TROTABURGOS / JARAMILLO DE LA FUENTE
Donde late el corazón de la provincia
Una encina plantada con tierras de todos los pueblos burgaleses a la vera de la iglesia románica es el atractivo más diferenciador de esta localidad de la Demanda, no el único
19/07/2017
Porque el que no sabe soñar no ve los sueños ni de día ni de noche. Estos versos de la poeta nicaragüense Gioconda Belli sonaron el soleado 14 de marzo de 2009. Estaban dedicados a los soñadores que, espoleados por el etnógrafo Elías Rubio, creyeron en el proyecto del Mapa de las Tierras de la Provincia de Burgos, recogieron tierras de todos y cada uno de los 1.233 pueblos burgaleses, incluidos los del silencio, y las arrojaron con sus manos para plantar el Árbol de la Provincia. Una imponente encina que desde entonces crece vigorosa en Jaramillo de la Fuente, arrullada por las aguas del río Jaramillo, en el mismo lugar donde antaño se levantó una vieja olma.
Este pueblo se ofreció a acoger el latido de Burgos y en esta localidad situada entre Tierra de Lara y la Sierra de la Demanda bombea el corazón de la provincia. A escasos metros, su centro de usos múltiples, expone ese mapa dibujado con botecitos llenos de tierra recogida por un montón de manos en cada uno de esos lugares.
No es el único atractivo que encuentra el visitante. Esa encina, a la que hace escasos días cantaron el cumpleaños feliz por su octavo aniversario, crece a la sombra de la imprescindible iglesia románica de la Asunción de Nuestra Señora.
Llama la atención su ábside, su torre y, sobre todo, su galería porticada. Está compuesta por siete arcadas en el frente sur y dan acceso al interior del templo. Los arcos se apoyan en ocho capiteles dobles sobre columnas pareadas decorados con diferentes motivos. Parejas de rapaces, hojas de acanto, monstruos, un centauro, seres híbridos con cabeza humana, cuerpo de ave, patas de carnero y cola de reptil, una pareja de cuadrúpedos de cuello largo devorando a un animal, una pareja de grifos, una pareja de mujeres montando en un camello, las cabezas de un rey y una reina...
El interior, informan desde la página web del pueblo, custodia un calvario gótico y una cruz renacentista realizada por el platero Bernardino de Nápoles.
El visitante que emprenda camino entre sus calles observará un puñado de casas típicas serranas, donde aún se conservan las tradicionales chimeneas encestadas, y se fijará en el rollo jurisdiccional erigido en su Plaza Mayor, que se remonta al siglo XIV y es uno de los vestigios que da cuenta del poderío que llegó a tener la localidad.
Jaramillo de la Fuente, que en la actualidad se inscribe al partido judicial de Salas de los Infantes, perteneció a lo largo de su historia a diferentes señoríos y monasterios, como el de San Pedro de Arlanza que fue, en tiempos, dueño y señor de casi toda la zona. Su situación cambió completamente cuando se pasó del régimen de abadengo, dependiente de los monjes, al de realengo, del monarca, bajo el dominio de Felipe II.
Su devenir ha sido el de la mayoría de los pueblos de la provincia. El fantasma de la despoblación marca sus pasos, aunque su memoria no se olvidará. Su alcalde, Simón Bernabé, la reunió en un exhaustivo libro, Jaramillo de la Fuente. Historia, vida y costumbres.
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