180 noches sin ver la tele: el gran apagón en la vida de ocho pueblos de León
A tan solo 30 kilómetros de la capital leonesa, ocho comunidades llevan desde abril sin poder sintonizar los canales del TDT. En todos esos núcleos urbanos tampoco hay cobertura de teléfono ni internet.
@BraisCedeira Santa Colomba de Curueño
La noche cae en Santa Colomba de Curueño, un pequeño municipio 30 kilómetros a las afueras de León. Algunos de los vecinos vuelven a su casa para cenar. En la calle solo se escuchan los grillos. Dentro de una de las viviendas, Mari Luz se pelea con el mando de televisión. No literalmente, claro. Cambia de canal, no se ve, cambia de canal, no se ve, cambia de canal, no se ve. Es la hora de las noticias. Ahora prueba de otra manera: apaga la televisión y la vuelve a encender. Por fin, logra sintonizar uno de los canales. Pero es tan solo un instante porque la imagen del presentador se queda congelada, en la pantalla, y este con la boca abierta. "¿Ves? Pues así todos los días". El sonido va por un lado la imagen, entrecortada, por otro. Sentada en la mesa, con el mando en la mano, escucha, intermitentes, las palabras del conductor del informativo. "Así no hay quien pueda prestarle atención", farfulla la vecina.
La mujer desiste y opta por apagar el aparato. Hoy, como todas las noches, Mari Luz se acostará más tarde de las diez porque es lo que a ella le gusta. Pero ya no tiene nada con lo que distraerse. Le gustaba sentarse a ver las noticias, el documental de turno, la película de las noches. Pero hace meses que la televisión dejó de funcionar. Así que se levanta de la mesa de la cocina, se va a la de su taller, que está en el garaje, y se dispone a arreglar utensilios antiguos de madera. La noche es el momento en el que ahora surgen esos instantes lánguidos y eternos que hasta el momento, en el pueblo, se venían llenando con el soniquete del noticiero, las discusiones en el plató de Supervivientes o las entrevistas de Bertín Osborne. Los vecinos de Santa Colomba de Curueño hace meses que viven con el sobrenombre de ser los vecinos del pueblo sin tele.
Los GAR en Barcelona: 300 espartanos de la Guardia Civil por si el 1-O se pone feo
Los comparan con los Navy Seals de Estados Unidos. Su primera noche en Barcelona la pasaron en sacos de dormir dentro de un gimnasio.
- “Espartanos, ¿Cuál es vuestro oficio?
- ¡Aú, aú, aú!
Es el ya clásico diálogo de Leónidas, el jefe militar de los espartanos, con sus soldados antes de la batalla de las Termópilas. Una escena mítica de la película 300. Ahora, además de “Aú, aú, aú”, el oficio de los 300 es intervenir el 1 de octubre en Cataluña si la cosa se pone fea.
Durmiendo en un gimnasio
Los 300 espartanos de la Guardia Civil han llegado a Barcelona. Concretamente a Sant Andreu de la Barca, donde pasaron la primera noche en un gimnasio, descansando en sacos de dormir. Es el GAR (Grupo de Acción Rápida). Una de las unidades de élite de la Guardia Civil, que ha sido movilizada a Cataluña en vistas a los acontecimientos del 1 de octubre en Cataluña. El grupo entero está conformado por 505 personas, pero a Cataluña han desplazado a 300 efectivos desde su base en Logroño.
El GAR es la unidad que se encarga de la lucha antiterrorista y de operaciones especiales que entrañen gran riesgo y requieran una respuesta inmediata. Nació en 1978 en el País Vasco como una unidad rural cuya finalidad original era combatir contra ETA. A medida que el grupo se fue consolidando, salió de las montañas vascas y empezó a desarrollar actuaciones de calado en todo el territorio español. Luego llegaron las misiones en el extranjero: han intervenido en conflictos de países como Afganistán, Níger, Chad o Mauritania. Actualmente se encargan de la lucha contra el yihadismo.
Los Navy Seals españoles
Los comparan con los Navy Seals de Estados Unidos por las características de su proceso de formación y el tipo de operaciones que llevan a cabo. Son los más preparados y las pruebas de acceso son de las más exigentes de la Guardia Civil, así como sus entrenamientos. Manejo de explosivos, largas inmersiones a pulmón en el agua, amplios conocimientos de defensa personal, combate en bosques, maniobras de escape o precisión en el disparo, son algunos de los requisitos para entrar en este cuerpo. Sus hombres están adiestrados para soportar altas cargas de presión mental y gran dolor físico.
