https://www.lavanguardia.com/internacional/20200107/472780591845/6000-muertos-ninos-brote-sarampion-congo.htm
Más de 6.000 muertos, la mayoría niños, por un brote de sarampión en el Congo
En el último año se han declarado 310.000 nuevos casos en la que es la peor epidemia de este tipo en todo el mundo
El brote de sarampión declarado en la República Democrática del Congo (RDC) ha causado en un año más de 6.000 víctimas mortales, con los niños como el sector de la población más perjudicado, informó hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pidió más apoyo financiero para combatir la epidemia. Este brote es el peor de su tipo en el mundo y, desde su comienzo a principios de 2019, ha dejado en total unos 310.000 casos.
La OMS y las autoridades sanitarias congoleñas están embarcadas en una campaña de vacunación, que ya ha alcanzado a más de 18 millones de niños menores de 5 años, pero, pese a los esfuerzos, la epidemia aún no se ha contenido y en muchas áreas la tasa de inmunización sigue siendo baja.
El 25% de los casos afectan a niños de más de cinco años
“El 25 % de los casos de sarampión registrados corresponde a niños de más de 5 años de edad, que son los más vulnerables”, señaló la agencia de la ONU en un comunicado emitido este martes. Por ello, la OMS pide a la comunidad internacional apoyo económico adicional.
“Estamos haciendo lo máximo posible para poner esta epidemia bajo control. Pero para ser realmente exitosos necesitamos que ningún niño se enfrente al riesgo innecesario de morir por una enfermedad que es fácilmente prevenible con una vacuna”, indicó el director regional para África de la OMS, Matshidiso Moeti, en la nota. “Urgimos a nuestros socios a aumentar su ayuda urgentemente”, agregó.
Se necesitan unos 40 millones de dólares adicionales para financiar la asistencia médica
La OMS advirtió de que la falta de fondos está siendo un “impedimento enorme” para paliar el brote y estimó que se necesitan unos 40 millones de dólares adicionales para financiar la asistencia médica y la extensión del plan de vacunación durante los próximos seis meses.
Todas las provincias de la populosa RDC han sido afectadas por este brote, que no solo se ha visto agravado por los bajos niveles de vacunación, sino también por problemas como el difícil acceso a algunas zonas, la mala alimentación en muchos sectores de la población y la débil infraestructura sanitaria congoleña. Además, las creencias culturales y las prácticas tradicionales de atención médica suelen obstaculizar la vacunación de los niños.
Asimismo, la inseguridad es un grave problema, ya que en RDC operan decenas de grupos armados que cometen frecuentes matanzas. Una de las zonas más afectadas por la inseguridad es el noreste del país, una región que, además, lleva peleando contra un brote de ébola desde agosto de 2018.
Ese brote ha dejado hasta la fecha 2.233 muertos, casi un tercio de los que ha provocado el sarampión, si bien el ébola ha recibido mucha más atención internacional y mediática. El sarampión es una enfermedad de la infancia -altamente contagiosa y que puede llegar a ser letal- que causa importantes complicaciones respiratorias, especialmente en adultos jóvenes.
El término gastronómico racista y falso que sigue en el diccionario
Tres palabras bastan para estigmatizar a toda una raza y menospreciar el patrimonio de una gastronomía milenaria
Stop al racismo: la gastronomía china paga por el coronavirus
No ha empezado con buen pie el año nuevo chino de la rata. A medida que aumentan los temores por el contagio del coronavirus, lamentablemente también se amplifica el racismo contra los asiáticos por el mundo. Algo que, por cierto, no es nuevo si se mira en el interior del diccionario más vendido en América. Desde 1993, el Merriam-Webster’s Collegiate Dictionary reedita la actualización de su diccionario con uno de los conceptos gastronómicos más peyorativos que se recuerdan. Pese a ser una definición tan falsa como racista, nada ni nadie ha logrado arrancarlo de sus páginas. Lo denominan Chinese Restaurant Syndrome (Síndrome del Restaurante Chino) y la definición es sonrojante de principio a fin.
“Un grupo de síntomas (como entumecimiento del cuello, brazos y espalda con dolor de cabeza, mareos y palpitaciones) que afecta a las personas susceptibles que comen alimentos y especialmente comida china fuertemente condimentada con glutamato monosódico”.
