Services on Demand
Journal
SciELO Analytics
Google Scholar H5M5 (2019)
Article
Spanish (pdf)
Article in xml format
Article references
How to cite this article
SciELO Analytics
Automatic translation
Send this article by e-mail
Indicators
Related links
Shp.
Introducción
La unidad esencial de pensamiento en Newton no es una idea nueva —ya había sido enfatizada por una serie de especialistas: más notablemente por la difunta Betty Jo Dobbs, y por James E. Force; ambos estudiantes del decano de los especialistas de Newton, R.S. Westfall, quien también tendió a presentar el trabajo de la vida de Newton en este sentido. 1 No obstante, tal trabajo no ha tenido el impacto que se merece (en el reciente Cambridge Companion to Newton (2002), por ejemplo, no hubo mención alguna a la unidad de pensamiento en Newton), y uno de los principales especialistas de Newton recientemente ha tomado la dirección opuesta, sosteniendo que Newton "compartimentó" su pensamiento, al tratar de manera diferente áreas independientes entre sí. 2 Lo que aquí quiero hacer es tratar de presentar una visión comprehensiva y sinóptica de la unidad del pensamiento de Newton.
Una de las principales razones para el éxito de la filosofía natural de Newton fue el papel que ésta tuvo al desarrollar una teología natural valiosa. En la Inglaterra del siglo XVII foreció el uso de los estudios del mundo natural para probar la sabiduría, omnipotencia y benevolencia del Creador, y la obra de Newton fue adoptada rápidamente por los teólogos naturales. Además, Newton mismo publicó las implicaciones teológicas de su propia filosofía natural. Aunque en la primera edición de los Principia no hay ninguna señal de Dios, para la segunda edición (1713) Newton introdujo un "Escolio General" en el que explícitamente discutía la relación entre Dios y su Creación. Al finalizar su análisis, escribió: "Esto concluye la discusión sobre Dios, y tratar a Dios a partir de los fenómenos es ciertamente una parte de la filosofía natural".3 Pero mucho antes de esto, en sus escritos inéditos, podemos ver evidencia de la convicción de Newton de que su filosofía natural depende del hecho de que el mundo fue creado por "un Agente voluntario" que es "muy diestro en mecánica y geometría".4 A pesar de su silencio sobre Dios en la primera edición de los Principia no tenemos, por tanto, razón alguna para dudar de la verdad de la afirmación de Newton a Richard Bentley, en 1692, según la cual,
Cuando escribí mi tratado sobre nuestro sistema, tenía la atención puesta en que dichos principios pudieran servir para aquellos hombres que tienen en cuenta la creencia en una deidad; y nada me puede regocijar más que encontrarlo útil para tal propósito.5
La obsesión de Newton por la interpretación de las Escrituras durante algún tiempo fue desestimada como embarazosa. Sin embargo, su importancia para una comprensión adecuada de Newton ahora se reconoce y estimula mucha actividad nueva entre los especialistas. El significado de este trabajo permite ver en la actualidad el núcleo de la pregunta de Richard H. Popkin: "¿por qué uno de los más grandes teólogos anti-Trinitarios se dedicó a escribir obras de filosofía natural, como los Principia Mathematica?".6 Hoy en día es claro que la respuesta a esta pregunta se puede encontrar en el hecho de que la filosofía natural de Newton era de una sola pieza, no sólo con su alquimia y teología natural, sino también con sus esfuerzos en exégesis bíblica. Cuando alguna vez se le preguntó cómo hizo sus grandes descubrimientos en ciencia natural, se dice que Newton respondió: "pensando continuamente en ello".7 Ahora parece que estaba pensando continuamente en su Dios y la naturaleza de su providencia y que todos los diferentes aspectos del trabajo de su vida deberían verse como diferentes formas de descubrir continuamente todo lo que podía sobre Dios y Su relación con el mundo. A juzgar por los manuscritos El texto completo del "Escolio General" aparece en las pp. 939–44. Esta importante adición a los Principia ha suscitado una serie de importantes estudios: Stewart, L. "Seeing through the Scholium: Religion and Reading Newton in the Eighteenth Century", History of Science, 34 (1996), p.p. 123-65; Snobelen, S. "‘God of Gods, and Lord of Lords’: The Theology of Isaac Newton’s General Scholium to the Principia", Osiris, 16, 2001, p.p. 169-208; Ducheyne, S. "The General Scholium: Some Notes on Newton’s Published and Unpublished Endeavours".Lias: Sources and Documents Relating to the Early Modern History of Ideas, vol. 2, 2006, 47 pp. que subsisten de Newton, parece innegable que le dedicó mucho más tiempo, a lo largo de su vida, a estudiar las Escrituras y otros registros Antiguos que a todo lo que se dedicó a las matemáticas o física; e igualmente con sus experimentos en alquimia que con respecto a los aspectos principales de la filosofía natural, incluso ésta le absorbió menos atención que su dedicación en los intentos de establecer la verdadera fe a través de los estudios históricos y de las Escrituras.
