https://youtu.be/7I7u_XLtFa0
No, no he envidiado nada.
No, no he robado nada.
No, nadie me ha dado nada, salvo la vida.
Sí, no me he aprovechado de conocimiento alguno. He creado y construído las herramientas de las que me he valido para comer y dar de comer a quienes me había comprometido.
No, no he denunciado a quienes me han robado. He dividido mi cama y encubierto a quién me robó y pretendió quitarme la vida.
No, no he obligado a nadie a educarse ni a escucharme.
Nada de nada. Vine sin vestido y me gudtsría morir cubierto por la sábana de San Francisco y calzado con unas alparagatas para caminar con la cabeza baja y las manos cubiertas por el largo camino hacia nuestro Dios Trinitario. Si no es posible, acompañaré a mis vecinos campesinos que sin uñas no necesitan comer.
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