Serpientes, ratas o tejones, origen del brote
La epidemia del coronavirus de Wuhan cuestiona más aún el comercio de especies exóticas y animales silvestres
La propagación del coronavirus 2019-nCoV que causa la llamada "gripe o neumonía de Wuhan" por tener su origen en esta ciudad china de 11 millones de habitantes ha puesto sobre las cuerdas el ya cuestionado comercio de especies exóticas de dudosa legalidad y tolerado por las autoridades chinas.
La demanda de productos de animales silvestres empleados para la medicina tradicional china o consumidos como manjares, con frecuencia procedentes de la caza furtiva, es un caldo de cultivo para la propagación de infecciones, tal como ocurrió en el pasado con otras epidemias como el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), la gripe común o la viruela, dada la capacidad evolutiva que tienen los virus para adaptarse a nuevos organismos y crear nuevas cepas infecciosas, lo que se conoce como transmisión cruzada entre especies.
En esta ocasión la epidemia también ha tenido el mismo origen, según han confirmado las autoridades chinas: un mercado de carne en el que los animales salvajes expuestos para su consumo se ha convertido en un caldo de cultivo para la propagación del virus, facilitando que salte la barrera entre especies animales que ya habían creado defensas naturales contra el virus y comience a infectar a los seres humanos.
"El origen del nuevo coronavirus es la vida silvestre vendida ilegalmente en un mercado de mariscos de Wuhan", ha señalado en un comunicado Gao Fu, director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, informan David Stanway y Sophie Yu, de Reuters.
Las investigaciones preliminares apuntan que el virus, en su etapa más reciente, se transmitió a los humanos a partir de serpientes, aunque el experto asesor médico del gobierno chino Zhong Nanshan también ha identificado a los tejones y las ratas como posibles fuentes.
Los conservacionistas y expertos en salud pública llevan décadas denunciando el comercio alegal, otras muchas veces ilegal, de especies exóticas, muchas de ellas protegidas, en varios países asiáticos, algo que se atribuye a la tradición pero que supone también un atentado contra el medio ambiente por su inmenso impacto en la biodiversidad. A este argumento se une el riesgo que desempeña para la propagación de nuevas epidemias víricas como la del nuevo coronavirus.
En estos mercados el bienestar animal brilla por su ausencia, pero además "esta acumulación y mezcla de todas estas especies juntas en un área muy pequeña, con secreciones y orina mezcladas", ha señalado Christian Walzer, director ejecutivo de la Wildlife Health Wildlife Conservation Society, con sede en Nueva York, Estados Unidos.
El peso de la tradición
Después del SARS, China puso en marcha medidas regulatorias en el comercio de animales y la caza furtiva, pero el peso de la tradición lleva a que muchos productos de origen animal todavía están fácilmente disponibles, reporta Reuters: Alibaba tiene disponibles serpientes, pavos reales e incluso cocodrilos y esta agencia contactó a un residente de Mongolia Interior llamado Gong Jian que vende carne de serpiente, camello, cocodrilo y ciervo en WeChat.
Fotógrafos han tomado imágenes del mercado de Wuhan antes de que fuera cerrado a finales de 2019 y en el que se se acumulaban, entre otros, serpientes, patos, conejos, puercoespines y zorros: más de 50 especies de animales silvestres se vendían, entre ellos los amenazados pangolines, englobados en el convenio CITES como especie en máxima protección equiparable al tigre de Bengala o el rinoceronte negro.
Es más, recuerda este veterinario, "estos animales, confinados en jaulas y con normalmente sometidos a maltrato, están sometidos antes de morir a un intenso estrés que deprime sus sistema inmunitario", lo que agrava el problema: ya no se trata solo de una cuestión animalista o medioambiental: es un grave riesgo para la salud pública de los locales, pero también de la sociedad global.
No hay comentarios:
Publicar un comentario