La unidad de pensamiento en Newton primero fue sugerida por el especialista español David Castillejo en 1981. Aunque los detalles de los argumentos de Castillejo no resultaron convincentes para la mayoría de los expertos en Newton (si no incomprensibles —basados parcialmente en, por ejemplo, las supuestas similitudes entre los puntos de vista de Newton sobre los rayos de luz y la composición química de una parte y la estructura del Templo de Salomón, de la otra)8 , proporcionó las semillas para un enfoque que ahora gana consenso. La unidad de pensamiento de Newton ha sido reiterada ahora en términos más prácticos. Ha sido explicada por James E. Force en términos del interés de Newton por un Dios de dominio absoluto y una concomitante teología voluntarista, y por la difunta Betty Jo Dobbs en términos de una teología natural en la que los principios activos en la materia son establecidos como causas secundarias que dan testimonio del poder y sabiduría de Dios.9 Un testimonio convincente de lo correcto de esta forma de apreciar a Newton y su obra lo ofrece el hecho de que es fácil combinar las conclusiones de Force y Dobbs en una sola versión, aunque el primero haya llegado a sus ideas estudiando la teología de Newton, y la segunda su alquimia.
La teología natural de Newton
Incluso en su primer ejercicio de filosofía natural, el cuaderno de notas universitario titulado Quaestiones quaedam Philosophicae (Ciertas cuestiones de filosofía) escrito entre 1664 y 1665, Newton obviamente consideró que la discusión de Dios efectivamente pertenecía a la filosofía natural.10 En una breve pero reveladora entrada "Sobre Dios", Newton declara que el mundo debió haber sido creado por la inteligencia divina. Esto lo llevó a la entrada "Sobre la Creación" en la que afirma que Dios creó la materia de la nada y que luego la modificó para crear entidades individuales. Aquí procede primero refriéndose a la Biblia y luego interpretándola a la luz del argumento razonado. De manera similar, en la sección siguiente, usa la naturaleza de la memoria, e incluso de la percepción, para argumentar la naturaleza inmaterial del alma humana. La presencia de tales artículos en un cuaderno de notas sobre filosofía natural no debería considerarse como inusual. La filosofía natural siempre se había considerado como una sierva de la llamada "reina de las ciencias", la teología. Generalmente se asumía que sólo podía haber una verdad. Cualesquiera que fueran los fenómenos que mencionaban las Escrituras, se asumía por tanto que la correcta filosofía natural los confirmaría, o al menos no se opondría a los pronunciamientos Bíblicos.
Además, mientras que Newton crecía y aprendía filosofía natural, difícilmente podía dejar de ser afectado por el nuevo y foreciente movimiento de filosofía natural en Inglaterra hacia lo que se llegó a denominar teología natural. Este movimiento era un intento por establecer la existencia de algunos de los principales atributos de Dios a través del estudio de Su Creación. Entre los primeros trabajos de esta infuyente tradición estaban Darknes of Atheism dispelled by the Light of Nature (La oscuridad del ateísmo disipada por la luz de la naturaleza) (1652) de Walter Charleton, descrita por su autor como un "tratado físico-teológico", y el Antidote against Atheism (Antídoto contra el ateísmo) (1653) de Henry More. El trabajo de estos dos autores era bien conocido para Newton, y More, siendo miembro del Christ College y ya una figura líder en Cambridge cuando Newton llegó como joven estudiante, fue una infuencia particular sobre él.11 En consecuencia, difícilmente puede causar sorpresa que Newton debiera haber considerado su propia filosofía natural como una forma de comprender la naturaleza de Dios a través del estudio de la Creación.
