sábado, 19 de mayo de 2018

Cosas personales a rendir.

En aquel mes de febrero de 1962, el abuelo se acercó al Instituto para despedirse de mi. Me llevaron al Claustro de Profesores donde me esperaba. Siéntate. Me voy a Madrid, pero en esta ocasión me temo que no será como en otras ocasiones. Pienso que no volveré por morirme, de una manera u otra.
Por este motivo, te vengo a recordarte dos cosas: no olvides la memoria de la familia y procura adquirir conocimiento universitario, que no solo obtener un título para que te capacite para tener un emplro. Tú no tienes que estudiar para que alguien te emplee. A tí no te tiene que emplear nadie, tú no tienes que depender de nadie. De hecho, si tienes que depender de alguien, no te ocupes de la memoria de la familia, ya que es contrario al interés que tengo en que lo hagas.
Bueno, confio en ti.

En la caja que tienes junto con tu padre hasta que tengas 21 años y en la que él tiene para tí toda la documentación de su historia y, el reloj que era de mi padre, deseo que deposites este sobre sin que se lo digas a tú padre. He pedido a la directora que no asistas a clase en toda esta mañana. Lo hice para que tú lleves este sobre a la caja. Allí dices quien eres y el director del banco Herrero te llevará directamente a la caja. Luego de que lo deposites me llamará para confirmarlo. Tú pasas por el Astoria e iremos a comer juntos.
Luego, mientras comíamos la fabada en Doña Modesta me dijo que eran cheques para que los utilizases a partir de los 21 años que podrás hacerlo al tener mayoría de edad.
Las tres csrpetas verdes de plástico con cremallera contienen la documentación familiar necesaria para que procedas según tu parecer y que harás con la prudencia y el sigilo que te es propio.

El reloj del abuelo no lo vendas, sino lo quieres utilizar, dónalo. Él era devoto con la "Cocina Económica". Tú verás.

Tú padre sabe todo esto, incluido el valor de los tres cheques que has depositado hoy.

Bueno, es mi deseo que sigas sin interés alguno por el dinero ni por la propiedad.

Un beso, una mano. Que seas feliz.

Algo que no tienes que olvidar: no hay que decir de uno, hscerlo es venderte a los demás como mercancía. No lo hagas.

Bueno, a los 21 alos recuerdo haber abierto la caja y leído allí mismo, supe el valor de lis cheques y recogí el reloj que, al día siguiente, llevé a un notario y lo puse a nombre de La Cocina Económica en nombre del bisabuelo. Dos días más tarde el notario me dió el acta de transferencia de propiedad.

Al pasar el Banco Herrero al Banco Sabadell cambié de cripta tras hacer copias de los documentos para estudiarlos, destruyendo las copias. Los originales, al igual que los cheques, serán mi única herencia.

El abuelo "murió" en noviembre de 1962 en Madrid, sin haber regresado a la casa de Asturias.

No he vuelto a saber nada de él  ni me interesé, como supuse él habia querido.

Tampoco me ocupé de las causas de su muerte. Fueron mis sobrinos quienes tomaron iniciativas por mi no interesadas.

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