Cada año se presentan como candidatos al GAR más de cien personas, de las que sólo una treintena suele acabar formando parte de la unidad. Los demás lo suelen dejar, dadas las duras condiciones a las que están sometidos, especialmente el primer mes de adiestramiento. Y es que, después de la disolución de ETA, ha disminuido de forma significativa el número de intervenciones donde se les requiere. Así, los entrenamientos y las maniobras de montaña tienen que endurecerse hasta extremos similares a las condiciones reales de combate. Algunos de los agentes incluso dejan la unidad después de haber logrado ingresar.
Llegaron el 12 de septiembre a Barcelona y pasaron la primera noche durmiendo en un gimnasio, en sacos de dormir. No se debe a un tipo de entrenamiento espartano, sino a que por cuestiones de logística no hubo tiempo a alojarlos en camas esa primera noche. Así, muchos de ellos pernoctaron en el suelo de un pabellón deportivo que hay en la comandancia de la Guardia Civil de Sant Andreu. Una situación que, como ocurrió con los agentes alojados en el ‘barco Piolín’, suscitó numerosas críticas en redes sociales por parte de agentes de la Benemérita que se quejaban de las condiciones de alojamiento.
Especialistas en control de masas
Uno de los motivos por los que el Ministerio de Defensa ha movilizado a esta unidad de élite hasta Cataluña es porque dentro de su abanico de especialidades se encuentra el control de masas. Consideran desde el gobierno que puede ser una habilidad muy útil para situaciones multitudinarias como las que se pueden dar el fin de semana en Barcelona.
La operación del GAR más conocida por la opinión pública es el rescate del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, que permaneció secuestrado durante 532 días por ETA, siendo el secuestro más largo de la historia de la banda terrorista. El 1 de julio se cumplieron 20 años de su liberación por miembros del GAR en un zulo de Mondragón.
Recientemente adquirieron popularidad en las redes porque el Comunity Manager de la Guardia Civil colgó un vídeo en el que salían agentes del GAR realizando el famoso 'Mannequin challenge'; aquel reto que consistía en subir a redes un vídeo con los protagonistas totalmente estáticos.
Ahora, los 300 'jabalíes' (ese animal es la mascota de la unidad) del GAR ya descansan en camas de la Comandancia de la Guardia Civil de Sant Andreu. No van a las batalla de las Termópilas. Ni siquiera conocen todavía las instrucciones a seguir el día del referéndum. Pero el desplazamiento de una unidad de élite que ha peleado en conflictos como el de Afganistán o el del Sahel es toda una declaración de intenciones del gobierno español ante el desafío independentista. Y, como los 300 espartanos, tendrán enfrente a un grupo de personas mucho más numerosos que ellos.
Paula y Marc, dos "ángeles" y un exterminador en el pantano de la muerte
"Él era un tío noble, ella una chica muy sonriente". Así describen sus amigos a la pareja cuyos cuerpos fueron hallados este martes en Susqueda (Girona) con evidentes signos de violencia.
“Marc era un tío noble, con el corazón de oro. Qué te puedo decir de él… que le encantaba ir con su moto de aquí para allá y adoraba jugar al baloncesto. Todo el mundo le conocía porque participaba en muchas de las cosas que se organizan en Arenys de Munt. ¡Ah! Y que le encantaba todo lo que tuviera que ver con la naturaleza. Eso le unía mucho a Paula, una chica encantadora, sonriente, que amaba a los perros. ¿Quién podría hacerles algo así...? Qué tragedia, qué tragedia”.
Aquellos que conocían a Paula y Marc dicen que eran “tal para cual”; Piua y Putu, les llamaban sus amigos más cercanos, como un apelativo cariñoso. Quien arranca este reportaje es una chica de 20 años, pelo moreno y ojos enrojecidos, que apura una consumición en el bar El Rebost de l’Ávia de Arenys de Munt, localidad de 8.000 habitantes en la provincia de Barcelona. Este es el punto de encuentro de los jóvenes del pueblo. Marc era uno de ellos.
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