La teología natural juega un papel prominente en uno de los más tempranos, y más notables, ejercicios de filosofía natural. El tratado manuscrito de Newton intitulado De gravitatione et aequipondio fuidorum (Sobre la gravitación y el equilibrio de los fluidos) fue uno de los primeros intentos, como lo señaló, de tratar con un tema "mediante dos métodos", matemática y físicamente (o filosóficamente). Este fascinante trabajo escrito probablemente a finales de la década de 1660, o sea como fuere antes de 1672, desarrolla no obstante ideas que Newton continuó sosteniendo y usando mucho después en su carrera.12 La mayor parte de este tratado, que nunca se completó, tiene que ver con una digresión sobre la naturaleza del espacio y el cuerpo. Tomando como punto de partida una crítica a los argumentos cartesianos sobre la naturaleza relativa del movimiento, Newton empieza a desarrollar su propia noción de espacio absoluto que luego llegaría a ser característica de la cosmología newtoniana. Newton señala la contradicción de la posición cartesiana entre los argumentos que dependen de una tendencia de los cuerpos a alejarse del centro sobre el que giran (el efecto de honda) y que afirma que la Tierra y los demás planetas no se mueven debido a que, como parte del vórtice giratorio del sistema solar, permanecen rodeados de la misma materia. Conforme a la definición cartesiana de movimiento, la cual requiere que un cambio de lugar debe determinarse por la variación de posición de los cuerpos circundantes, si la materia circundante permanece la misma, en consecuencia no puede decirse que haya ocurrido un cambio de lugar, o movimiento. (El principio de Descartes aquí tiene que ver con el rechazo a una afirmación categórica del movimiento de la Tierra en vista de la condena al copernicanismo por parte de la Iglesia Católica Romana). Sin embargo, para Newton la fuerza centrífuga demostraba la realidad del movimiento, y la naturaleza absoluta del espacio, argumento que habría de desarrollar en los Principia con su famoso "experimento mental" del cubo con agua giratorio.13 Mientras más rápido gira el cubo, más se eleva el agua por los bordes para asumir una superficie cóncava. La superficie, Newton insistía, demostraba el movimiento absoluto del agua, aunque Descartes pudiera afirmar que el agua estaba en reposo debido a que se movía conjuntamente con la superficie circundante del cubo.
Por tanto, es claro que desde sus inicios Newton creía que una correcta apreciación de la naturaleza del espacio era importante de manera crucial para "establecer los verdaderos fundamentos de la ciencias mecánicas" que lo que se podría fundamentar en las nociones cartesianas de extensión. Y no obstante, lo que seguía en De gravitatione tenía que ver mucho más con Dios y su relación con el mundo, que con los fundamentos de las ciencias mecánicas. El espacio no es una sustancia ni una accidente, decía Newton, sino que es, desechando la relevancia tradicional de las categorías aristotélicas, "un efecto emanativo de Dios" coeterno con Dios y prerrequisito necesario para todo ser.
Ningún ser existe o puede existir sin que esté relacionado con el espacio de alguna manera. Dios está en todas partes, las mentes creadas en algún lugar, y el cuerpo en el lugar que ocupa; y lo que no está en todas partes ni en ningún lugar, no existe.
Newton insiste en que en que no es posible "pensar que el espacio no existe".14 Lo que quizá es más notable que el concepto de espacio de Newton es la teoría íntimamente relacionada del cuerpo. Admitiendo desde el principio que la noción de cuerpo es especulativa, Newton no obstante insiste en que "está en el poder de Dios".Sugiere que el cuerpo puede no ser más que una parte del espacio que Dios, por un acto de voluntad, hace impenetrable:
Si ejerciera este poder,... parece imposible que no debiéramos considerar que este espacio es verdaderamente un cuerpo, a partir de la evidencia de nuestros sentidos… pues será tangible debido a su impenetrabilidad, y visible, opaco y coloreado debido a la reflexión de la luz, y resonará cuando se golpee.15
Especulativa como tal, Newton cree que esta teoría sobre el cuerpo tiene una ventaja muy clara sobre las demás:
Pues no podemos postular cuerpos de esta clase sin que al mismo tiempo supongamos que Dios existe, y que ha creado de la nada los cuerpos en el espacio vacío,… Dígase, si así se quiere, cuál de las concepciones ya bien sabidas elucida alguna de estas verdades, o antes bien no se le opone a ninguna de ellas.
