miércoles, 18 de mayo de 2022
Las Glosas Emilianenses
Glosas Emilianenses, Las Glosas Emilianenses son pequeñas anotaciones manuscritas a un códice en latín, realizadas en varias lenguas: entre ellas el propio latín, un romance ...
Las Glosas Emilianenses, unas notas manuscritas del siglo X encontradas en el monasterio riojano de San Millán de la Cogolla, es el primer texto conocido en lengua castellana.7 feb 2014
M. Gómez Moreno fue el primer paleógrafo que advirtió la importancia de las glosas del Emilianense y publicó en el año 1913 la glosa 90. R. Menéndez Pidal, en su obra Orígenes del Español, atribuye una antigüedad mayor al Códice Emilianense frente al Códice Silense glosado.
Se basa en que la carencia del trazo horizontal de los trazos altos de la caligrafía es un signo que denota fecha anterior.
Las Glosas
Las Glosas, en número de 145, según el recuento de R. Menéndez Pidal, pueden clasificarse en glosas latinas, glosas romances y glosas en vascuence.
Glosas latinas
Las hay que son simples anotaciones, letras del abecedario para modificar el orden de colocación de elementos oracionales, como solían hacer los estudiantes de latín durante la lectura de textos; otras glosas son explicitaciones de pronombres elípticos en función de sujetos o de complementos verbales así p. ej.: ego, nos, vos, illi. En alguna de ellas se transparenta el procedimiento posterior romance para la creación del artículo, como cuando leemos en la glosa la explicación: cui homini, illi homo etc. Otras glosas latinas son simples traducciones a una palabra más usual como p. ej.: bellum por pugna, suscitabi por leuantaui, pudor por verecuandia, sicut por quomodo. Este último tipo de glosas hacen pensar en la utilización, de un glosario latino, como los que eran frecuentes en los cenobios medievales.
Glosas romances
El glosador deja de lado, en otros casos, el hipotético glosario latino y traduce por su cuenta al romance, así: beneficia = servicios, divisiones = participaciones, stillam = destello, non filet = no conviene etc. Y, con un atrevimiento nuevo se lanza a escribir expresiones sintácticas en romance: Elo terzero diabolo venot. Dat a los mesquinos. Non se bergundian tramare. Zerte dizet don Paulo apostolo etc.
Merece destacarse, entre las glosas romances, la oración que se lee en el margen inferior derecho del fol. 72 r. porque es, hasta la fecha, el primer testimonio escrito, de cierta extensión, -y, según Dámaso Alonso, con pretensión literaria- en romance hispánico, en español:
Como aiutorio de nuestro dueno, dueno Christo, dueno Salbatore qual dueno get ena honore e qual duenno tienet ela mandatione conno Patre, cono Spiritu Sancto, enos sieculos de los sieculos. Facanos Deus omnipotes tal serbitio fere ke denante ela sua face gaudioso segamus. Amén.
Siguiendo a Dámaso Alonso decimos que el primer vagido de la lengua española es, pues, una oración. La traducción que este autor propone del texto que acabamos de citar a la lengua actual es la siguiente:
Con la ayuda de nuestro Señor don Cristo, Don Salvador, Señor que está en el honor y Señor que tiene el mando con el Padre, con el Espíritu Santo, en los siglos de los siglos. Háganos Dios Omnipotente tal servicio que adelante de su faz gozosos seamos. Amén.
Conviene recordar aquí, por tener un punto de referencia, que el primer texto en francés, Los juramentos de Estramburgo, año 842, es un acuerdo político y que la primera documentación en italiano, año 960 es una fórmula contractual entre el abad de Montecasino, el juez Rodelgrino y un tercer firmante.
Glosas en vascuence
Hay dos glosas en vascuence. La primera escrita en el margen izquierdo del fol. 67 v. Se lee con toda claridad Içîog dugu. El a modo de acento circunflejo es la llamada del texto interior. La primera letra puede ser también una llamada introductoria. La que no lleva ninguna señal de abreviatura. El equivalente fónico podría ser un tsóku dúgú en grafía de hoy txoku dugu y que equivaldría a hemos sido puestos a cobijo, hemos sido salvados. Parece razonable considerar bien el grupo Içi, o simplemente ci, si es que I es una llamada, como grafía del fonema vasco ts, ya que más adelante en la segunda glosa, el fonema ts perfectamente diferenciado del anterior se va a transcribir por ç como era usual en romance; y q, que no lleva abreviatura alguna, podría representar perfectamente el grupo fonemático kn. Todo lo cual, desde el punto paleográfico, no ofrece contradicción.
La segunda glosa guec ajutueç dugu, en el margen izquierdo del fol. 68 v, necesita lupa iluminada o lámpara de cuarzo para poder leer con precisión el pronombre. La transcribimos por /guék ajútu éts dúgú/ = a nosotros no se nos ha dado ayuda, en grafismo ordinario guek ajutu ez dugu.