Portavoces de la comunidad china en Estados Unidos, profesionales de la medicina y los principales fabricantes de glutamato monosódico han unido fuerzas para exigir la eliminación inmediata del término. Tres palabras que al unirse sirven para estigmatizar a toda la raza asiática y tirar por los aires el patrimonio de la gastronomía china, labrado a fuego lento durante miles de años. Bajo el lema #RedefineCRS (Redefinir Síndrome del Restaurante Chino) se pretende hacer todo el ruido mediático que haga falta hasta que los mandamases del diccionario se vean obligados a eliminar o replantear el término: “El Síndrome del Restaurante Chino no sólo es científicamente falso, es un término xenófobo y desactualizado”, dicen sus impulsores.
Pero, ¿cómo puede seguir siendo vigente un término tan ofensivo en un diccionario de referencia entre los universitarios en Estados Unidos? Fue el año 1968 cuando se acuñó por primera vez el término Chinese Restaurant Syndrome (CRS) por Robert Ho Man Kwok. Este doctor pretendía describir la colección de síntomas, antes mencionados, que experimentó después de ingerir comida china, y el centro de todas las críticas rápidamente se focalizó en un producto que se ha demonizado por activa y por pasiva, el glutamato monosódico.
Lo cierto es que el glutamato monosódico siempre ha estado bajo la sombra de la sospecha. El glutamato es uno de los componentes más importantes en las proteínas. De hecho, se encuentra naturalmente en muchos alimentos c omo el queso, la leche, la carne, el pescado y muchas verduras . Concretamente, los niveles de glutamato monosódico son particularmente altos en alimentos como los tomates, los champiñones y el queso parmesano, como responsable de ese sabor umami tan característico.
Glutamato monosódico
Es uno de los componentes más importantes de la proteínas y está presente en alimentos como el queso, la leche, la carne y el pescado
Cuando se agrega artificialmente a un alimento sirve como potenciador de sabor gracias a su composición de agua, sodio y glutamato. Es un producto sin textura ni olor propio que se puede encontrar fácilmente en los supermercados como una sustancia blanca de textura y apariencia similar a la sal o el azúcar. Una composición que el químico japonés Kikunae Ikeda logró aislar por primera vez en 1908, buscando el componente que daba ese sabor tan peculiar a las algas kombu.
Pese a que las autoridades competentes y miles de estudios científicos han certificado que es un ingrediente seguro y que no hay ninguna prueba concluyente para determinar que el glutamato monosódico es el causante directo del malestar corporal tras ingerir comida china, la creencia popular sigue haciendo oídos sordos y se percibe como un químico malo para la salud. Un argumento que se desmonta con facilidad cuando el consumidor descubre por sorpresa que lleva toda la vida comiendo glutamato monosódico como ingrediente fundamental de alimentos procesados, sopas preparadas, aderezos para ensaladas, mayonesa, verduras enlatadas y platos congelados.
Por si fuera poco, el estudio “Fact or Fiction? The MSG Controversy” de la Facultad de Derecho de Harvard, recopiló toda la información científica al ver que la polémica no cesaba pese a las evidencias. “En promedio, un individuo consume 11 gramos de glutamato al día de fuentes de proteínas naturales, y menos de 1 gramo de glutamato por día como glutamato monosódico. .(...) Además, en nuestro organismo se generan dos kilogramos de glutamato natural en los órganos y tejidos del cuerpo, incluyendo el cerebro, los riñones, el hígado y varios músculos. El glutamato producido por el cerebro ayuda a las funciones normales del órgano y también sirve como neurotransmisor. En el sistema digestivo juega un papel importante como fuente primaria de energía para el intestino”.
Si a todo esto se le suma que puede promover un menor consumo de sal durante las comidas, las pruebas eran demasiado evidentes como para no intentar desmontar mitos: “Si el glutamato monosódico es tan malo para la salud, ¿por qué en Asia no sufren todos de dolor de cabeza?”. Era el titular del periodista Alex Renton en The Guardian. Una pregunta voluntariamente provocativa ante la desinformación que ganaba terreno entre los consumidores que asociaban la comida de los restaurantes chinos con el inicio de todos sus males.
Where are all the complaints of headaches and nausea?? Chinese Restaurant Syndrome my ass.
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Incluso el mediático chef David Chang, de origen coreano, no pudo evitar entrar en la polémica hace pocos días. Harto de la persistencia del Síndrome del Restaurante Chino como un criadero de incultura gastronómica, publicó un tuit incendiario cuando salieron a la luz pública los nombres de dos de las cadenas de comida rápida más populares de Estados Unidos que también usaban el glutamato monosódico de manera confidencial. “¿Dónde están todas las quejas de dolores de cabeza y náuseas? Síndrome del restaurante chino y una mierda”, se preguntaba irritado.