Por contraste, Newton inmediatamente sugiere que la concepción cartesiana es "un camino al Ateísmo".Aquí tenemos, pues, una confirmación anticipada de la afirmación de su amigo, John Craig, según la cual Newton demostró "los errores de la filosofía de Descartes… porque su pensamiento fue hecho con el propósito de ser los fundamentos de la infidelidad".16
Pero la teoría del espacio y el cuerpo desarrollada en De gravitatione es notable no sólo porque trata de probar la existencia de Dios, sino también debido a la clase de Dios Providencial de la que depende. Newton era un creyente fuertemente comprometido de lo que se llama teología voluntarista, la cual hace énfasis en la omnipotencia de Dios y en la irrestricta libertad de su voluntad. En la teoría del cuerpo en De gravitatione el papel supremo de la voluntad de Dios se enfatiza de manera reiterada. Dios crea "por la sola acción del pensamiento y la voluntad", para la creación es suficienteiente "una acto de la voluntad divina", Dios creó "el mundo solamente por un acto de voluntad.".17 El Dios de Newton era un Dios de dominio absoluto sobre el mundo y sus criaturas.
La teología bíblica de Newton
La concepción particular de Newton sobre la naturaleza de Dios es evidente a partir de una lista de pecados que elaboró en el domingo de Pentecostés en 1662. Aunque algunos de estos pecados son mundanos, muchos de los que se le ocurrieron cuando compiló la lista eran pecados contra Dios. No respetar el sabbat era común, pero la lista no paraba ahí: "Fijar mi corazón más en aprender los placeres del dinero que en Ti" "No amarte por sobre todas las cosas" "No desear Tus mandatos" "No tenerte temor como para no ofenderte." Como niño póstumo quizá Newton hizo de Dios su figura paterna de una manera más inmediata de lo que otros jóvenes podrían haber estado inclinados a hacerlo. En realidad, Frank Manuel, autor de uno de los principales estudios sicoanalíticos de Newton, así lo creía. Manuel sugirió que Newton "vivió bajo la mirada del Supervisor riguroso", y que dicho Supervisor riguroso no era su propia conciencia (al menos no por cuanto tiene que ver con Newton) sino Dios. Muchos años después, en el "Escolio General" escrito para los Principia en 1713, Newton les habló a sus lectores de este riguroso Supervisor:
Él lo rige todo, no como el alma del mundo sino como el señor de todo. Y debido a su dominio se le llama Señor Dios Pantokrator. Pues "dios" es una palabra relativa y hace referencia a los siervos, y la divinidad es el señorío de Dios, no sobre su propio cuerpo como suponen aquellos para quienes Dios es el alma del mundo, sino sobre los siervos.18
En De gravitatione Newton ya había desestimado la necesidad de un alma del mundo como agente intermediario entre Dios y el mundo:
el mundo no ha de llamarse la criatura de esta alma sino sólo de Dios, el cual podría crear estableciendo un alma de tal naturaleza que surgiera el mundo necesariamente. Pero no veo por qué razón Dios mismo no le da forma inmediatamente al espacio con cuerpos.19
Cuando Newton llegó a ser miembro menor del "Colegio de la Sagrada e Indivisa Trinidad", para darle su título completo, en octubre de 1667, tuvo que jurar:
que adoptaré la verdadera religión de Cristo con toda mi alma… también que tomaré la teología como tema de mis estudios y tomaré las órdenes sagradas cuando llegue el momento estipulado por estos estatutos, o resignaré del colegio.20
Newton no era alguien que tomara un juramento a la ligera. Cuando el "momento estipulado" (1675) se acercaba, estaba comprometido en el estudio serio de las Sagradas Escrituras. Es difícil de escapar a la conclusión de que quería asegurarse justamente cuál era la "la verdadera religión de Cristo" que había jurado adoptar. Pero, como Westfall ha señalado, no hay ninguna señal de que Newton se forzara a emprender el estudio de las Escrituras como una obligación molesta. La cantidad de documentos que escribió, y la evidente especialización, ambos de gran alcance y meticulosos sobre los que se basó, revelan el compromiso a ultranza de Newton con lo que no creyó que fuera "ningún asunto de indiferencia, sino un deber de la mayor importancia".21
Determinar la fecha de los manuscritos teológicos con alguna certeza es imposible en la mayoría de los casos, pero resulta bastante claro que desde el comienzo Newton llegó a interesarse de manera particular sobre la relación de Cristo con Dios, y la doctrina de la Trinidad. Por tanto, la naturaleza de Dios, y la divinidad misma fue lo que capturó su atención. El Dios de Newton, el Dios de total dominio, en lo referente a la relación de ese término con los siervos, era también el "Dios del Hijo".22 Cristo estaba subordinado a Dios, era un mediador divino entre Dios y la humanidad, pero era un ser creado, no "consustancial" con Dios mismo. Cristo también estaba sujeto al dominio del Dios supremo. La exégesis bíblica de Newton, y la erudición histórica sobre los comienzos de la Iglesia Cristiana lo llevaron a creer que la "verdadera religión", la de la Cristiandad Apostólica, era la del supuesto hereje Arrio (c. 250 - c. 336), quien había sido condenado por el concilio de Nicea en 325. El Trinitarismo, introducido en la doctrina cristiana por Atanasio (c. 296 - 373), llagó a ser visto por Newton como una perniciosa forma de idolatría que erróneamente adoraba a Cristo como Dios.23
