https://youtu.be/wh1p5tEd2UE
sentado en el café, y rodeado por los pocos leales, cuenta, como todos días, sus enloquecidos recuerdos.
Yo, ya más viejo aún, le escucho con atención, mientras evoco el día de la batalla que con vehemencia cuenta a sus resignados comparecientes.
Bueno don mariano, le dicen si be mol mayor, mientras chirría el arrastre de sus sillas cansinas.
Al pasar cerca de mi les oigo susurrar ¡pobre hombre!
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