Augusto, ¿continuamos la estrategia?
Así comenzábamos la noche que no estaba mi padre en casa.
Frente a frente la butaca de cada uno. Ponía la mesa entre los dos, a su izquierda.
Podría ser que nos diera el día. Desayuno y cada uno a su quehacer.
Mi madre me dió a conocer el Ajedrez. No debes utilizar tablero ni figura alguna, con lo cual puedes continuar el juego sin que nadie intervenga.
Ella conocía llevar tres partidas a la vez. Consiguió que yo lo pueda hacer.
Mi padre también lo hacía. Los dos tomábamos un vino en un bar y, a la vez, me decía, ¿continuamos la última de tu casa?. En una ocasión me llamó desde su casa al HGA: ¿Tienes tiempo para terminar la de ayer? Sí. Venga.
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