Si el antitrinitarismo fue el foco principal de los primeros estudios teológicos de Newton, pronto llegó a dedicarle mucha energía intelectual a interpretar las profecías apocalípticas. En una de sus consideraciones sobre la subordinación de Cristo había notado que "El Hijo reconoció que la presciencia de todas las cosas futuras era sólo del padre".24 Esto le pudo haber dado el estímulo original para que considerara los escritos proféticos, pero no habría necesitado mucho ánimo. La agitada historia de la Iglesia en la Inglaterra del siglo XVII, los acontecimientos que condujeron a las Guerras Civiles y a través del interregno subsiguiente, llevaron a una proliferación de exégesis proféticas. Una de las figuras principales de este movimiento fue el especialista anglicano Joseph Mede, quien se opuso a las interpretaciones alegóricas del Apocalipsis de San Juan e insistió en que las predicciones, interpretadas correctamente, predecían literalmente un Reino de Dios en la Tierra. Las ideas de Mede fueron adoptadas y difundidas por el platónico de Cambridge que le era bien conocido a Newton, Henry More. Es fácil ver porqué Newton, ya inmerso profundamente en la exégesis bíblica, debiera concentrarse en los libros de Daniel y del Apocalipsis.25
Mede y More escribieron en sus escritos proféticos sobre "la gran apostasía", que usaban como punto de partida para las cronologías que desarrollaban. Para ellos, la apostasía ocurrió cuando la iglesia apostólica se convirtió en la iglesia católica romana, hacia finales del reino del emperador Teodosio (346-395). Esta fecha les permitió sugerir que la iglesia anglicana era la iglesia apostólica restaurada. No obstante, para Newton la iglesia anglicana no era menos trinitaria, y por tanto idólatra, que el catolicismo, y de esa manera no podía representar la fe apostólica. Para él, la gran apostasía era el trinitarismo el cual a su parecer no triunfó en la iglesia sino hasta alrededor de 607. 26 A diferencia de More y Mede, Newton no vio nada en su propia época que se pareciera ni siquiera remotamente a la verdadera iglesia. En lugar de usar la exégesis de las profecías para establecer la verdad del anglicanismo, más bien la usó para demostrar nuevamente el dominio de Dios sobre la humanidad y su historia. Las "historias de las cosas por venir" que Newton observó en los libros proféticos, testimoniaban el control de Dios sobre el desarrollo de la Iglesia y su gente.27
De esta manera los estudios que Newton realizó sobre la historia y las Escrituras se relacionan con su teología natural. Cuando el religioso anglicano Richard Bentley le escribió a Newton en 1692 para pedirle su ayuda sobre cómo usar los detalles de su filosofía natural para demostrar la existencia de Dios, Newton estaba muy a gusto de colaborar; respondió diciendo que "nada me puede regocijar más que encontrarlo útil para tal propósito".Con todo, al final de la misma carta escribió:
Sin embargo existe otro argumento para la deidad, el cual considero muy fuerte, pero pienso que es mejor dejarlo en reposo hasta cuando los principios en los que se basa sean mejor recibidos.28
Esta es casi con certeza una referencia al trabajo de Newton sobre la interpretación de las profecías. Como había escrito hacía casi veinte años antes en su "Tratado sobre la Apocalipsis" :
Si entonces las profecías que tenían que ver con la era apostólica fueron dadas para la conversión de los hombres de esa época, para la verdad y para el establecimiento de su fe, y si su deber era buscar con diligencia en las profecías; por qué no debemos pensar que las profecías que tienen que ver con tiempos posteriores en que habitamos nos fueron dadas para un uso similar de manera que en medio de las apostasías pudiéramos ser capaces de discernir la verdad y establecerla en su fe, y que también nuestro deber sea investigar con toda diligencia en esas profecías.29
La intención pues no era usar las profecías para hacer predicciones, ni para tratar de suponer el significado de las profecías que aún no se habían cumplido, sino mostrar cómo lo que una vez fueron profecías tenía que ocurrir por ahora. "La estulticia de los intérpretes", según Newton, "ha sido predecir tiempos y cosas mediante la profecía, como si Dios las diseñara para hacer profetas." El asunto de las profecías sin embargo era "que después de haberse cumplido podrían interpretarse mediante el hecho y su propia providencia manifiestándose por medio de ello al mundo, no por los intérpretes".30 La correlación entre la primera profecía y la historia subsiguiente puede usarse para demostrar la fe verdadera y para guiar a la iglesia, revelando la providencia de Dios. En Newton, por ende, existe un estricto paralelismo, entre la exégesis de las Escrituras y su teología natural. Ambas son usadas para establecer la existencia de Dios y su dominio providencial en el mundo.
