5 poemas de Félix Grande
Fue uno de los grandes innovadores de la poesía española de los años 60. La música fue su otra gran pasión, siempre presente en su obra. Aquí puedes leer 5 poemas de Félix Grande.
El infierno
El bien irreparable que me hizo tu belleza
y la felicidad que se llevó tu piel
son como dos avispas que tengo en la cabeza
poniendo azufre donde consevaba tu miel.
y la felicidad que se llevó tu piel
son como dos avispas que tengo en la cabeza
poniendo azufre donde consevaba tu miel.
¡Cambió tanto la cena! Botijas de tristeza
en vez de vasos de alba tiene hoy este mantel
y aquel fervor, espero esta noche a que cueza
para servirme un plato de lo que queda: yel.
en vez de vasos de alba tiene hoy este mantel
y aquel fervor, espero esta noche a que cueza
para servirme un plato de lo que queda: yel.
Rara la mesa está: La miro con asombro,
como y bebo extrañeza y horror y absurdo y pena.
Se acabó todo aquel milagro alimenticio
como y bebo extrañeza y horror y absurdo y pena.
Se acabó todo aquel milagro alimenticio
tras un postre espantoso me levanto y te nombro
que es el último trago de dolor de esta cena,
y voy solo a la cama como quien va al suplicio.
que es el último trago de dolor de esta cena,
y voy solo a la cama como quien va al suplicio.
Una postal de nieve
Cuando me tienda en la vejez
como en un mal cerrado sepulcro
maldeciré tu nombre
como en un mal cerrado sepulcro
maldeciré tu nombre
Sólo porque esta noche
enajenado y absorto en tu cuerpo
he deseado que fueras eterna
enajenado y absorto en tu cuerpo
he deseado que fueras eterna
y no sabía si pegarte o llorar.
Dame ungüento de carne, loba
La prisa despareja con que miro tu piel
la premura apretada con que altero tu cuerpo
y este desasosiego en que empapo mi lengua
para hablarle a tu carne y lamer a tu voz
son como ávidas gotas de estaño compasivo
que busca aminorar las grietas de la muerte
la premura apretada con que altero tu cuerpo
y este desasosiego en que empapo mi lengua
para hablarle a tu carne y lamer a tu voz
son como ávidas gotas de estaño compasivo
que busca aminorar las grietas de la muerte
La planta de la edad nos chupa nuestros días
abriéndose como una flor negra, abominable
y en este esplendor de hoy se oculta la simiente
de una desposesión calcinada y perversa
como la del desierto. En el calcio del tacto
hay una lenta caries que nos invade desde
el fin aterrador del tiempo y de la vida
abriéndose como una flor negra, abominable
y en este esplendor de hoy se oculta la simiente
de una desposesión calcinada y perversa
como la del desierto. En el calcio del tacto
hay una lenta caries que nos invade desde
el fin aterrador del tiempo y de la vida
Presuroso y perdido unto en mí tu persona
y soy un bulto de hombre y de loco y de perro
que corre por tu cuerpo y a la vez por un túnel
despavoridamente lamiendo en las tinieblas
y soy un bulto de hombre y de loco y de perro
que corre por tu cuerpo y a la vez por un túnel
despavoridamente lamiendo en las tinieblas
Mudo que rompe a hablar
He querido expresarme
Toda mi vida he querido expresarme.
No tengo otro destino, otro afán, otra ley.
Toda mi vida he querido expresarme.
No tengo otro destino, otro afán, otra ley.
Fui actos sucesivos
y el olvido que destilaban
los corroía a ellos ya mí.
y el olvido que destilaban
los corroía a ellos ya mí.
Sobre los actos fui palabras
y ellas buscaban una lumbre
que no me calentaba a mí.
y ellas buscaban una lumbre
que no me calentaba a mí.
Palabras y actos juntos
nada son sin placer del cuerpo.
nada son sin placer del cuerpo.
Ahora regreso de esa vida umbría
buscando siempre calor de mujer.
Palabras y actos sólo allí me expresan.
buscando siempre calor de mujer.
Palabras y actos sólo allí me expresan.
Tu piel junto a mi piel, eso es lenguaje.
Todo cuanto pretenda enmudecerlo
maldito sea
maldito sea
Vivir a cara o cruz
Carezca yo de ti
y al infortunio suceda la desgracia
y a la desgracia el cataclismo
y a todo ello asistiría
con el desinterés de un muerto.
y al infortunio suceda la desgracia
y a la desgracia el cataclismo
y a todo ello asistiría
con el desinterés de un muerto.
Estés conmigo tú
y por cada brizna de dicha
que pretendan arrebatarnos
avanzarían desde mi corazón
espléndidos ejércitos de odio.
y por cada brizna de dicha
que pretendan arrebatarnos
avanzarían desde mi corazón
espléndidos ejércitos de odio.
Tú puedes ser la espalda atroz de mi destino
o mi patria de carne.
o mi patria de carne.
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