Por querer la talla huí con la biruta que, si no la queria para mi, menos para las mias. No utilicé una mínima parte de la biruta. Al cumplir 50 años de guardarla, la quemé. Desde 2017 busco saltar al calderón que me haga caminar más allá de la cárcoba que me permita alcanzar el último calderón y que el tiempo me oculte. No me intereso seguir con la biruta ni tampoco con la talla que tienen vida propia.
Nunca quiso decirme mi padre porque a los catorce años me llevó a USA a la vez que me decía que mi tarea estaba en Llanera.
Dos dias antes del homicidio me dijo que andaban preguntando por Biarritz.
Ten cuidado hijo aunque ya te he dicho que habías cumplido convenientemente.
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