Alquimia, principios activos y teología natural
Pero durante esta época, cuando aún era miembro menor del Trinity, y se aproximaba el momento cuando debería ordenarse o resignar.31, Newton también había emprendido sus estudios alquímicos. La alquimia usualmente no era considerada como parte de la filosofía natural —en realidad nunca se enseñó en las universidades como parte del currículo en filosofía natural— sino que se asumía que sus teorías y prácticas eran consistentes con los preceptos filosóficos naturales dominantes.32 La mayoría de los practicantes indagaban la alquimia a fin de lograr fines específicos: la trasmutación del plomo en oro, la creación de la piedra filosofal, o del álcali que se creía que permitían bien fuera la transmutación o la creación de la panacea medicinal. A pesar de ello, en el caso de Newton la alquimia puede verse como un complemento empírico a la teoría de la materia más especulativa de la nueva filosofía mecánica. Como lo han señalado Westfall, Rattansi y Dobbs, la alquimia de Newton parece haber estado dirigida fundamentalmente a descubrir y entender los principios activos que creía que residían en la las partículas de la materia las cuales se suponía que constituían todos los cuerpos, según la filosofía mecánica.33
Cuándo y cómo llegó Newton a su creencia en los principios activos de la materia es algo que no se sabe, pero su papel en su filosofía natural, en sus teorías ópticas, y en su alquimia, es algo absolutamente crucial y así permaneció desde los inicios de su carrera hasta el final. Como observó Westfall, "la meta de Newton era demostrar que la materia depende de Dios".34 Los principios activos establecidos empíricamente para Newton no sólo sirven para un propósito filosófico natural, sino también para una función teológica. En vista de que la materia es, para Descartes, por su propia naturaleza pasiva e inerte, si se pudiera demostrar que la materia de hecho estaba dotada de principios de actividad, tales como la atracción gravitacional, esto constituiría una evidencia poderosa de la existencia de Dios. Los principios activos no son natural ni lógicamente inherentes a la materia (a la manera como lo es la extensión, por ejemplo), así que sólo pueden haber sido implantados en la materia por un supremo creador. En consecuencia Newton repetidamente invocó estos principios activos en las "Cuestiones" al final de la Óptica:
Además me parece que estas partículas no sólo tienen una Vis inertiae, acompañada de las leyes pasivas del movimiento como naturalmente resultan de esa fuerza, sino que se mueven por ciertos principios activos, tales como el de la gravedad y los que causan la fermentación y la cohesión de los cuerpos.35
Newton insistió en la realidad de los principios activos no sólo en la Óptica, sino a lo largo de su carrera. Primero parecen surgir de sus escritos alquímicos. En efecto, puede ser que Newton tomara la alquimia como una medio para establecer la existencia de los principios activos. La noción puede verse claramente en uno de los primeros escritos sobre alquimia, su estudio de la "Vegetación de los metales", que pudo haber sido escrito alrededor de 1669. Después de sugerir que la mayoría de la masa sensible, si no toda, "es nada más que éter coagulado y entretejido en varias texturas", añade:
Nótese que es más probable que el éter sea sino un vehículo para algún espíritu más activo y que los cuerpos pueden componerse de ambos, que en la generación pueden absorber éter así como aire y que en el éter esté envuelto el espíritu. Quizá este espíritu es el cuerpo de la luz 1. porque ambos tienen un prodigioso principio activo, ambos son trabajadores perpetuos, 2. porque a todas las cosas se les puede hacer emitir luz mediante el calor…36
Hablando en términos generales, este peque
No hay comentarios:
Publicar un comentario