sábado, 16 de abril de 2022
LA ALDEA PERDIDA ARMANDO PALACIO VALDÉS. Para ti Morgana
LA ALDEA PERDIDA
ARMANDO PALACIO VALDÉS
INVOCACIÓN
Et in Arcadia ego.
¡Sí, yo también nací y viví en Arcadia! También supe lo que era caminar en la
santa inocencia del corazón entre arboledas umbrías, bañarme en los arroyos
cristalinos, hollar con mis pies una alfombra siempre verde. Por la mañana el
rocío dejaba brillantes gotas sobre mis cabellos; al mediodía el sol tostaba mi
rostro; por la tarde, cuando el crepúsculo descendía de lo alto del cielo,
tornaba al hogar por el sendero de la montaña y el disco azulado de la luna
alumbraba mis pasos. Sonaban las esquilas del ganado; mugían los terneros;
detrás del rebaño marchábamos rapaces y rapazas cantando á coro un antiguo
romance. Todo en la tierra era reposo; en el aire todo amor. Al llegar á la
aldea, mi padre me recibía con un beso. El fuego chisporroteaba alegremente;
la cena humeaba; una vieja servidora narraba después la historia de alguna
doncella encantada, y yo quedaba dulcemente dormido sobre el regazo de mi
madre.
La Arcadia ya no existe. Huyó la dicha y la inocencia de aquel valle. ¡Tan
lejano! ¡Tan escondido rinconcito mío! Y sin embargo, te vieron algunos
hombres sedientos de riqueza. Armados de piqueta cayeron sobre ti y
desgarraron tu seno virginal y profanaron tu belleza inmaculada. ¡Oh, si
hubieras podido huir de ellos como el almizclero del cazador dejando en sus
manos tu tesoro!
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