domingo, 13 de febrero de 2022
‘James Webb’, la vida y la contaminación, o enmierdamiento
vida.- Una gota de agua llena de mierda - así me respondió oparin el 13-09-1973
(emunctorio) consecuencia del metabolismo interno y su relación con su exterior.
Por este motivo los humanos ni otro ser vivo "contaminamos el ambiente", de ahí
que controlamos las constantes vitales (tensión, pulso, temperatura (mayor
contaminante -las hormonas regulan la relacion del cuerpo con el ambiente, no el
ser vivo ya que este es la relación del objeto vivo con el ambiente. La Tierra
se calienta de modo no uniforme y uniformemente como el centro de la Tierra
JAMES WEBB El ‘James Webb’ ya es un telescopio tras desplegar sus alas Una vez
extendidos los espejos solo queda la calibración de los instrumentos del más
complejo observatorio espacial 01:45 El exitoso despliegue del 'James Webb'
Combinación de imágenes del proceso de despliegue de los componentes del
telescopio James Webb. Foto: AP RAFAEL CLEMENTE 11 ENE 2022 - 10:52 CET 1 El
James Webb ya es un telescopio, no un paquete de metal, láminas de plástico,
pértigas, motores, espejos y electrónica. En las últimas horas extendió por fin
sus “alas” de espejos que hasta entonces habían ido plegadas a ambos lados del
reflector principal que adquiría así sus seis metros y medio de diámetro. Era el
último paso crítico antes de llegar a su destino, en Lagrange 2. Previamente el
Webb había cumplido con una serie de pasos previos: la extensión de su panel
solar y antena principal. Luego, el temido despliegue y tensionado del parasol
que deberá protegerlo de la luz directa del Sol. Y el jueves, la extensión del
“trípode” que sujeta en posición el espejo secundario, siete metros por delante
del reflector principal. La mayor parte de estos movimientos se han realizado a
cámara lenta, comprobando minuciosamente cada paso. Solo la extensión del
trípode del espejo secundario llevó más de media hora. En ese tiempo, el eje del
motor que accionaba una de sus patas pértiga (las otras dos simplemente seguían
el movimiento) apenas dio tres cuartos de vuelta comprobando su posición décima
de grado a décima de grado. Todas estas operaciones se siguen desde el centro de
control vigilando la telemetría que llega desde la nave. El telescopio no lleva
cámaras de vídeo para comprobar si su propio despliegue ha tenido éxito. Pero lo
que le falta de vista lo suple con el tacto: centenares de sensores repartidos
por todos los mecanismos de a bordo informan del giro de cada motor, el ángulo
de cada varilla o el engarce de cada pestillo. En un momento dado se consideró
instalar a bordo cámaras de vídeo, pero la idea fue desechada: el despliegue es
tan complicado y tiene tantos puntos críticos que se hubiesen necesitado docenas
de cámaras. Su peso y el de las lámparas de iluminación (el espejo e
instrumentos asociados están siempre en la sombra) habría restado carga útil.
Además, las cámaras hubiesen tenido que conectarse al cuerpo central mediante
cables eléctricos y estos desprenden calor. Un calor que es mínimo, pero los
ingenieros no quisieron comprometer la eficacia del parasol introduciendo en él
“puntos calientes”. La NASA ha transmitido en directo todas las fases del
despliegue, ilustradas con excelentes imágenes. Pero no son vistas reales sino
un modelo animado, generado por ordenador. Eso sí, sus movimientos durante cada
etapa de la apertura respondían exactamente a las señales de telemetría. Cada
vez que algo a bordo se desplegaba o que un pestillo se encajaba, el
correspondiente sensor enviaba una señal que, a su vez, se reflejaba en el
modelo. Cada “ala” del reflector sostiene tres de los 18 espejos que componen el
reflector principal. Ahora, una vez abiertas, enclavadas en posición y enfriado
suficientemente el telescopio empezará el lento proceso de calibración. A pesar
de las estrictas tolerancias de fabricación, nadie espera que el telescopio esté
ahora perfectamente ajustado. Las vibraciones del despegue, la apertura de sus
muchos mecanismos, las dilataciones y contracciones de la estructura y, sobre
todo el ajuste de los segmentos del reflector tendrán que compensarse. De hecho,
si el Webb se enfocase ahora a una estrella, probablemente cada espejo
individual generaría su propia imagen fuera de alineamiento. Se trata de
ajustarlos para que las 18 coincidan en una sola, justo donde están los
instrumentos de medición. Cada uno de los 18 espejos está sujeto a la estructura
por cuatro puntos ajustables: tres lo sostienen; el cuarto, en su centro,
permite cambiar ligerísimamente su curvatura para que entre todos formen una
superficie cóncava ópticamente perfecta. Eso implica ajustes de enorme
precisión. Harían falta 10.000 pasos individuales de cada uno de sus actores
para desplazarlo solo el equivalente al grosor de un cabello. De hecho, en modo
de ajuste fino, los espejos se mueven más despacio de lo que crece la hierba.
Por supuesto, calibrar perfectamente el espejo es un proceso mucho más
complicado de lo que sugiere esta simple explicación. Los ingenieros que cuidan
el telescopio tienen a su disposición varias docenas de algoritmos que les
permitan ir ajustando uno a uno los 18 espejos. Tardarán semanas. Y lo mismo
puede decirse de los cuatro instrumentos de a bordo, que también deben
calibrarse. No se espera recibir la primera imagen del Webb por lo menos hasta
mayo. Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter e Instagram, o apuntarte aquí
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