Entonces, ¿cómo puede un ingrediente alimentario que ha pasado infinidad de test de seguridad y para el cual prácticamente no hay evidencia científica confirmada de muertes o enfermedades graves generar tanta histeria colectiva? Un estudio realizado por dos científicos italianos, P.L. Morselli y S. Garatini, del Instituto de Investigación Farmacológica de Milán, indicó que podía ser una cuestión de “autosugestión”. Lo que no querían decir los científicos es que esa supuesta autosugestión podía esconder un racismo galopante. Y es que para la comunidad china más activista, la caza de brujas generada por el movimiento anti glutamato monosódico esconde un movimiento anti chino peligrosamente enquistado en la sociedad.
Uno de los motivos principales de la persistencia del Síndrome del Restaurante Chino puede atribuirse a la lógica científica de la doctora Daryl Altman, consultora médica del Food Allergy Center en Estados Unidos. Después de estudiar con casos clínicos la viabilidad del síndrome, le pareció inquietante que incluso después de que se mostrara a los participantes que habían consumido grandes cantidades de glutamato monosódico sin experimentar ningún tipo de reacción, “no los detuvo a seguir creyendo que el glutamato monosódico era un problema. Hay una alta prevalencia de creencias y una baja prevalencia de la realidad”. Unas creencias que demostraron estaban ganando la batalla cuando los fabricantes de alimentos para bebés de Estados Unidos tomaron la decisión de eliminar el glutamato monosódico de sus productos. ¿Motivos? Aludían que era “innecesario, engañoso y potencialmente perjudicial para el sistema nervioso del bebé”. Todo esto sin ninguna prueba científica donde agarrarse.
Lo que parecía el principio del ostracismo del glutamato monosódico fue solo un espejismo, porque la gran mayoría de fabricantes de alimentos procesados lo usan a discreción. Wen Ji Xiang, que desde hace 13 años regenta uno de los restaurantes chinos más auténticos y bien valorados de Boston, entiende que el glutamato monosódico es una herramienta que un buen cocinero no debe menospreciar pese a su mala reputación. En China aprendió a manejar el mejor género como encargado de compras de una empresa de verduras y ha logrado aplicar todo ese conocimiento en el restaurante Qingdao Garden.
Pero la realidad es que...
La gran mayoría de fabricantes de alimentos procesados usan el glutamato monosódico a discreción
Aquí se sirven unas 300 recetas muy difíciles de encontrar no sólo en Boston, sino en todo Estados Unidos. Los clientes fieles que llenan su local a todas horas aseguran que su comida es auténtica comparada con otros restaurantes chinos del norte de Cambridge. “Al cliente norteamericano le gusta la comida china demasiado dulce. Incluso las salsas de soja aquí son mucho más dulces y se usan en exceso. Supongo que algunos restaurantes chinos han buscado equivocadamente contentar a estos clientes perdiendo cualquier tipo de referencia con la gastronomía china original. Yo mismo como cliente he preguntado a muchos propietarios por qué cocinan de esta manera. Les digo que no quiero los platos de la carta y que me preparen auténtica comida china. Pero se llevan los platos y vuelven a sacar de la cocina más de lo mismo. Pago mi cuenta muy triste y me voy sin comer”.
Lo que diferencia a Wen Xiang de otros propietarios es que compra personalmente todos los ingredientes dos veces al día. “Son más de ocho horas al día sólo comprando producto porque hay verduras muy complicadas de encontrar”. La polémica con el Síndrome del Restaurante Chino le pilla un poco desprevenido, pero rápidamente activa las defensas buscando inocentes y culpables: “No me gusta que exista este síndrome y menos que un diccionario lo recoja. Deberían eliminarlo hoy mismo. Si se quiere usar para explicar el excesivo uso del glutamato monosódico no hace falta incluir a los chinos dentro de la definición. Claro que hay restaurantes de comida china que hacen mal las cosas, pero pasa lo mismo con restaurantes de cocina italiana, francesa o española”.
En su comedor se mezclan chinos muy silenciosos con norteamericanos amantes de la buena comida china. “La gente relaciona el glutamato monosódico con los restaurantes chinos porque hay mucha comida en las zonas suburbanas de las grandes ciudades de Estados Unidos donde se utiliza el glutamato monosódico en exceso para esconder la mala calidad de algún producto fresco. Aquí lo utilizamos en algunas recetas. Por ejemplo, en las albóndigas con pak choi, pero hay una razón para su uso. En el proceso de descongelación de la carne se suelta sangre y jugo esencial para el emplatado. Lo que hace el glutamato es volver a incorporar todo ese sabor perdido en el interior de la carne. Es vital remover a mano durante dos horas añadiendo poco a poco el glutamato a la carne descongelada”.
