amor, cada año más acrecentado.
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