sábado, 19 de mayo de 2018

El oficio de ser amor.

El oficio de mediar, diagnosticar, o tratar, lleva como propiedad el medir.

No se debe hacer "nada" que no se mida, para procurar saber del error cometido en lo que has hecho.

En mi currículo vital, la disciplina "teoría de la medida" sigue siendo la de una mayor ansiedad y preocupación.

Amor, probablemente no has apreciado en mí la preocupación por tomar decisiones de las que no pudiera controlar el error que fuera a cometer.

Siempre me pre-ocupó no poder conocer, que no  saber,  la repercusión que pudiera cometer en tu vida al no poder controlar el error que necesariamente cometería.

Probablemente no podré hacerte comprender que en todo lo que haya hecho y hago, aporto un error, no intencionado y que pudiera distanciar nuestro amor. Sé que nada hay reversible y, en particular, el error que lo acompaña.

Dado que estos hechos son así, te pido entiendas mis decisiones y los errores que les acompañan para que el objeto de nuestro amor, no de mi amor ni del tuyo, imposible el amor individual ya que es una propiedad entre dos y no de la distancia espacial o temporal que pueda haber habido, que haya o vaya haber.

Recuerda que nuestro amor ya era real antes de haber sido concebidos por nuestros padres e idealizados por nuestros nietos. Estos sabrán expresar su relación con los errores cometidos.

No me arrepiento de haberte vendido a mis hijas. Es mi deseo que entiendas mi silencio ante tu mentira. No ha sido engaño sino el deseo de un nuevo amanecer tuyo, de un renacer como mujer consciente en la que yo puse mi deseo de terapeuta fracasado por no tener brazo con el cual abarcar mi deseo de ampliar el mundo vivido y nunca la reducción imposible del universo, del gran Universo, del inalcanzable.

Tú, mi amor, vives en el mar, donde yo no puedo vivir. Consciente de ello, quiero acompañarte en el morir para estar cerca de ti.

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