Entre sus recetas más particulares destacan sus dumplings caseros de espinacas, puerros y judías verdes, el atún king maduro con cebolletas de jengibre y salsa picante o las clásicas albóndigas Lion’s head al estilo de Shangai con pak choi. Recetas alejadas de la comida china-americana mayoritaria donde todo lo que se sirve es casi irreconocible para un chino que nunca ha salido de su país: “¡Es tan diferente la cocina tradicional china a lo que vemos en muchos restaurantes chinos de Estados Unidos! Si hubiera una gran escuela oficial de comida china en Estados Unidos no habría tantos problemas. La cocina china tradicional es muy sensitiva y requiere de especialidad y sobre todo experiencia, algo que solo te lo dan los años”.
Qingdao Garden
La cocina china tradicional es muy sensitiva y requiere de especialidad y sobre todo experiencia, algo que solo te lo dan los años”
Y añade una teoría muy particular del por qué de la existencia de este síndrome: “En las cocinas de los restaurantes chinos se trabaja muy duro. En mi restaurante abrimos a las 11:30 de la mañana y cerramos a las diez de la noche sin descanso. Cuando no hay buenos cocineros chinos libres se acaba contratando a cocineros sudamericanos, que le ponen mucha voluntad pero no tienen esa cultura heredada ni han aprendido esta cocina en casa. Si el jefe les dice que pongan un extra de glutamato monosódico lo pondrán porque lógicamente no quieren perder su trabajo. Después estos mismos cocineros acaban en otros restaurantes donde quieren demostrar que saben cocinar comida china, y sirven esas recetas erróneas pensando que hacen lo correcto”, asegura.
Es triste, pero en demasiadas ocasiones la manera de denunciar una situación de racismo genera, aunque sea sin quererlo, otra clase de racismo hacia otra raza. Un pez que se muerde la cola y que deja demasiados interrogantes abiertos también en las conclusiones del informe de la Universidad de Derecho de Harvard: “A pesar de los numerosos intentos científicos de separar el mito de la realidad, el cuerpo de evidencia anecdótica dirigido al glutamato monosódico continúa creciendo, al igual que las respuestas apasionadas de ambos lados del debate, dejando a las claras que la controversia en torno al glutamato monosódico está lejos de terminar”.
Yaravirus, un nuevo virus con genes no identificados
Los científicos han clasificado su descubrimiento dentro del grupo de las amebas aunque presenta un origen y una filogenia inciertos
Coronavirus: Última hora, en directo
Yaravirus (Yaravirus brasiliensis), así se llama el nuevo virus que ha desconcertado a sus descubridores. Hasta el 90% de sus genes, 68 del total, no se habían visto nunca antes ni se encuentran registrados. Según los autores, tan solo seis tenían homólogos lejanos en bases de datos públicas.
El hallazgo se llevó a cabo en las aguas fangosas de un lago artificial llamado Pampulha, en Belo Horizonte (Brasil). El equipo de científicos brasileños y franceses bautizó el nuevo descubrimiento en honor a Yara, una diosa acuática de la mitología brasileña. La investigación se publica en el portal bioRxiv.
Según explican los autores, se trata de un nuevo linaje de virus de tipo ameba con un origen y filogenia inciertos. Este grupo se caracteriza por el gran tamaño de sus genomas que codifican de cientos a miles de proteínas. Por el contrario, el Yaravirus no supone una gran partícula ni presenta un genoma complejo.
El primer análisis genético, para el cual se emplearon protocolos estándar, no pudo encontrar ninguna secuencia reconocible de la cápside -capa encargada de albergar el genoma- ni de otros genes virales clásicos . “Esta es una característica relevante para resaltar la importancia de los estudios relacionados con el aislamiento de nuevas muestras virales, ya que siguiendo los protocolos actuales para la detección viral, el Yaravirus ni siquiera hubiera sido reconocido como un agente viral”, señalan los científicos en el artículo.
La cantidad de proteínas desconocidas que componen el nuevo virus refleja la variabilidad existente en el mundo viral y cuántos nuevos genomas virales están aún por descubrir. “Yaravirus amplía nuestro conocimiento de la diversidad del ADN de los virus”, dicen los autores. “La distancia filogenética entre Yaravirus y todos los demás virus resalta nuestro análisis aún preliminar de la diversidad genómica”, concluyen.
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