En los años del terrorismo en Belfast, los pacientes llegaban al hospital en la condición clínica denominada "coma traumática". El neurocirujano tenía necesidad de detectar la avolución de la lesión encefálica por parte de la enfermería que eran la primera línea de vigilancia (de ahí el término de "vigilancia intensiva"), por lo que un neurocirujano creó (no utilizó criterios científicos) el registro de un conjunto de signos neurológicos que por registrados (no explorados) por parte de enfermería (con precario saber neurológico) pudieran ser tenidos con carga de información prospectiva pars tomar medidas terapéuticas por parte del neurocirujano (que no del cirujano neurológico).
Con la propagación de los médicos adscritos a las unidades de enfermería dedicadas a la vigilancia intensiva, indebidamente se fué generalizando la denominada "escala de Glasgow" (no es ni ha sido escala sino exploración de signos a los que caprichosamente se le asignó un número y se les sumó, porque sí, aparentando escala y, por ello, ciencia). Digo que por esos actos se generalizó su uso a todo tipo de alteración del despertamiento y no a la de origen traumático.
Los neurocirujanos del hospital general utilizamos una exploración neurológica de los trastornos del despertamiento que Fernández Serrats trajo de Montpellier y que se le dió en decir "nivel de integración funcional" que utiliza reflejos de diez niveles anatómicos de tronco a córtex. La "escala de Glasgow era propia de las enfermeras devla "unidad de vigilancia intensiva del hospital General de Asturias. Enfermeras y neurocirujanos constituímos una entrañable y profesional "unidad operativa" que guardo con celo en mi memoria. La destrucción administrativa del hospital General de Asturias acabó con la neurocirugía en Asturias que se vio suplantada por una cirugía neurológica que acabó matando al Doctor Serrats y secesionando al Doctor Augusto, neurocirujanos y no cirujanos neurológicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario