Desde allí observó que Lugh aparecía por un segmento del horizonte, se mantenía observando a su pueblo durante otro segmento para desaparecer posteriormente. En su segmento de observación se acercaba a su pueblo para alejarse del mismo hasta desaparecer. Al pronto observaron que, cuando estaba no observable haría un acercamiento a su pueblo para posteriormente alejarse del mismo para volverse a aparecer.
Cuando no estaba observable entendieron que estaba observando a su pueblo ya muerto, por lo que hicieron presentes a sus muertos sobre llosas en alto donde se pudrían dejando liberados a los huesos que se depositarían debajo de las llosas.
A este lugar sombrío que tenía por función ser el pudridero le firron por nombre La Llosa que es como hoy aún se la conoce.
Al lugar donde eran obsercados por Lugh le dieron por nombre La Talanquera que es como hoy se la conoce y que lo es por disponer de una muralla de piedra que les servía de defensa ante otros animales y pueblos que les querían robar la tierra que Lugh había proporcionado para habitarla.
Así es como el pueblo de Lughonia descubrió que la espera, o duración de su encuentro con Lugh, se transfornaba en espacios concretos y lo hacía de modo regular.
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