Ambas expresiones en vascuence son comprensibles hoy por los vascoparlantes navarros a los que se ha interrogado y enlazan con pleno sentido como explicación o complemento del texto latino. R. Menéndez Pidal califica ambas glosas de “dificilísimas de interpretar”. La dificultad de R. Menéndez Pidal y de otros estudiosos posteriores, como K. Michelena, estriba, en que parten de una trascripción que es necesario enmendar en el sentido que se propone arriba. R. Menéndez Pidal añade grafías innecesarias y no justificadas paleográficamente que desfiguran la correspondencia fonológica real de las mismas.
Los textos a los que se refieren las glosas en vascuence son los siguientes:
Gaudeamus fratres karissimi et Deo gratias agimus quia uos, secundum desideria nostra, incolomes inveniri meruimur.
[Traducción: Alegrémonos hermanos queridísimos y demos gracias a Dios, porque según nuestros deseos, hemos merecido que hayáis llegado incólumes (sanos y salvos. Hemos sido puestos a cobijo. Estamos salvados). Incolumes se traduce en la glosa por sanos y salvos Inveniri por txoku dugu = ser puestos a cobijo, estar a salvo.]
Timeo ne quando boni christiani cum angelis acceperint uitam eternam nos, quod absit, precipitemur in geenna.
[Traducción: Temo que cuando los buenos cristianos reciban la vida eterna nosotros, privados de ella, seamos precipitados en el infierno (nosotros no habremos sido ayudados, caeremos).
guek ajutu ez dugu = nosotros no habremos sido ayudados. Nos non kaigamus = nosotros caeremos. La negación la escribe el glosador para que sume a la partícula negativa non y conseguir un sentido afirmativo].
Ambas glosas en vascuence suponen más que una traducción, una explicación profunda del texto. El aparente salto parabólico en la expresión no lo es tal. Se debe a la confluencia de sistemas lingüísticos que requieren registros idiomáticos diferentes. Son una muestra clara del procedimiento interno que utiliza cualquier traductor antes de aflorar en superficie con la última expresión que dé forma al contenido que quiere transmitir. Hay que destacar que el glosador utiliza las dos glosas en vascuence, precisamente, para la intelección de dos oraciones de pasiva. Quizá su verbo vasco -es sabido el carácter pasivo de la conjugación euskérica- le acercaba más que la expresión romance al matiz del texto y por eso la utiliza.
El Glosador
Fue un monje navarro aprendiz de latines, como lo define R. Menéndez Pidal, que tuvo una audacia y un sentido de la realidad comunicativa lleno de creatividad. Intenta explicarse a sí mismo el texto para poder transmitir la doctrina después. Modifica el orden latino por medio de signos para su mejor comprensión. Escribe al margen la oración completa, con la que podría mover mejor a devoción a sus fieles, en un idioma que pudieran entender. Su sentido profundo del texto le lleva, en algunos casos, a la traducción bilingüe romance y vascuence, sus dos lenguas familiares interiorizadas.
El bilingüismo del glosador anónimo, no es extraño en un navarro del siglo X. “El reino de Navarra desde sus comienzos en el siglo X usó promiscuamente dos lenguas habladas, el vasco y el dialecto navarro, afín al castellano”, según R. Menéndez Pidal.
Bibliografía
E. Alarcós Llorach, Milenario de la lengua española (Oviedo, 1978). A. Alonso, Castellano, español, idioma nacional (Buenos Aires, 1970). D. Alonso, De los siglos oscuros al de oro (Madrid, 1964), especialmente, El siglo X. El primer vagido de nuestra lengua. Sobre el primer brevísimo texto en lengua española que es una oración. J. Caro Baroja, Los pueblos de España, vols. 1 y 2 Madrid, 1981). I. M. Eguren, Memoria descriptiva de los códices notables (1859). P. Ewald, Reise nach Spanien im Winter von 1878 auf 1879 en Neues Archivder Geschellshaft für altere deutsche Geschichtskunde (1881). M. Gómez Moreno, De arqueología mozárabe en “Boletín de la Sociedad Española de Excursiones” (1913). M. Ferotin, Liber Mozarabicus sacramentorum et les manuscrits mozarabes (París, 1912). J.M. Lacarra, Historia del reino de Navarra en la Edad Media (Pamplona, 1975). R. Menéndez Pidal, Orígenes del español (Madrid, 1926). R. Menéndez Pidal, El idioma español en sus primeros tiempos (Madrid, 1942). R. Menéndez Pidal, Los españoles en la historia (Madrid, 1982). C. Millares, Tratado de paleografía española (Madrid, 1983). Ministerio de Educación y Ciencia, Glosas Emilianenses (Madrid, 1977). K. Mitxelena, Textos arcaícos vascos (Madrid, 1964). H. Viñes, Caracterización lingüística de Navarra en Literatura navarra/Literatura francesa (Pamplona, 1980). H. Viñes, El bilingüismo de las Glosas Emilianenses (en prensa).
San Millán de Suso
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