jueves, 7 de abril de 2022
La especie que triunfó gracias a las abuelas
La especie que triunfó gracias a las abuelas
La prolongada dependencia de los niños favoreció la longevidad humana y reforzó la transmisión cultural entre generaciones
Una abuela juega con su nieta en la Puerta del Sol, de Madrid, en 2019.
Una abuela juega con su nieta en la Puerta del Sol, de Madrid, en 2019.
JULIÁN ROJAS
DANIEL MEDIAVILLA
18 DIC 2021 - 04:24Actualizado:18 DIC 2021 - 05:20 CET
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Las grandes civilizaciones se construyeron contra los instintos familiares. Los chinos crearon un sistema objetivo para seleccionar a unos funcionarios que no pusiesen a sus familias por delante del Estado, en el mundo cristiano se prohibió el matrimonio a los clérigos con unas intenciones similares y los turcos otomanos llegaron a crear una élite administrativa formada por esclavos extranjeros que no podían transmitir a sus hijos los privilegios adquiridos durante su vida. Todo, para limitar el impulso universal de anteponer los intereses familiares a los generales.
Estos esfuerzos siempre han tenido éxitos limitados. Hubo obispos que tuvieron hijos y los jenízaros turcos acabaron por revocar la prohibición de transmitir el poder a su prole. La familia siempre vuelve, quizá porque el instinto familiar está muy arraigado en la naturaleza humana.
Los niños esconden un potencial inmenso, pero para desarrollarlo requieren de un cuidado intenso y prolongado que con frecuencia supera la capacidad de los padres. Somos dependientes durante años tras abandonar el útero materno y es probable que eso haya incentivado algunos rasgos típicos de la especie. Recientemente, la revista PNAS publicaba un análisis de investigadores de la Universidad de Harvard en el que planteaban que el valor de ser abuelos activos favoreció que los humanos mantengan un buen estado físico mucho después de los mejores años reproductivos y que explicaría también por qué el ejercicio es tan beneficioso en edades avanzadas. Este papel de los abuelos como pilares de la crianza podría ser el motivo de que las mujeres, al contrario de lo que sucede en casi todas las especies animales, puedan vivir décadas después de perder la fertilidad.
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